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La mujer detrás del Zoológico de Cali, un referente en América Latina

María Clara Domínguez lleva 28 años en la dirección de este lugar que cada año recibe 57.000 visitantes. El País habló con ella lo que viene para el Zoológico de Cali.

25 de octubre de 2015 Por: Luz Jenny Aguirre Tobón | Editora de Cali

María Clara Domínguez lleva 28 años en la dirección de este lugar que cada año recibe 57.000 visitantes. El País habló con ella lo que viene para el Zoológico de Cali.

María Clara Domínguez cumple 28 años frente al Zoológico de Cali. Recuerda que llegó a su dirección después de graduarse en zootecnia en la Universidad Nacional y dice que cuando hizo el primer recorrido por los  predios del Bosque Municipal se encontró con un panorama “horroroso”. Habla  de animales en jaulas de un metro por un metro y de  57.000 visitantes por año. Hoy, afirma, son más de 500.000 entradas anuales y el Zoológico se sitúa como uno de los más destacados de Latinoamérica.   ¿Cuál ha sido la clave del cambio que ha vivido el Zoológico? A principios del 2000 empezamos a desarrollar planeación estratégica y eso nos detonó todo.  En el 2007 empezamos con planes de desarrollo físico puntuales a tres años  y eso también nos ayudó a que existan zonas de exhibición como Jaziquima y Australia, que ha sido muy exitosa. ¿Qué viene  después de Australia? Siguen Por el Camino de los Andes, Asia Fantástica y África Salvaje. Por el Camino de los  Andes serán seis exhibidores con  cóndor andino, los jaguares y los  osos de anteojos, más  gallito de roca y pavas caucanas. En la segunda fase entran pumas, venados y tapir de montaña. Habrá muestras de casas de la zona. La primera fase terminará  en el segundo semestre del 2016.  ¿Cómo está el Zoológico de Cali frente a sus pares del continente? El de Cali está entre los tres o cuatro primeros zoológicos de América Latina  por  razones como sus  programas, el proyecto de sustentabilidad ambiental, el trabajo en bienestar animal, la capacitación de los empleados, la misión de generar experiencias inolvidables y el entusiasmo del equipo. Hoy nosotros asesoramos a otros zoológicos,   este era un parque por el que nadie daba un peso  y hoy es orgullo de ciudad.  ¿A quiénes están asesorando? El Zoológico de Cali diseñó y construyó en Putumayo el parque Suruma,  es bellísimo.  ¿Qué hace  sustentable al zoológico? Reciclamos y compostamos  todo lo que producimos. Tenemos dos plantas de tratamiento de aguas residuales, todas las aguas servidas se tratan para vertirlas al río y a futuro las queremos volver a meter en un circuito cerrado. Tenemos una planta de tratamiento de agua potable y energía solar.   ¿Ese crecimiento con nuevas  exhibiciones significa que se están expandiendo en el parque? El Bosque Municipal lo componen 22 hectáreas: entre 6 y 7 son del área de exhibición, una del restaurante y 2,5 de la zona veterinaria.  Pero tenemos un área muy grande que se ha perdido, el asentamiento de La Fortuna, que es el 38 % del Bosque Municipal (entre 7 y 8 hectáreas). Todos los proyectos de renovación del parque  se hacen sobre la zona de exhibición existente, no sobre zona nueva, desafortunadamente.  ¿Hace cuánto los afecta esto seriamente? Sobretodo el último año ha crecido mucho. Nos afecta en muchos sentidos porque nos vierten aguas residuales, nos tiran la basura, en el verano nos quemaron 21 veces el lote adyacente que alcanzamos a recuperar de más o menos 4500 metros cuadrados. Es una tristeza porque es adrede. Un domingo pueden poner todo el día música a todo volumen, lo  que afecta a los visitantes y a los animales. Nos rompen constantemente la malla de cerramiento, es muy desgastante y costoso. ¿Qué respuesta les han dado las autoridades? Tenemos el apoyo de la Policía,  últimamente  con Secretaría de Gobierno lo que se quiere es recuperar un corredor que hay entre el asentamiento y el Zoológico, lo que es sano para ambos. Este es un parque de todos, pero la gente  dice: “¡es que  prefieren a los