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"Me preocupa la Salsa en Cali": Mariana Garcés, ministra de Cultura

La Ministra de Cultura prende las alarmas sobre lo que pasa con las escuelas de bailarines y el Salsódromo, el Festival Petronio, la música urbana y la gratuidad de eventos en Cali.

2 de enero de 2017 Por: Ossiel Villada, jefe de Redacción Online de El País

La Ministra de Cultura prende las alarmas sobre lo que pasa con las escuelas de bailarines y el Salsódromo, el Festival Petronio, la música urbana y la gratuidad de eventos en Cali.

Mariana Garcés no le pierde pisada a lo que ocurre con el sector de la Cultura en Cali, su tierra natal. Y a la hora de analizarlo no se guarda nada: cree que hay que revisar las decisiones de la Alcaldía de Cali sobre el Salsódromo. Lea también: ¿Pasó la prueba el Salsódromo 2016? Los aciertos y desatinos

Anuncia que ya tiene un proyecto alternativo para reemplazar el famoso ‘bailódromo’ que prometió el Presidente Santos. Asegura que no le gusta la idea de que el Festival Petronio deje de ser manejado por la Secretaría de Cultura. Y alerta sobre la posible influencia de la polítiquería en el colectivo de la música urbana en Cali. De todo ello habló con El País.

¿Qué visión tiene de la situación de la cultura en el Valle del Cauca al cierre de este 2016?

Creo que hay unos procesos muy interesantes en marcha. El Ministerio ha apoyado económicamente todo lo que la Gobernación está haciendo en materia de infraestructura cultural en el departamento, y veo que todo eso ya está tomando unas dinámicas de contenido muy positivas. Creo que hay un trabajo muy importante en Buenaventura, donde la recuperación de la plaza de mercado va a ser un detonante de muchas cosas buenas.

En Cali hay cosas muy relevantes, como todo lo que se está haciendo en el campo de las bibliotecas, y creo que haber tenido una feria del libro tan exitosa como la que se logró fue muy importante para la ciudad. Y quiero destacar el trabajo de Delirio. Lo más posicionado que tiene Cali, lo que más hace que las personas reconozcan a Cali por fuera del país, es la Feria, y después Delirio. Experiencias como esas vale la pena apoyarlas y los vallecaucanos nos debemos sentir muy orgullosos de eso.

¿Hay algo que le preocupe?

Sí, me preocupa lo que está pasando con el sector de la Salsa en Cali, porque en este fin de año algunas personas del sector me han expresado su inquietud por el cierre de varias escuelas de bailarines en Cali. Nosotros en el marco de la Bienal de Danza del 2015 hicimos un censo que nos arrojó la existencia de 56 escuelas de salsa operantes en Cali en ese momento. Pero me cuentan que se ha hecho de nuevo esa revisión y se ha encontrado que 20 escuelas se han cerrado.

Yo creo que eso debe prender todas las alertas a la Administración Municipal. Debe recuperarse la política pública de incentivos a la existencia y la organización de esas escuelas.

Usted estuvo en el Salsódromo. ¿Ese problema se vio reflejado allí?

Yo pienso que sí. Evidentemente, si usted pasa de 56 a 20 escuelas cerradas, eso se tiene que ver reflejado en la calidad de ese gran espectáculo que esperan los caleños y todo Colombia. Y creo además que los esfuerzos de una persona tan comprometida y tan trabajadora como Luz Adriana Latorre en Corfecali, no pudieron evitar que ese recorrido tan extenso impactara el desfile. Vimos bailarines muy agotados y unas brechas muy grandes entre comparsas. Eso hay que revisarlo hacia futuro para que Cali se siga luciendo con ese desfile. Repito: hay que recuperar una política pública para el fortalecimiento de las escuelas.

El recorrido se extendió para cumplir el ofrecimiento que hizo el Alcalde hace un año, de tener un Salsódromo más incluyente que pudiera ser visto no solo por lo que pueden pagar. ¿Fue una decisión correcta?

Yo creo que no fue correcta. Las otras experiencias del mundo entero con desfiles de esta naturaleza muestran que lo que determina la extensión del recorrido es el nivel de exigencia física para las personas que desfilan.

Haberlo extendido a 2.000 metros me parece que es absolutamente excesivo. Río de Janeiro tiene 700 metros. Barranquilla tiene 500 metros. No entiendo por qué Cali deba tener 2.000 metros.

Las políticas de gratuidad en la ciudad también deben ser motivo de revisión. Es importante tener diferentes precios de boletería para todos los bolsillos, y que el que no tenga cómo pueda entrar pagando un precio muy reducido o gratis, pero la gente que puede pagar debe pagar, porque acostumbrar a una ciudad a la cultura de la gratuidad no es sano.

A los empresarios nacionales de eventos les está costando mucho venir a Cali porque esta es una ciudad que está acostumbrada a no pagarles a los artistas. Y por eso, mientras Bogotá, Medellín, Barranquilla tienen grandes espectáculos, e incluso ciudades como Cartagena, Bucaramanga y las del Eje Cafetero empiezan a figurar en el mapa de manera importante, Cali se está quedando rezagada.

