Estos son los pequeños bailarines de salsa con pasos de gigantes
Estrellas del Ritmo, los bailarines más pequeños de la Escuela Pioneros del Ritmo, han cosechado triunfos internacionales y nacionales desde hace tres años, bajo la batuta del profesor Víctor Larrahondo.
Estrellas del Ritmo, los bailarines más pequeños de la Escuela Pioneros del Ritmo, han cosechado triunfos internacionales y nacionales desde hace tres años, bajo la batuta del profesor Víctor Larrahondo.
La mayoría de ellos lleva cinco años de trabajo artístico y empezaron desde que estaban en kinder. Ya han sido subcampeones en los dos últimos mundiales infantiles de salsa y se ganaron su cupo, por segunda vez, en el Salsódromo de la versión 58 de la Feria de Cali. Estrellas del Ritmo, los bailarines más pequeños de la Escuela Pioneros del Ritmo, ha cosechado triunfos internacionales y nacionales desde hace tres años, bajo la batuta del profesor Víctor Larrahondo. Estos niños, 15 en total, 6 niños y 9 niñas, que conforman la agrupación de pequeños salseros, son provenientes de barrios populares de Cali como República de Israel, Ciudad del Campo, Ciudad Córdoba, Mariano Ramos, Villacolombia y Marroquín. La primera salida internacional del grupo fue este año a Miami, al World Latin Dance Cup, donde quedaron campeones en la categoría infantil. Varias parejas han obtenido el primer lugar en el Show de Don Francisco, Bryan Steven Leiton y Valentina Ruda, Sebastián Hernández y Daniela Romo, y Juan Pablo Ríos Mena y Vivianne Andrea Bedoya Gómez, de 9 años, estos últimos son los más pequeños del grupo y quedaron campeones también en su ciudad, en los mundiales de salsa. Hay niños que ya pasaron el límite de edad en la categoría infantil, que va hasta los 13 años, porque después deben ingresar a prejuvenil o a junior. Los niños reciben una formación inicial sobre los pasos básicos de la salsa. Se les hace una proyección con diferentes ritmos, que incluyen hip hop y break dance, para que suelten el cuerpo. Y después del primer año se les trabaja fuerte en la salsa y en sus derivados, como chachachá y bugalú, explica Rolando Ríos, director de Estrellas del Ritmo. A Juan Pablo y Vivian, al igual que a Emily Piedrahíta Londoño, esta última de 13 años, cuando ingresaron al grupo les tocó acelerar su proceso. Los otros niños venían un trabajo de tres años, mientras ellos llevan dos de pareja y dos en el grupo. A los padres nos ha tocado pagarles profesor adicional. Mientras que los otros niños iban con cuatro o seis horas de intensidad en la práctica, ellos tuvieron que hacer hasta doce, explica el director de Pioneros del Ritmo, escuela que lleva ya 12 años funcionando y que ya tiene bailarines profesionales en Turquía. Los más pequeños de la escuela no se quedan atrás, y ya han asistido a festivales de salsa en Medellín, Bogotá y Cali, además en Miami, y el más chico, Juan Pablo, fue invitado por Edwin Rivera, un importante productor de salsa boricua, para representar a Cali y a Colombia en el Festival Mundial de Salsa en Puerto Rico, en julio próximo. El director destaca los beneficios de la danza en la salud de los niños, además de brindarles diversión, conocimiento y la oportunidad de viajar. Pero advierte que la parte económica es una lucha de los padres, porque buscar el apoyo de la empresa privada o de los entes públicos ha sido muy difícil. El que no deserten se debe a que son niños muy disciplinados, apasionados por el baile y la salsa. Pero cabe resaltar que para su viaje a Estados Unidos el promedio de gastos de cada niño fue de cinco millones de pesos, cifra que pudieron reunir a través de rifas y comidas, porque no todos los premios incluyen dinero. En el Mundial de Salsa de Cali la Secretaría de Cultura gira unos dineros, pero directamente a las academias. Estas disponen de un porcentaje, a criterio del director, pero no se ve el beneficio para los bailarines, a quienes les llega muy poco, explica Rolando. Al pequeño Juan Pablo entrar al grupo le ha ayudado para conseguir muchas amistades con las que hemos jugado mucho. Desde pequeño me enseñó a bailar Steven López, un profesor que ahora mismo está en Nueva York. Y en mi casa el que más baila es mi papá, que es rumbero. A mí me gusta bailar salsa, reguetón, chachachá, bachata, merengue, salsa choke. Con Vivian nos entendemos bailando. Su pareja, Vivian, dice: Mis amigas del grupo son muy amables conmigo. He sentido mucha felicidad, alegría, se siente muy chévere ganar. Lo que más me gusta bailar es salsa. Emily Piedrahíta Londoño, de 13 años, destaca de su experiencia que con mis compañeros nos podemos ayudar entre nosotros mismos mientras hacemos las figuras, para no caernos ni golpearnos. Todos dependemos de todos. Pero como dice Joseph David Sánchez, de 12 años, de los golpes se aprende. Cuando usted se cae aprende que la movida no se tiene que hacer de esa manera. Mi amigo Fabio se fracturó la clavícula; Juan Pablo se lesionó haciendo las acrobacias, en una mortal cayó en un pie. Pero no hay golpes de la vida que los desanime, ellos vinieron a bailar. Historia de una pareja La historia de Juan Pablo y Vivian Andrea, pareja de campeones bailarines, empezó con el sueño del papá de la niña, José Bolívar, de verla bailar en pareja. Por su lado Juan Pablo se destacó en la escuela de baile y fue ascendido al grupo. Como los padres de ambos eran amigos, eligieron como su pareja a Vivian Andrea. Los profesores Steven López y Víctor Larrahondo pulieron estos diamantes de la salsa para ser campeones. Cuando llevaban trabajando juntos tres meses, el padre de Vivian se dirigía al trabajo, y en medio de una balacera entre pandillas, fue impactado por una bala y falleció. Al año de su muerte, a la pareja le salió el viaje al Show de Don Francisco, campeones a los 7 años, Congreso de Salsa y más Salsa, febrero de este año; campeones en bachata infantil y en Medellín, en julio, en el Salsa Fest Festival de Medellín quedaron de terceros en Parejas Salsa y en Chachachá. En abril esta pareja está invitada al Festival de Salsa de Nueva York, allí acompañarán a un grupo infantil de Nueva Jersey, Baila Conmigo, en unos congresos en EEUU. Los organizadores cubren la estadía, pero ellos deben pagar el transporte. El director solicita la ayuda de la empresa privada.