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Falsos clubes sociales le hacen el quite a la ley

Inseguridad, consumo de licor y de drogas, presencia de menores de edad, prostitución y ruido son algunos de los problemas que están generando estos negocios que en el papel aparecen con una figura jurídica y en la práctica son rumbeaderos, billares o sitios de lenocinio. Investigan 27 de ellos.

5 de julio de 2010 Por: Redacción de El País

Inseguridad, consumo de licor y de drogas, presencia de menores de edad, prostitución y ruido son algunos de los problemas que están generando estos negocios que en el papel aparecen con una figura jurídica y en la práctica son rumbeaderos, billares o sitios de lenocinio. Investigan 27 de ellos.

Las grescas entre jóvenes en dos establecimientos nocturnos ocurridas hace dos semanas en Cali evidencian la problemática de las discotecas que se disfrazan de clubes sociales para evadir los controles de las autoridades.Inseguridad, consumo de licor y de drogas, presencia de menores de edad, prostitución y ruido son algunos de los problemas que están generando estos negocios que en el papel aparecen con una figura jurídica y en la práctica son rumbeaderos, billares o sitios de lenocinio. Este panorama data de hace cinco años. Tras la adopción de la Ley Zanahoria fue expedido el decreto No. 008 del 2006 que libraba de las leyes policiales a los establecimientos que figuraran como clubes sociales, centros sociales privados, clubes privados y asociaciones sin ánimo de lucro, siempre y cuando sus actividades fueran para sus asociados.Además, ese decreto los excluía de la restricción en el horario de la rumba. Sin embargo, esta excepción fue aprovechada por los empresarios de la noche para camuflar sus negocios bajo esas denominaciones. Hoy están en la mira de las autoridades a raíz de las riñas entre estudiantes registradas en dos locales del Norte que dejaron varios heridos. Una de ellas ocurrió en Bamboleiro, en la Torre de Cali, la cual fue denunciada ayer por El País en su edición impresa. El otro caso sucedió en el barrio Granada, donde en un ‘club social’ (que ya fue sancionado) unos jóvenes se enfrentaron con otros, utilizando palos. “Usaron unos palos metalizados, cada quince días los pelados hacen reuniones. Ese día llegó una patrulla de la Policía, pero qué pueden hacer unos uniformados frente a una turba de muchachos”, le dijo un testigo a El País.A la fecha la Secretaría de Gobierno investiga y adelanta sanciones contra 27 negocios con fachada de clubes sociales, situados en Granada, San Vicente, La Merced, Alameda, Nueva Floresta, El Troncal, El Municipal, entre otros, y a lo largo de la Avenida Rooselvelt. En dos de estos locales sus dueños desocuparon el predio una vez fueron descubiertos, lo que ha dificultado el proceso administrativo iniciado por la Alcaldía. En un tercer lugar, en la Avenida Segunda Norte con Calle 34 (frente a la línea férrea), su propietario fue asesinado el año pasado, llevando a que los mismos particulares cerraran lo que en realidad era un prostíbulo. El País trató de conocer cuántos clubes sociales funcionan en la capital del Valle, pero no fue posible. Tampoco se pudo establecer cuántos usos del suelo para este tipo de actividad han sido expedidos, debido a que la Dirección de Planeación Municipal nunca le respondió a este diario sobre el censo de estos espacios, ni sobre los certificados.De acuerdo con el directorio telefónico, en la ciudad hay nueve clubes sociales, es decir que son legales y cumplen con la normatividad. Pero los irregulares estarían camuflados entre más de tres mil establecimientos nocturnos.Mimetizados en la oscuridadPara mimetizarse en la noche, los falsos clubes adoptan nombres que se podrían ajustar a una ferretería como ‘Tornillos y Tuercas’, o de animales o grupos vallenatos. “Cuando se ingresa al lugar uno se topa con una pista de baile como cualquier discoteca”, relató un funcionario del Municipio. Además, algunos sitios tienen paredes falsas que conducen a habitaciones o a otro inmueble, lo que les permite esconder a las prostitutas o a los menores de edad. “A primera vista se ve una discoteca, pero un espejo o una pared pueden ser puertas que llevan a escaleras o a cuartos, en el caso de los reservados o casas de lenocinio. Una vez encontramos una bodega donde tenían a las chicas”, agregó el funcionario. Otra estrategia empleada para pasar desapercibidos es a que estos centros nocturnos se llega a través de referencias o tarjetas distribuidas entre taxistas. “En los avisos clasificados ya no ponen dirección, sino un número de un celular. Se ofrecen incluso como clubes con prepagos”, añadió otra fuente de la Alcaldía. Esto dificulta la ubicación de estos negocios por parte de las autoridades. A esto se suma que durante algunas inspecciones los empresarios presentan usos del suelo que luego resultan falsos. “Hay circunstancias en que son originales y uno no se explica cómo les fueron otorgados ... sería por corrupción”, acotó un ex funcionario de Gobierno. El abogado subrayó la falta de comunicación e interacción entre las distintas dependencias. “Se han abierto procesos por impacto social y la persona investigada se aparece con un concepto ambiental favorable o de otro tipo y ahí queda todo”.Un funcionario de la parte operativa denunció que cuando intentan cerrar un centro nocturno, independiente de cual sea, “hemos tenido presiones de políticos y concejales que impiden hacerlo”.Por último, respecto a este fenómeno, Alejandro Vásquez, representante de Asonod, únicamente expresó que los clubes sociales cumplen con los horarios autorizados por la ley.Respuesta oficial Con la ampliación de la Ley Zanahoria y la creación de la Oficina de la Noche (iniciativas oficializadas el viernes pasado), el alcalde Jorge Iván Ospina aseguró que se busca evitar la informalidad en este sector y la proliferación de fenómenos como los falsos clubes sociales. Además aseveró que al establecer una política pública se busca que “la actividad nocturna esté más en los establecimientos y no en el espacio público”.Respecto a las riñas entre jóvenes rumberos, expresó que “no podemos trasladar al propietario lo que ocurre afuera. Esas peleas son distorsiones sociales de mucho impacto y no podemos recargar al Estado lo que los padres de familia tienen que hacer”. Por su parte, la secretaria de Gobierno, Eliana Salamanca, manifestó que se le hizo un llamado a los propietarios para que restrinjan el ingreso de jóvenes que sean conflictivos. Aunque dijo que sancionarán los lugares que tengan problemas de convivencia.¿Qué dice la norma?Los clubes sociales privados deben tener una junta directiva, afiliados, registros y un sentido altruista. Las actividades de recreación que tengan consumo de licor o baile deben estar dirigidas para sus asociados y están reguladas por las normas del derecho privado. Si los eventos son realizados para toda clase de público con un fin eminente comercial y lucrativo, se regirán por las leyes, ordenanzas, decretos y reglamentos de Policía. Como son considerados recintos privados, sus actividades no pueden ser restringidas por ninguna autoridad pública.Los propietarios de estos sitios se amparan en el Decreto 1355 de 1970 que en su artículo 74 dice que: “Se entiende para los efectos de este estatuto, por domicilio los establecimientos de educación, los clubes sociales y los círculos deportivos, los lugares de reunión de las corporaciones privadas ....” Y en el artículo 72 señala que “La Policía amparará en todo momento la inviolabilidad de domicilio...”

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