animales de la señora María Clara a la gente! No es así, no es que prefiramos a los animales, que además no son míos, son de todos los caleños. Me entregan un lote que tengo  que cuidar, yo simplemente informo, pero ha sido muy complejo recuperar  eso. Esto se volvió un negocio, solo el 5 % de la gente requiere  vivir allí, están loteando para vender, este tema ha sido mi karma. Uno de los grandes proyectos del último año fue la recuperación  de la Hacienda del Bosque... El Municipio la adquirió en 1948, la tuvo  unos años, la  entrega al restaurante Cali Viejo y a ellos se la quitan en el 2012 por verter aguas al río. Entra un litigio que dura casi tres años y como nosotros teníamos la administración del Bosque Municipal, nos la dan a través de un otrosí. Sacamos permisos para intervenirla, porque es patrimonio, en lo que nos demoramos un año. Empiezo a trabajar con la arquitecta Cecilia Fernández, hacemos una cena de beneficencia en mayo pasado y a raíz de una nota que hace El País aparecen los descendientes de quienes fueron dueños y nos cuentan la historia real de la casa y terminamos haciendo la casa del Siglo XVIII. La terminamos en agosto de este año, estamos en el proceso de conseguir dotación para que sea  un restaurante de comida del Valle del Cauca. Inauguraron la casa  y hubo quejas de los vecinos por ruido hasta la mañana siguiente. ¿Seguirán alquilándola para eventos? La primera fiesta fue  un matrimonio de 600 personas, lo hicieron en el patio, pero desafortunadamente no se previó la parte del sonido que generaron las orquestas, eso ya está controlado en el sentido  que se tienen las exigencias del Dagma con respecto al ruido que se puede generar y hay que ser muy juicioso con los eventos porque  la hacienda ni la fundación quieren perturbar al vecindario, porque igualmente el ruido afecta a los animales.  ¿Habrá límites en las horas del evento y en los decibeles?  Trabajaremos en ambas cosas, porque el objetivo no es que las fiestas se acaben a las 8:00 a.m., ni más faltaba. Los eventos tienen una duración de ocho horas y los decibeles serán los permitidos por el Dagma en ese horario y lugar.  Muchos se preguntan por qué no se llevan para el Zoológico a la babilla del lago de Ciudad Jardín. ¿Pueden hacerlo? Tenemos una pareja de babillas y le aseguro que no me aceptarían una nueva porque el área no es muy grande. Alguien tiró la babilla al lago, ella no es de allí, se adaptó y no va a comerse a nadie fuera de cualquier pato que puede estar por allí mal ubicado. Ella se alimenta de peces y seguramente de algunos roedores. Para coger a la babilla hay que desocupar el lago, así de sencillo. Si ella no molesta, que la gente la respete. ¿Pero se la podrían traer para acá? No  podemos  porque nos prohibió el Ministerio del Medio Ambiente recibir animales decomisados. El zoológico  recibió durante muchos años todo el tráfico del suroccidente, en un convenio  a través del Dagma y la CVC. Eramos la solución y ellos se desentendían. Supuestamente tenían que recuperarse y reubicarse en algún sitio. Nunca los reubicaron. Les dejan abandonados animales  ”Todo el tiempo nos dejan animales acá,  perros,  gatos.  Amanecen en las puertas del parque. Se ha vuelto horroroso porque la gente no es responsable. Estamos trabajando en vasectomizar, histerectomizar animales domésticos para evitar este crecimiento poblacional, se han hecho campañas  con veterinarios, pero a la gente no le importa y la solución es dejarnos en una caja seis perros”. ”De esos animales hemos criado muchísmos,  pero esa no es nuestra tarea, la veterinaria es amante de los gatos y se han criado más de cien acá. Se han dado la mayoría en adopción, pero eso nos implica costos, tiempo de nuestros profesionales”. "Cogen un mico y la gente quiere que lo lleven al Zoológico. Si me lo traigo, el grupo de monos que ya vive aquí, que es una familia, lo matan, lo despellejan. Eso  no es tan sencillo, introducir un animal a un grupo es muy complicado”

 

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