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Habitantes de Juanambú llevan tres meses sin dormir por ruido de bares

Cada fin de semana deben soportar el ruido, las vulgaridades y la invasión del espacio público por parte de quienes frecuentan dichos establecimientos.

29 de septiembre de 2011 Por: Redacción de Cali Norte

Cada fin de semana deben soportar el ruido, las vulgaridades y la invasión del espacio público por parte de quienes frecuentan dichos establecimientos.

La apertura de dos bares en la Avenida 9 norte con Calle 9, en Juanambú, tiene trasnochados a los vecinos de esa zona.De acuerdo con los afectados, cada fin de semana deben soportar el ruido, las vulgaridades y la invasión del espacio público por parte de quienes frecuentan dichos establecimientos.“Llevan poco tiempo de estar funcionando, pero no tienen controlada la situación y mucho menos el ruido”, comentó una residente que pidió no revelar su nombre.Por su parte, Abelardo Idrobo, quien vive al frente de uno de los bares, sostuvo que “toda la noche tenemos que oír el 'pum pum' de la música, porque parece que el equipo de sonido estuviera en nuestras casas”.Agregó que, como si fuera poco, al finalizar la rumba la gente no se marcha de la zona sino que se queda en sus carros haciendo bulla por los alrededores. “Algunos jóvenes permanecen hasta las 5:00 de la madrugada gritando, cantando a todo pulmón, es insoportable”, aseguró otra vecina que tampoco quiso revelar su identidad. Ante estas denuncias, Javier Murcia, administrador de Quicly Shots, uno de los negocios señalados por la comunidad, explicó que “llevamos poco tiempo de estar funcionando, pero tenemos la certificación oficial del Municipio para estar aquí”. Según él, “la idea no es molestar, por eso estamos haciendo todas las adecuaciones para evitar que el ruido afecte a los vecinos”. El otro establecimiento cuestionado por los habitantes de Juanambú es Boom Shots, que lleva tres meses funcionando.Su propietario, Daniel Torres, manifestó que “el Dagma ya nos hizo la primera visita y nos dio sugerencias para evitar que la música moleste a los vecinos, para ello instalamos una puerta especial que no va permitir que el ruido salga del bar. Eso lo controlamos, pero no podemos controlar a la gente que se queda en la calle”.Ante esto, Mónica Londoño, coordinadora del grupo de Impactos del Dagma, sostuvo que “constantemente la entidad está haciendo controles en todos los establecimientos nocturnos de la ciudad para que cumplan con los decibeles permitidos”.

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