Historia de la arquitecta Adriana Garrido y su ecoaldea de Fundamor
La caleña fue premiada por la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias, Fiabci Colombia.
La caleña fue premiada por la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias, Fiabci Colombia.
La caleña Adriana Garrido Arango es una arquitecta de concreto. Y, además, es repitente. Todo, porque nunca había usado un material distinto en sus construcciones y porque el premio que acaba de recibir en Bogotá, otorgado por la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias, Fiabci Colombia, también lo obtuvo en 2006, 2007, 2008 y 2013 en distintas categorías. Sus trazos han dado cuenta, en diversas propuestas, del gran talento profesional que hay en la Sultana del Valle.
Esta vez el premio fue para el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Fundamor Mandivá, en Santander de Quilichao, departamento del Cauca, en la categoría de Proyectos Especiales.
Para ello, se evalúa desde la fase preparatoria del proyecto y su arquitectura, hasta el impacto que finalmente produce en el medio ambiente y en la comunidad que lo usa. Esta distinción la han recibido obras de la importancia del Hotel Santa Clara en Cartagena y el Metro de Medellín.
Garrido sacó el mejor provecho a la topografía inclinada de la vereda Mandivá para apreciar las acogedoras visuales hacia las cordilleras, usando una arquitectura sencilla, que se integra al paisaje y refleja en sí misma la intención de potencializar en la comunidad la conciencia ambiental.
La guadua es el material articulador y protagonista en esta construcción, en la que se entrelazan, además, ladrillo y concreto a la vista, cubiertas en teja de barro o palmiche y piedra de río. Incluye cascada y espejos de agua alimentados de la lluvia y de sobrantes de aguas canalizadas desde la Quebrada La Fría, iluminación Led 100% y paneles solares, explica la profesional.
Confiesa que significó un reto de diseño y a la vez, una grandiosa oportunidad de colaborar en el compromiso de construir un mejor país.
Fue luego de realizar un diagnóstico acerca de la problemática del Norte del Cauca, y especialmente la de la vereda Mandivá, que Fundamor decidió destinar el uso de su predio al desarrollo de un conjunto de cuatro complejos, pensados para mejorar la calidad de vida y el desarrollo campesino con un enfoque hacia la conservación ambiental y la recuperación de la tierra.
Las actividades en dichos complejos impactan positivamente a diez municipios del Cauca, entre ellos, Villarrica, Toribío, Puerto Tejada y Caloto, así como a 20 veredas y cuatro corregimientos, explica Liborio Castillo, coordinador de la Ecoaldea Mandiva.
El proyecto completo incluye un centro de desarrollo comunitario, un centro de desarrollo infantil y un almacén agrícola con sus respectivas zonas de cultivos. Una casa de visitantes también está proyectada entre las obras de la siguiente etapa, para lo cual se requiere de aportes económicos, pues el objetivo es seguir, como hasta ahora, albergando y capacitando a la comunidad a través de talleres, conferencias, cursos, terapias y exposiciones. Fortaleciendo la organización comunitaria para mejorar la economía familiar, combatir el atraso tecnológico, promover la salud, impulsar el desarrollo y el bienestar de las personas, siempre a través de una conciencia ecológica, destacaron voceros de Fundamor.
Este es, sin duda, un ejemplo que demuestra que desde la arquitectura se puede contribuir en la reconstrucción de un tejido social, aportando en el compromiso de crear un mejor país y un mejor planeta, concluye la arquitecta Adriana Garrido.
Donantes del proyectoEl CDC es un proyecto de Fundamor para beneficio de las comunidades del Norte del Cauca. La firma Hernández Bohmer Construcciones estuvo a cargo de la construcción; la asesoría en guadua fue de Alvaro Daza y la ingeniería estructural, de Juan Raúl Solarte.Parte de los recursos fueron del gobierno japonés y el resto, de la empresa privada.Si desea aportar para la segunda etapa, llame al 555 76 13 o ingrese a: ww.fundamor.org