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Cerca de 60 niños han sido beneficiados con la iniciativa ‘Junior Alegría’, un programa de terapias con mascotas que se está realizando en el Hospital Universitario del Valle desde hace dos meses y medio, y cuyo propósito es ayudar a los pequeños enfermos en su proceso de recuperación. | Foto: Oswaldo Páez / El País

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Mascotas, los mejores 'enfermeros' para los niños que están en el HUV

Así funciona el programa con mascotas en el Hospital Universitario del Valle, que ameniza la estadía de los menores enfermos en el hospital.

7 de junio de 2019 Por: Paola Otero / Reportera de El País

Los jueves en el Hospital Universitario del Valle, HUV, son muy especiales. Al menos, para los menores hospitalizados en este lugar, quienes reciben cada semana la visita de canes que llegan a impregnar su estadía de cariño, juego y felicidad.

Sus nombres son Soñador (un Golden retriever), Mocca (una Cockapoo) y ‘Napo’ (un criollito). Ellos hacen parte del programa ‘Junior Alegría’, que tiene como propósito mejorar la salud de los niños atendidos en este centro asistencial.

“Mocca es perfecta para colocar en pacientes que no se pueden levantar de la cama. Soñador es muy dócil y es ideal para los niños que quieren jalarle el pelo y montársele. Por su parte, ‘Napo’ es experto en ayudarle a los pequeños a liberar todo eso que guardan mientras se recuperan”, explicó Sandra Aristizábal, directora de la Fundación Pazos, encargada de prestar estas terapias asistidas con mascotas, que hacen parte del programa de humanización institucional del HUV.

Los canes llegan al hospital todos los jueves a las 2:00 de la tarde y, desde que tocan con sus patas el piso de la sala de pediatría, no hacen algo diferente a dar amor, sentimiento que demuestran con la dulzura de sus ojos, sus colas traviesas y su noble temperamento.

Al ritmo de dinámicas, lecturas de cuentos y otras actividades lúdicas, los niños los abrazan, los besan, los peinan y juegan con ellos sin parar.

“A mí me encanta Soñador porque es muy lindo y me recuerda a mi perrita recién nacida, que la extraño y no la he vuelto a ver desde que estoy aquí”, dice Laura Vannessa, una paciente de 11 años quien completó un mes de estar en el HUV, debido a que tiene una infección en sus pulmones.

Entre tanto, Santiago, de seis años y quien también se encuentra recuperándose en este centro hospitalario, asegura que se pone muy feliz cuando llegan los animalitos. “Me divierto mucho jugando con ellos porque son muy tiernos”, comenta, con voz tímida, pero con una gran sonrisa en su rostro.

Vea también: 'La vida después del Zika: el desafío de criar a los bebés con microcefalia en Cali'.

Y es que según Alejandra Charria, psicóloga de pediatría general del HUV, las terapias asistidas con caninos han sido muy bien recibidas entre los niños desde que se implementaron en este lugar hace dos meses y medio.

“Les ayuda a su bienestar y a mejorar su salud y autoestima, además, a que su recuperación sea más rápida. Este es un espacio muy enriquecedor para ellos porque pueden salir de todo el estrés que les produce la hospitalización y les permite jugar, divertirse, aprender y conocer”, explica la médica.

Raquel Naboyán, profesional en recreación y quien hace parte del área de pediatría del HUV, precisa que los pacientes más beneficiados con estas terapias caninas son los de pediatría general, por ejemplo, los que tienen problemas cardiacos, hepáticos, renales, diabetes y síndromes convulsivos.

“Asimismo, los menores del área de infecto pediatría, como los que padecen de artritis, neumonías y todas las patologías asociadas a infecciones. Además, los pequeños de la sala de Ana Frank, que son pacientes pre y post quirúrgicos de todas las especialidades: neurología, ortopedia... ”, indica Naboyán.

Pero los niños no son los únicos a quienes los caninos les amenizan su estadía en el hospital, ya que los padres de ellos, así como los médicos y enfermeras, también disfrutan de su presencia.

“Me parece un programa excelente, porque los niños se estimulan y uno también pasa un rato diferente. Yo, por ejemplo, disfruto mucho acariciando a los perritos”, comenta Paola Andrea Ortiz, una madre que tiene a su hija de tres años enferma de esclorisis (una patología que afecta el sistema nervioso central).

Así entrenan a los ‘peluditos’

De acuerdo a Sandra Aristizábal, directora de la Fundación Pazos, “los perros son criados en un medio de mucho amor” y corregidos con dulzura. Tampoco reciben ningún tipo de golpe ni de maltrato.

“Siempre el refuerzo que se les da es positivo y, desde que están pequeños, se les socializa en cualquier tipo de ambiente como buses, estadios, conciertos, entre otros lugares, para que se acostumbren a las personas y no se asusten con nada. Además, se les enseña a acostarse, a sentarse, a que permanezcan tranquilos y a que no estén ladrando o correteando”, comenta Aristizábal.

Los perros que son utilizados en este tipo de programas tienen más de un año, debido a que han llegado a un cierto nivel de madurez. “Sin embargo, en otros países también se llevan perritos bebés”, cuenta la directora de la Fundación Pazos, una organización de inclusión a la discapacidad para personas que necesiten tener perros de asistencia.

“También es importante precisar que los animalitos los llevamos al HUV están bañados, bien aseados y con sus vacunas al día”, añade Sandra Aristizábal, quien comenta que también su vida es un testimonio del poder sanador que tienen los animales en las personas.

“Yo tengo una discapacidad de movilidad y mi perra Mocca, que también hace parte de este programa en el HUV, fue mi motivación para poder volver a caminar y me ayudó en todo ese proceso. Ahora, ella se ha vuelto una canina que es una alerta médica para mí porque me avisa cuando la presión o el ritmo cardiaco se me suben, y así no estoy tomando tantas medicinas y puedo ser más productiva”.

De hecho, gracias a Mocca, Sandra decidió impulsó este proyecto de mascotas en Cali, del cual es Hospital Universitario del Valle es pionero y con el que se han beneficiado cerca de 60 niños.

En el departamento, el Hospital Universitario del Valle es pionero en este tipo de esta terapias asistidas con mascotas, a las que se le han adaptado metodologías internacionales.

‘Junior Alegría’

El nombre de este programa rinde homenaje a Junior, un niño que falleció de cáncer y que estuvo hospitalizado en el HUV.

El día de su cumpleaños, los médicos del hospital, en compañía de Alexis 'El pulpo' Viera y Sandra Aristizábal, directora de la Fundación Pazos, le organizaron una celebración en ese lugar.

“Ese día había una niña hospitalizada, que estaba herida y en shock emocional porque vio cuando mataron a su mamá. Ella no quería interactuar con nadie, pero cuando mi perra Mocca se le subió a las piernas, su actitud cambió y empezó a integrarse con nosotros”, contó Aristizábal.

Si usted está interesado en el servicio de perros de asistencia puede contactar a la Fundación Pazos en el celular 3183907351 o al correo sandrita.aristizabal@gmail.com.

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