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Minorías étnicas tienen acceso a educación superior en Cali

Cuatro estudiantes beneficiarios de la beca Minorías Étnicas de la Universidad Javeriana cuentan sus proyectos.

29 de junio de 2014 Por: Meryt Montiel Lugo | Editora de Domingo, El País

Cuatro estudiantes beneficiarios de la beca Minorías Étnicas de la Universidad Javeriana cuentan sus proyectos.

Para beneficiar a jóvenes de comunidades indígenas y afrodescendientes, la Pontificia Universidad Javeriana creó la Beca Minorías Étnicas.Su objetivo es brindar apoyo a estudiantes admitidos que tienen buen rendimiento académico y que pertenecen a minorías étnicas existentes en el país, preferiblemente de la región de Valle del Cauca y Cauca, con el fin de facilitarles el ingreso y la permanencia en este centro docente.La beca cubre el 100 % del valor de la matrícula de un programa de pregrado en la Pontificia Universidad Javeriana Cali.Entre los requisitos para obtener la beca están:. Haber sido admitido a un programa académico; ser presentado para la adjudicación de la beca por un cabildo indígena o por una asociación o consejo comunitario de afrodescendientes que cuente con personería jurídica en los términos de ley.. Que el cabildo, asociación o consejo comunitario se comprometa a aportar los recursos que el aspirante requiera para sus gastos de alojamiento, alimentación, transporte y materiales académicos, mientras dure la beca que eventualmente la universidad otorgue.. Que el cabildo o asociación firme el convenio respectivo con la universidad antes de que el aspirante seleccionado se matricule. . Que el cabildo o asociación respectivo compruebe que el aspirante esté afiliado a una entidad prestadora de servicio de salud al momento de matricularse, y se obligue a mantener vigente dicha afiliación durante todo el semestre, siendo responsable de brindarle atención médica en caso de que se incumpliere esta obligación.Además, hay una serie de requisitos para renovar la beca a los beneficiarios como no haber cancelado ni perdido materias en el semestre anterior.Estas son las historias de algunos de los beneficiarios de la Beca Minorías Étnicas de la Universidad Javeriana:Ronald Alexis Tróchez PequiDel Resguardo Indígena Muchique-Los Tigres, Santander de Quilichao, CaucaEl primer semestre, confiesa Ronald Alexis Tróchez, fue “terrible”, pensó que no iba a poder, incluso dudaba de la escogencia de su carrera, tanto, que una vez le preguntó a su progenitora: “¿mamá, será que sí continúo?”. Ella, su gran motivadora para llegar a ser bachiller y universitario solo atinó a contestarle: “hágale, que eso es la sintomatología del primíparo, verás que te irá mejor en los siguientes semestres”.Ronald ahora recuerda esta escena de su vida, entre risas, porque hoy, cuando ingresará a quinto semestre de medicina, siente esas dificultades del comienzo como pruebas superadas, pues ya se acostumbró al ritmo de estudio, los trasnochos, a vivir solo en la ciudad, él, que nunca había sido un chico citadino.Cuenta este joven de 21 años que para estudiar medicina y aspirar a la beca Etnia de la Universidad Javeriana ha contado con el respaldo de su mamá y el resguardo, ya que esta comunidad quiere contar en la IPS de Santander de Quilichao con médicos criados en su propia cultura para que entiendan mejor sus necesidades, su manera de pensar. Fue por ello que puso tanto empeño en hacer cursos de Preicfes. “Si un profesor veía que uno era dedicado le daba material para estudiar, le aconsejaba; nos dejaba ejercicios, nos decía, ve con este profesor para que te ayude con tal material. Son iniciativas individuales, pero que necesitan del apoyo de otro”.Él, que nunca aprendió nada de inglés en el colegio, también hizo cursos pagados por su mamá para llegar con mejores bases de este idioma a la universidad. A pesar de ello, el principio de la carrera, le dio “duro”. Por eso, ahora desea que otras personas de su comunidad tengan la oportunidad de estudiar inglés, al menos lo básico y puedan desempeñarse mejor en la ‘U’.Su comunidad le sigue abriendo las puertas: ya le han informado que si quiere especializarse en México en medicina tradicional o en otra, bien puede contar con su apoyo. Pero, aclara, su resguardo no lo obligará a atender solo pacientes indígenas, “porque eso sería una manera de discriminar, uno como médico tiene es la mentalidad de servir a todo el mundo”.Hamilton Andrés Dicué TálagaDel Cabildo Indígena de Corinto, CaucaAquella comunidad que no se adapte a los tiempos, pierde, le han enseñado a Hamilton Andrés Dicué, por eso siempre sus padres y los miembros de su cabildo lo han animado a estudiar, a adaptarse a nuevas cosas, a este mundo tan cambiante con la globalización y la interculturalidad.