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Estas son las zonas residenciales de Cali que se volvieron invivibles

Granada, Ciudad Jardín, Juanambú, Santa Teresita, entre otros, son algunos sitios donde las viviendas ahora son vecinas de bares, estancos, clínicas e incluso burdeles.

19 de junio de 2012 Por: Por Alda Mera Reportera de El País

Granada, Ciudad Jardín, Juanambú, Santa Teresita, entre otros, son algunos sitios donde las viviendas ahora son vecinas de bares, estancos, clínicas e incluso burdeles.

Es como una pequeña hendija que los más aprovechados volvieron un cráter. Esa pequeña ventana que el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, en su capítulo de usos del suelo llama ‘actividad mixta’, que permite establecer comercio de servicios en zonas residenciales, se convirtió en el portón de entrada para negocios grandes e inadecuados en zonas residenciales.La intención era que los propietarios tuvieran un ingreso adicional por una tienda, un salón de belleza o una panadería, pero les produjo el efecto contrario: perdieron la tranquilidad, ahogados en medio del caos que se genera en una zona altamente comercializada.Son aquellos que destinaron los ahorros de toda una vida a comprar una vivienda en “un buen barrio”. Y al despertar un día vieron que tenían al lado una chiquiteca, una funeraria, una clínica o un burdel camuflado como sala de masajes.Tendencia que rebasó las normas del POT aprobado en el año 2000, por lo cual la Administración Municipal y el Departamento de Planeación, adelantan una campaña para revisar y ajustar esta carta de navegación con el lema “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.Uno de los sectores más afectados es el Norte, donde los barrios más tradicionales fueron colonizados por la ola comercial. “La ficha normativa de actividad mixta ha perjudicado a todos los barrios de la Comuna 2”, dice Dora Navarro, comunera de la Junta Administradora Local.Ese es el sentir de los pocos habitantes que se resisten a vender sus casonas de los barrios Centenario, Granada, Versalles, Santa Mónica o San Vicente, que figuran en el POT con vocación netamente residencial.El fenómeno se está extendiendo a los sectores de Juanambú, Santa Rita y Santa Teresita, también de uso exclusivamente residencial y de los pocos que han logrado conservar su vocación en medio del desorden urbanístico que transformó a Cali.Igualmente, se han construido edificios de apartamentos sin zonas de parqueo. “Aquí les dan permiso para una construcción de cinco pisos, pero le hacen cinco hacia arriba, cinco hacia abajo y si pueden, otros cinco hacia un lado, entonces terminan siendo 15”, dice una vecina de Prados del Norte.Sus habitantes dicen que se perjudican con la contaminación visual y auditiva y el parqueo en vías públicas, lo que no se compadece con los impuestos que pagan. “Se ha creado un híbrido, cuando la norma dice que se pueden establecer negocios pequeños”, explica Dora Navarro.Al otro extremo de Cali, Ciudad Jardín es una de las zonas críticas de la Comuna 22 (ver mapa). La Avenida Cañasgordas, la única vía de entrada y salida, es muy estrecha y no está en capacidad de recibir el tráfico pesado que conllevan las grandes superficies, trayendo más deterioro, más congestión, más accidentalidad y más contaminación, dicen habitantes de la Comuna 22. Los representantes del sector coinciden en que no hay controles de nadie. “De acuerdo con el POT, es de Planeación y Ordenamiento Urbanístico que parte todo, pero hay una falta absoluta de hacer cumplir la ley y decir aquí no se puede construir esto”, remata Hugo Salazar, presidente saliente de la Junta de Acción Comunal.La ciudad cambióEl arquitecto León Darío Espinosa, subdirector del POT y Servicios Públicos de Cali, dice que la categoría de actividad mixta busca “encauzar ese comercio de servicios que no tenga conflicto con la vivienda y preservar aquellas manzanas o zonas de residencia autorizando solo negocios de escala intermedia, es decir, que impacten solo ese barrio”.El funcionario admite que así quedó estipulado en el POT elaborado en el 2.000, pero que en estos doce años las dinámicas de la ciudad han cambiado. La construcción del MÍO y de las Megaobras y el hecho de que el POT no fue revisado cuando se le podían hacer ajustes, hace necesario modificar algunos usos del suelo, como donde el comercial rebasó el residencial en más del 40%-60% y empezó a crear conflicto.De esos usos, dice él, la mayoría son legales, pero reconoce que otros tantos no lo son porque nunca pasaron por Planeación solicitando un concepto de uso del suelo o de los que se autorizan para un fin y lo emplean para otro. “La ilegalidad no está en la expedición, sino en la aplicación”, enfatiza.De ahí que se congelaron los usos del suelo y ahora se busca ajustarlos. “La Administración ha iniciado la revisión del POT con participación de la comunidad, recibiendo sus inquietudes en las reuniones que hemos hecho y seguiremos haciendo en las comunas, así como a través de Facebook, Twitter y la página web de Planeación”, dice Espinosa.Igualmente, sostiene que barrios como Granada, que es de interés patrimonial, se dan los permisos porque uno de los fines no es solo preservar las construcciones originales, sino “ integrarlas a la dinámica del sector, porque sino funcionan como vivienda, al quedar desocupadas, comienzan a decaer y terminan en la ruina”, argumentó.Además, explicó, ahora están exigiendo más requisitos para otorgar los permisos. “Estamos apretando las tuercas sobre el impacto que va a causar”, enfatizó.

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