A excepción de lo que pasa en la Feria, que tiene otra dinámica, en el resto del año el calendario de nuestros teatros no se compara con el de otras ciudades, por esa cultura de la gratuidad.

¿Qué hará el Ministerio frente a esta problemática de la Salsa en Cali?

Yo quiero establecer una mesa de trabajo donde podamos conversar sin prevención, con el propósito de ser un facilitador, entender cuál es el problema y ver cómo podemos ayudar en ese proceso, si nos dejan. Yo creo que esto es una responsabilidad de la Alcaldía, la Gobernación, el Ministerio y de todo el sector de la Salsa, que tenemos que conversar ahora en enero para ver qué podemos hacer.

Esto es un patrimonio de todos. La salsa en Cali es un fenómeno barrial, tanto en su música como en sus bailarines, que existe antes de una política de Estado, y nuestro deber es ayudar a fortalecerla y preservarla.

Yo creo que en Cali, a veces la cantidad de eventos agobian los procesos. Lo que ha pasado con el tema Salsa es un ejemplo de eso. Los eventos deben ser la consecuencia de una política y un proceso. Esos son los temas de fondo sobre los que queremos conversar.

¿Y el bailódromo que prometió el presidente Santos a Cali? ¿Se embolató?

Lo que pretendió y ofreció el Presidente de la República fue algo muy distinto a lo que Cali entendió y pretendió. Cali desarrollo un proyecto de renovación urbana que, además, contemplaba la posibilidad de tener una calle para el Salsódromo. Pero el costo de ese proyecto ascendía a unos $280.000 millones, cifra que es básicamente el presupuesto de todo el Ministerio de Cultura.

Nosotros estábamos pensando en un espacio para la danza, donde la inversión del Gobierno Nacional fuera más o menos de $6.000 millones. Ese proyecto lo llevaron, lo discutimos en Palacio y le sugerimos a la Alcaldía de ese entonces que lo plantearan a través de una Alianza Público Privada, incluso con recursos de regalías. Pero les dijimos que era imposible recuperar toda una zona urbana sobre la Calle 25 con un proyecto pensado inicialmente como un espacio para la danza.

En este momento estamos pensando en otra posibilidad que vamos a mirar con la Gobernadora, y creo que Cali podrá tener buenas noticias próximamente, pero no quiero anticiparme hasta que el tema esté totalmente definido.

¿O sea que habrá un nuevo proyecto para reemplazar el del Bailódromo?

Si, este sería un proyecto conjunto entre el Ministerio de la Cultura y la Gobernación del Valle, pensado como un espacio para los bailarines de todas las tendencias y manifestaciones en el departamento. Estará situado en Cali y se basará en experiencias internacionales.

¿Y en ese espacio se podrá hacer el actual Salsódromo?

No. Es un proyecto distinto. No es la construcción de una vía con graderías a lado y lado. Sería otra propuesta distinta. Pero, repito, no voy a ‘chiviar’ aquí a la Gobernadora del Valle.

¿Qué piensa de la propuesta que algunos sectores han ventilado, de entregar el manejo del Festival Petronio a una corporación mixta?

No la comparto. El Petronio es un proyecto bandera, que Cali ha sabido manejar muy bien, logrando que crezca. Por tanto, debe seguir siendo un proyecto manejado exclusivamente por la Alcaldía de Cali.

Cuando los gobiernos cambian, las corporaciones dejan de recibir recursos. Y creo que al ya existir aquí una entidad como Corfecali, con probada experiencia en el manejo de este tipo de producciones, la misma puede ser parte de la operación del Petronio.

La responsabilidad del Festival debe seguir siendo de la Alcaldía y de la Secretaría de Cultura, como hasta hoy.

Usted está impulsando mucho en todo el país el nuevo sector de las llamadas músicas y danzas urbanas. En Cali se dice que ese colectivo se está politizando. ¿Qué piensa?

Pues ojalá no sea así. Porque nada peor que mezclar la cultura con la política. Esas son dinámicas absolutamente distintas. Y de verdad nosotros desde el Ministerio sí esperamos que no se instrumentalice la cultura para fines politicos, porque esa no es su razón de ser ni su quehacer.

Las danzas y músicas urbanas cobran cada vez más importancia en el país. Por eso, en la pasada cumbre de Presidentes en Cartagena, Colombia se presentó con un proyecto de danza urbana que nació aquí en Cali, durante la pasada Bienal de Danza.

Yo he tenido la oportunidad de ver qué pasa con este fenómeno en el Oriente de Cali, y creo que allá hay unos proyectos muy serios y con mucho criterio, y espero que esos procesos culturales estén por encima de esa permeabilización de la política. En eso le cabe una responsabilidad muy importante a la Administración Municipal, que debe garantizar que eso no pase.

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