“Vas a afrontar nuevos retos, no te vas a quedar en lo mismo, tienes que adaptarte, pero sin dejar tu cosmovisión, tu cultura, esa esencia que tú llevas como indígena, entonces esa ha sido mi visión, venir a Cali, a la universidad, mantener un equilibrio para poder complementar cada una de estas dos visiones: la indígena y la occidental, tenemos que buscar cómo podemos complementar un fin común y lograr mejores resultados”, argumenta el futuro contador público.Hamilton, de 20 años, pasó la mayor parte de su vida en zona rural y en su afán por obtener una mejor formación, los dos últimos años de bachillerato los hizo en Popayán, pues, revela, “veo un poco la deficiencia de la educación en nuestras comunidades ya que nos quedan muchos vacíos”.Pone de manifiesto que, por ejemplo, generalmente en las pruebas Saber Pro (Icfes) los resultados en matemáticas de los estudiantes de “nuestras comunidades son bajos, porque de pronto no hay calidad educativa y no nos exigimos a nosotros mismos, nos falta interés, concientizarnos de que no debemos conformarnos con lo que nos brinda el profesor, que hay muchos conocimientos por adquirir, por eso mi afán de cambiar de colegio”.Ahora se visualiza como un profesional de la contaduría ayudando a su comunidad, para “poder quitarle esa mentalidad de pobreza, que no nos vamos a quedar ahí, no. Tenemos que buscar nuevas formas de salir adelante, tenemos muchas riquezas para mejorar nuestra economía, saber aprovechar el dinero, las finanzas, aprender a manejarlas, porque no es solo ahorrar y tener ahí, sino que es también mirar cómo voy a invertir, cómo voy a hacer todo eso más fructífero. Tenemos que quitarnos esa mentalidad de pobreza para tener una sociedad mucho más digna”, reitera convencido.David Santiago Muelas SolarteDe la Comunidad Indígena de Kisgó, de Silvia, CaucaDice que logró sobresalir académicamente por la formación que recibió de su familia, especialmente de su padre, y porque le gusta mucho indagar, informarse a través de Internet, “ese es mi plus”, destaca David Santiago Muelas, ya que en los colegios, asegura, “hay mucho sesgo, el Estado limita el acceso a las bibliotecas, a la red”, de ahí que diga tajante: “a veces parece milagroso entrar a la universidad”. Cuando ya no estaba en sus quehaceres como bachiller del Instituto Agrícola en la zona urbana de Silvia, Cauca, se iba al campo los fines de semana, a vincularse de lleno a su cultura, a su comunidad, “porque mis abuelos tienen arraigadas esas raíces ancestrales muy puras aún”, así que las articulaba, las complementaba con las enseñanzas de la cultura occidental que recibía.En la actualidad, con 20 años y en sexto semestre de medicina, este joven dice que su cosmovisión indígena le permite aplicar los conceptos humanitarios, de ahí que no piense en atender como futuro médico exclusivamente a los miembros de su comunidad, pues, dice, no debe discriminar entre blancos, negros e indígenas. “Nosotros manejamos un contexto más amplio, por eso yo podría moverme en cualquier lugar del mundo, aportando, por ejemplo, en la fabricación de vacunas, que beneficien a toda la población”. Eso sí, asegura, tratará de trabajar en equipo para mejorar el sistema de salud de las comunidades indígenas que no cuentan con especialistas, medicamentos ni clínicas especializadas. De ahí que desde ahora tenga pensado hacer las prácticas de su año rural como médico en su propia comunidad, ya que asegura que el convenio que tiene la Universidad Javeriana con la organización indígena Cric, les permite a él y a sus compañeros integrarse a su propio sistema de salud, articularlo con sus tradiciones indígenas y ampliarlo, para prestar un mejor servicio.Su entusiasmo es tal, que quedan hoy como meras anécdotas las dificultades que tuvo para adaptarse como chico indígena, de campo, que nunca había salido a la urbe, a su vida citadina y universitaria: “es que el estrés, el volumen de personas lo tienden a comprimir a uno”, comenta entre risas.Nusmen Alfredo Acosta AguilarDel resguardo Cabildo Indígena de Huellas de Caloto, Cauca.Por el trabajo desempeñado por sus padres ha viajado mucho, por ello terminó sus estudios de bachillerato, “en un colegio occidental” del área rural de Santander de Quilichao (Liceo Pedagógico Quilichao), sin embargo, asegura Nusmen Alfredo Acosta Aguilar, su “conexión con el mundo ancestral indígena ha sido siempre, por parte de mis papás, mis abuelos, mis familiares, que me inculcaban este mundo, para que jamás lo perdiera”.Se mantiene en mucho contacto con su resguardo, ya que se ha inspirado en el trabajo de su padre, un gran líder, que ha trabajado con organizaciones indígenas de carácter nacional apoyando siempre la lucha de estas comunidades, “todo eso me ha motivado a seguir estudiando y a tratar de ayudar en lo que más pueda a la comunidad”.Por eso se decidió por el derecho, pues como dice, le encanta defender los derechos humanos y al hacer esto, sabe que defiende los derechos de su comunidad. Sabe que muchas veces los conflictos que se presentan entre los indígenas y el Gobierno o los occidentales es por la falta de conocimiento, entendimiento e interacción de sus respectivas leyes y derechos. Entonces, argumenta, “eso es lo que me llama la atención con esta carrera, tratar de unificar esos saberes occidentales que aquí en la universidad nos enseñan, con el saber y el derecho propio, para ayudar de alguna manera al crecimiento de la comunidad”.El principal reto de este joven que entrará a segundo semestre es a no conformarse con lo que le enseñen en la ‘U’, sino estudiar más por su propia iniciativa, porque “uno debe aprender toda la vida, y como dijo mi papá una vez, el que tiene el saber, tiene el poder: el que tiene el conocimiento y sabe transmitirlo y ayudar a las personas detenta el poder”.

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