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Enrique Ibata alcanzó a tomarse una fotografía con el barco atrás. | Foto: Foto: tomada de Facebook

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La familia caleña que se salvó de tragedia en represa de Guatapé

Los Ibata aseguraron que desde Cali viajaron alrededor de 60 personas a esa excursión, y por fortuna ninguno de ellos alcanzó a abordar el barco 'El Almirante'. Historia.

27 de junio de 2017 Por: Redacción de El País/ Q' Hubo

Por falta de cupo en la embarcación ‘El Almirante’, el caleño Enrique Ibata Molina y su familia se salvaron de ser víctimas de la tragedia que tiene en luto al municipio de Guatapé.

El señor, quien se desempeña desde hace 15 años como conductor de ambulancia del Hospital Universitario del Valle, HUV, contó que se encontraba de vacaciones con su familia en El Peñol.

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“Nosotros hasta nos alcanzamos a tomar fotos antes de abordarlo (el barco ‘El Almirante’) pero cuando nos íbamos a subir nos dijeron que ya estaba el cupo, y entonces nos subieron a otro barco. Cuando pasó la tragedia nosotros estábamos ya muy retirados de la zona y por eso no nos dimos cuenta del naufragio, ya cuando vamos llegando al muelle vemos muchísima gente y todas las embarcaciones en ese punto”, indicó.

Según Ibata, se vivieron momentos dramáticos al conocer la situación. “Cuando nos dejaron en el muelle la gente gritaba, lloraba, otros le daban respiración a las personas que sacaban en los barcos, eso era todo improvisado, la misma gente de las lanchitas eran la que brindaba los primeros auxilios, había muy poco personal de seguridad y rescate”, comentó.

Los Ibata aseguraron que desde Cali viajaron alrededor de 60 personas a esa excursión, y por fortuna ninguno de ellos alcanzó a abordar el barco.

“Cosas de mi Dios estamos vivos, nos salvaron diez minutos, nosotros cuando veníamos bajando de El Peñol había una camioneta varada y nos demoramos en llegar al embalse, por eso fue que se llenó el cupo y nos dejaron por fuera. Nos tocó subirnos a otra embarcación, y si no hubiera sido así mi familia y yo no estaríamos contando esto, pues las señoras con las que estaba ninguna sabía nadar”, añadió Ibata.

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La misma noche del domingo, dijo Enrique Ibata, fueron con el resto de excursionistas hasta la iglesia de esa población antioqueña, para agradecerle a Dios por salvarlos de la tragedia.

“A la misa no le cabía un alma, los establecimientos del pueblo apagaron enseguida sus equipos y todo era tristeza, ya que muchas personas de esa zona habían viajado en esa embarcación”, concluyó.

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