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La filarmónica de Cali está con la batuta en vilo

En concordancia con la incertidumbre que atraviesa la Filarmónica de Cali, su director, Paul Dury, contempla alternativas para su futuro profesional. Un ciclo se cierra.

15 de febrero de 2011 Por: Elpais.com.co

En concordancia con la incertidumbre que atraviesa la Filarmónica de Cali, su director, Paul Dury, contempla alternativas para su futuro profesional. Un ciclo se cierra.

"Estoy un poco estresado. Yo conocía la situación presupuestal desde octubre y sabía también que la situación con la Gobernación del Valle y el Municipio de Cali sería difícil. De no ser porque el Alcalde enfermó y en diciembre hubo feria, habríamos podido contarles a los músicos antes de que salieran a vacaciones".Es difícil cargar con ese secreto...Imagínese, primer ensayo el 31 de enero y se les recibe con esto... Pero hay que reconocer que tanto la Alcaldía, como la Gobernación y el Ministerio de Cultura estuvieron presentes en ese momento.¿Cuál es su estado de ánimo?Siento cierto optimismo para los próximos meses, pues la Ministra de Cultura ha sido correcta al firmar de entrada el contrato con la orquesta, para permitir que la Gobernación y el Municipio tengan un poco más de tiempo para encontrar la solución. Otro aspecto positivo es que no hay de parte de nadie algo contra la orquesta.Pero se ve cansado...Me siento como el entrenador de la Selección Colombia sub-20, que partido tras partido va perdiendo y ya no sabe cómo motivar a los futbolistas. Claro que los músicos saben que no hay mal ambiente contra la orquesta. ¿Se siente preparado para afrontar crisis económicas, si estudió para estimular procesos culturales?Cuando tenía 14 años organicé mi primer cabaret en Bélgica, para levantar dinero con qué pagar las vacaciones del grupo juvenil al cual pertenecía. Siempre he sido consciente de esa doble faceta que el artista debe tener: la dimensión artística y la dimensión económica. Además, la rutina de la orquesta es, en sí misma, una gestión grande, y siempre me ha gustado conseguir fondos, visitar empresarios, etc. Qué teme más: ¿que Proartes deje de administrar la Filarmónica o que la Universidad del Valle se haga cargo?Me angustia más que desaparezca la orquesta. Si Paul Dury tiene que retirarse para que funcione, ahora mismo firmo la carta. Lo que no veo es un ente perfilado para ‘coger la papa caliente’. Todos dicen quédese Proartes, que los únicos locos son ustedes; nosotros preferimos darles un cheque y déjennos tranquilos. ¿Tendría inconvenientes en trabajar para la Universidad del Valle? Para mí no sería problema. La ventaja con Proartes es su agilidad, pues una orquesta necesita obrar con rapidez cuando hay directores o solistas invitados, a quienes se debe tener sus honorarios listos el día de la presentación, sin pedir el RUT, el crack, el MUT o el RIP, no. En cambio la universidad, como entidad pública, es menos ágil en los manejos financieros. Pero si hay la posibilidad allí de integrar la orquesta, con profesores nombrados y contratos a más largo plazo que diez meses, iría.¿Ha pensado “hasta aquí llegué yo”?Nueve años es mucho tiempo para un director con la misma orquesta. Hay excepciones, como Karajan, que fue director vitalicio en Berlín, pero no pasaba 52 semanas allá. En mi caso, tengo pocas invitaciones del exterior y la mayor parte del tiempo estoy con la Filarmónica de Cali. Hay momentos en que pienso que ya es hora de cambiar, pues hay buenos directores jóvenes colombianos. Pero me gustaría entregar esa máquina sobre rieles y funcionando bien. Si me retiro ahora, sería mezquino de parte mía dejar a la gente metida en un lío. Si yo pudiera regalarle a la orquesta la estabilidad que merece, no me importaría si después nombran a un bobo (ríe), pues la máquina funcionará sola. Todo en la vida tiene un ciclo y si me retiro, la sucesión debe estar garantizada, con un director contratado para cinco o seis años, que pueda diseñar temporadas de altura y con presupuesto seguro.¿Si no se estuviera en esta incertidumbre, también pensaría que su ciclo con la filarmónica está llegando a su fin?Este año había decidido dirigir menos y tener más directores invitados, pues tengo a mi novia en Bogotá y quiero pasar más tiempo con ella. En lugar de dirigir el 60% de los conciertos, dirigir 30% como hacen todos los directores. Eso es saludable, pues cambian los estilos, las técnicas y es más chévere para el público.¿Cómo ve su futuro inmediato?En estas circunstancias, mi deseo es entregar la batuta al director invitado del 24 de febrero y si el sector oficial cumple con su parte, dedicarme a conseguir con el privado los $600 millones que faltan. Durante el fin de semana recibí muchas llamadas de empresarios importantes de Cali para ofrecer sus servicios y su respaldo. Entonces usted está en fase de transición del atril a la calculadora...(ríe) De repente, sí. Aquí hay que hacer de todo. Un día nos sentamos a redactar el perfil del director titular y sus responsabilidades, y cuando llegamos al salario, Alberto Guzmán (director adjunto de la filarmónica) me dijo: “Sólo hay un g... que cumple con todos los requisitos, y es usted”. A mí me encanta hacer música sinfónica, ópera, zarzuela, música del Pacífico, lavar y planchar. No hay rutina y es gratificante, pero hay que esperar a superar esta crisis para poder disfrutarlo.¿Si se acaba la orquesta o usted se retira, se quedaría en Cali?No lo sé. Me gusta mucho Cali, pero dadas las circunstancias, con Mariana en Bogotá, de pronto termino allá, aunque no me gustan ni el clima ni el tránsito de la ciudad. Pero es la capital del país y hay mucho por hacer. Antes de pensar en eso, lo ideal es encontrar la solución para la Filarmónica de Cali.

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