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Los materiales reciclados para restaurar la estación del MÍO de Univalle fueron donados por los caleños. Desde botellas hasta plantas, tubos de pvc, cuñetes, baldes plásticos, entre otros implementos. La convocatoria se hizo por redes sociales. | Foto: Foto: Especial para El País

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La nueva 'vida' que se quiere dar a las estaciones del MÍO

La fundación Ecología Humana intenta aportar a Cali transformando las estaciones del MÍO a través del arte y la naturaleza.

30 de mayo de 2021 Por: Redacción de El País

Mientras camina hacia la estación del MÍO de Univalle, Óscar Eduardo Valderrama habla del poder del color. Observa un tapaboca con el escudo del América y dice, por ejemplo, que el rojo es un color asociado a la pasión, y eso tal vez explique eso que sienten los aficionados por el equipo, pero también es un color relacionado con la fuerza, la energía, la supervivencia, la emoción.

El gris, en cambio, agrega mientras señala la estación del MÍO, transmite por un lado neutralidad, pero por otro inseguridad, desaliento, depresión, falta de energía.

Óscar hace una pausa, se detiene junto a su bicicleta, y comenta con cierta solemnidad que él quisiera ver las estaciones del sistema de transporte público masivo “verdes”. La Teoría del Color indica que el verde genera armonía, ponderación, frescura, amor, descanso, conciencia, equilibrio, paz. En su caso, quisiera que ese verde no lo dé tanto la pintura, sino las plantas. Las plantas, como su tonalidad, proporcionan eso que con tanta urgencia necesita Cali en estos tiempos de furia: tranquilidad.

— Para dialogar, necesitamos estar calmados – dice Óscar y continúa la caminata.
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Óscar Eduardo Valderrama tiene 35 años. Es tecnólogo en sistemas, pero se define como un amante de la naturaleza. Aunque tiene una camioneta, recorre Cali en bicicleta para ayudar a frenar la amenaza del cambio climático, pero también por la simple felicidad que le genera pedalear.

Hace seis años creó una fundación llamada Ecología Humana. Allí trabajan arquitectos, ingenieros civiles, industriales, dedicados a reparar una relación cada vez más maltrecha: la del ser humano con el medio ambiente.

— Cada día el ser humano se desconecta más de la naturaleza debido a esa idea que nos han inculcado de que la única prioridad es el trabajo, pero también por esa conexión tan estrecha con la tecnología. Lo que tratamos desde la fundación es equilibrar: necesitamos trabajar, necesitamos la tecnología, pero también el contacto con la naturaleza. Lo hacemos por medio de sistemas ecológicos: jardines verticales, muros verdes o huertas – dice Óscar.

Un jardín vertical es aquel que se puede hacer en una pared. O en un espacio donde no haya tierra. Una solución para las grandes ciudades, donde se vive en apartamentos cada vez más estrechos. Óscar asegura que tener ese contacto con la naturaleza, así sea en la pared de nuestra sala, nos cambia la vida. Para empezar, las plantas hacen que respiremos un aire de mejor calidad.

También reducen la temperatura, por lo que dejan de ser tan necesarios los aires acondicionados. Y generan una sensación de relajación y reducción del estrés. De ahí la idea que se le ocurrió hace unos días, cuando Óscar fue testigo de la violencia de algunos contra las estaciones del MÍO durante las movilizaciones del Paro Nacional; cambiarles el color.

— El verde a pequeña escala tiene un efecto positivo sobre la cohesión social en los barrios. Hay estudios que comprueban que las áreas con más zonas verdes de las ciudades sufren menos agresiones, violencia y vandalismo. Por eso desde Ecología Humana pretendemos aportarle a Cali transformando tanto las estaciones del MÍO, como otros espacios públicos, donde el verde de las plantas podrían ayudarnos a ser una mejor ciudad o por lo menos, más tranquila.

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Cuando comenzaron las movilizaciones pacíficas del Paro Nacional el 28 de abril de 2021, Óscar salió a la calle. Quería enseñar cómo darle buen uso a las botellas de plástico que portaba la mayoría de manifestantes. En el calor de Cali, eran contados los que se animaron a marchar sin una bebida a la mano. Óscar les habló de la necesidad de contar con puntos de recolección de esas botellas para reciclarlas.

Cuando la marcha se detuvo en la estación de Univalle, vandalizada desde las movilizaciones del paro de 2019 – Metrocali al parecer decidió no recuperarla –se encontró sin embargo con un montón de botellas tiradas por ahí, en la calle, o rebosando canecas de basura. Entonces se le ocurrió otra idea: utilizar esas botellas, sembrar plantas en ellas, y hacer un taller de jardín vertical gratuito para todo el que quisiera iniciarlo en su casa. De paso, restaurar la estación.

Al principio se le unieron si acaso cinco jóvenes. Al siguiente día llegaron otros diez y al tercero eran por lo menos 30. No solo hicieron un jardín vertical para recuperar la estación, sino que se les sumaron artistas para hacer murales y borrar los mensajes de violencia por dibujos para reconciliarnos. Allí donde decía ‘Esmad asesino’, pintaron un corazón; o donde le mentaban la madre a Uribe o a Duque, dibujaron un bosque o escribieron frases como “leer da sueños”, o “0% emisión, 100% diversión”.

Algunos ciudadanos se acercaron para donar plantas, o pinturas, y la estación de Univalle del MÍO es hoy símbolo de lo que Óscar, con su fundación, pretende continuar: restaurar las estaciones vandalizadas, e intervenir el resto para transformarlas. Que sean verdes, repletas de plantas, seres vivos que ayuden a calmar esta ciudad furiosa. Ya está en conversaciones con Metrocali para que le den los permisos.

Además, de lograrlo, sería un aporte del sistema de transporte masivo a la reducción de la contaminación, ayudar con los jardines a absorber las emisiones de los buses, dice.

— Para dialogar se requiere calma. El mensaje que queremos enviar desde la fundación Ecología Humana es de unión, de tranquilidad. No podemos llegar a ningún acuerdo si seguimos en conflicto. Transformar los espacios públicos es una manera de intentar encontrar esa paz. Estoy seguro que si se combina arte y naturaleza en las estaciones del MÍO, no solo se elevaría el sentido de pertenencia de los usuarios por el sistema, sino que tal vez los mismos que alguna vez dañaron las estaciones, las cuiden. Es nuestro fin: unir a los usuarios del MÍO, y al resto de la comunidad, a través de este primer ejercicio de transformación de la estética de las estaciones.

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