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"Hay que cambiar la idea de que el cáncer es muerte": oncólogo caleño

El oncólogo caleño Armando Sardi, reconocido entre los cien colombianos más importantes del mundo, busca cambiar la salud en el país.

4 de noviembre de 2014 Por: Margarita Rosa Silva Reportera de El País

El oncólogo caleño Armando Sardi, reconocido entre los cien colombianos más importantes del mundo, busca cambiar la salud en el país.

“Cuando uno trata el cáncer, no trata una enfermedad sino a un paciente”. Esta es la premisa del cirujano oncólogo Armando Sardi, un caleño graduado de la Universidad del Valle, que hoy es el director del Institute for Cancer Care at Mercy, en Baltimore, Estados Unidos.Su trabajo le ha merecido varios reconocimientos, entre ellos ser uno de los cien colombianos más importantes en el exterior. Desde el 2005 trabaja en Cali en prevención con comunidades vulnerables y creó la Fundación para la Prevención y Tratamiento del Cáncer. Esta semana llevó a cabo un convenio con el Hospital Cañaveralejo para capacitar a médicos en diagnóstico temprano del cáncer de mama.¿Cómo ve a Cali en materia de prevención del cáncer?Los cánceres más comunes en Cali y Colombia son el cervical y el de mama, y son la primera causa de muerte en mujeres en el país. Esto afecta la sociedad: hay una cantidad de niños que quedan huérfanos, es un costo socioeconómico muy alto. Una de las barreras existentes es que el entrenamiento que reciben los médicos y enfermeras en general frente al cáncer no es suficiente. Y son ellos los primeros que reciben a los pacientes. Entonces es importante concentrarnos en ese grupo, porque una vez la gente llega a los especialistas, generalmente ya es muy tarde. Lo más importante es la primera intervención.¿Qué hacer al respecto?Estamos intentando en Cali hacer una coalisión con el Gobierno, entidades de salud y las EPS, para desarrollar un programa modelo que se pueda replicar en otras partes del país. Hay una cantidad de demoras en cada nivel, barreras al paciente para que sea rápidamente diagnosticado y referido a los centros de tratamiento. Con nuestra Fundación para la Prevención y Tratamiento del Cáncer, decidimos trabajar con gupos nacionales para conseguir fondos y ayudar a entrenar a los médicos en un programa de detección temprana. Hemos hablado con empresas de la salud que van a garantizar que el paciente sea electrónicamente aceptado para que no tenga impedimentos de una entidad a otra. Todo esto disminuye los costos y ayuda a prevenir.¿Qué tan graves son las barreras actuales para los pacientes?Son barreras tanto del sistema como económicas. Todas son solucionables. Hay que cambiar el paradigma que existe en este momento, según el cual el paciente es el último en la lista. El paciente es la persona más importante, no el médico, la enfermera ni el sistema. Las listas de espera hoy son largas, lo que lleva a un costo mayor porque se generan demandas.Como paciente uno muchas veces siente que los médicos sí quieren ayudar, pero que las entidades en las que trabajan no los dejan...Hay barreras a todo nivel, pero hemos hablado con muchas entidades y todos están interesados en trabajar juntos. No se requiere dinero, por el contrario, van a ahorrar. Lo primero es entrenar a los médicos, también en la ladera. En este momento intentamos que el diagnóstico inicial se haga en el hospital Cañaveralejo, de manera que el paciente no tenga que ir al Hospital Universitario, donde hay un cuello de botella porque todo el mundo va para allá y entonces se demora el diagnóstico. Hoy se demora tres meses la obtención de cita con un oncólogo, entonces la idea es agilizar el proceso. Ahora con una orden de la aseguradora se podrán eliminar seis meses de espera.Se podría decir que es más barato prevenir que curar...Por supuesto. Y es algo que ha implementado el Hospital Cañaveralejo, que aunque es muy pequeño tiene una red de salud admirable, conectada por telemedicina, que permite consultas con especialistas en vivo, con gente de áreas rurales, lo que es fantástico porque el paciente no debe venir hasta acá para ser visto. Se discuten los casos para ver si hay necesidad de que sea remitido o no. Esto también ayuda a descongestionar el sistema. Con la Fundación estamos haciendo telemedicina también desde Estados Unidos, desde enero.Entonces, ¿cómo ve al país en materia de salud?Colombia hoy tiene una posición privilegiada: hoy todo el mundo está (teóricamente) asegurado. Así que hoy tener o no tener plata no hace mucha diferencia para tener acceso a la Salud. Eso lo tienen muy pocos países. Lo que conlleva es hacer el sistema más eficiente, que se obtengan los mejores resultados. Hay que romper el paradigma. En Estados Unidos la mayoría de los cánceres son atendidos por cirujanos generales e incluso se espera que para el 2030 se espera que no habrá suficientes médicos para atender. Lo que hemos hecho es entrenar asistentes de médicos y enfermeras, que tienen la capacidad casi de un médico, para resolver la demanda que existe. En este momento en Colombia no se está entrenado ni existe suficiente número de médicos y cirujanos oncólogos que puedan absorber la carga que existen y eso se va a poner peor. El tiempo de entrenamiento que reciben los médicos hoy, que es de siete años, es muy poco. Yo como oncólogo solo atiendo los casos más complicados. El cáncer no solo es una cirugía ni una quimioterapia. El manejo del cáncer incluye una cantidad de factores socioeconómicos y personales, para que el resultado sea excelente.Además del componente médico ¿qué otros factores inciden a la hora de curar el cáncer?Primero, el hecho de sentir “tengo cáncer y me voy a morir”. Lo primero que hay que sacar de la mente es que “cáncer quiere decir muerte”. El cáncer se puede curar y en Estados Unidos hay más de 15 millones de personas sobrevivientes de la enfermedad, y va en aumento. Segundo, cuando da cáncer la relación de pareja se altera y los hijos deben asumirlo, entonces la familia debe ser un grupo de soporte en el tratamiento y por eso hay que tener programas de ayuda para esas personas. Este puede durar años en algunos casos y hay que hacerle el seguimiento a esa persona para evitar que se vuelva a presentar. También hay que pensar en la dieta y el ejercicio, que influyen en el resultado de tratamiento. Hay que tratar al paciente, no como un cáncer, sino como una persona. A veces eso se nos olvida. No tratamos el cáncer, sino la persona, que tiene otros miles de problemas. La cirugía y la quimioterapia no son suficientes.

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