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En Siloé, la música se convirtió en un 'salvavidas' para los jóvenes

En el 2006 la Orquesta Sinfónica de Siloé comenzó a sonar como una apuesta. Hoy es una realidad, afianzada en un barrio que, por fortuna, cada vez suena mejor.

1 de junio de 2016 Por: María Camila Castillo y Valentina Cortés | Semillero de Periodismo de la UAO - El País

En el 2006 la Orquesta Sinfónica de Siloé comenzó a sonar como una apuesta. Hoy es una realidad, afianzada en un barrio que, por fortuna, cada vez suena mejor.

La música es un salvavidas. “Sin la música en mi vida, no sé qué sería de mí” dice Chachán, un muchacho que a los 18 años, lleva ya una pequeña vida afinando mejor su propia historia. Lo hace con devoción y sin falta, como si se tratara de un instrumento. Aunque también lo sea: Sebastián Camilo Cardona, como se llama él, cumplió 8 años tocando la viola a través de la Fundación Orquesta Sinfónica de Siloé.

El chico vive allá arriba, en ese barrio que poco a poco se ha ido pintando de blanco, a través de las fachadas de las casas y de un intento colectivo, también, por limpiar los nubarrones que por mucho tiempo oscurecieron la loma con rumores de violencia.

La gente –mucha gente- creyó por mucho tiempo que los únicos sonidos que podrían descender de esas calles serían los sonidos del miedo, gritos, llanto y disparos. Pero la música poco a poco ha ido cambiando las cosas. Literalmente ha salvado vidas.

La Orquesta Sinfónica de Siloé es una apuesta que de la mano de la Fundación Sidoc ya cumplió diez años “articulando la formación musical y el desarrollo psicosocial de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de los sectores en situación de exclusión en la Comuna 20 de Cali”, tal como ellos mismos se explican. Y la explicación es justa con la realidad.

Mayra Polindara, asesora social de la Orquesta, explica que para los niños de la Comuna 20, donde la muerte ha sido “algo muy constante” en su entorno, la música no solo les ha permitido acercarse al arte como ‘medicina’ espiritual, sino reconocer otros caminos sobre los que cada vez se afianzan con más fuerza y empoderamiento: “Los niños vienen acá con la excusa de aprender un instrumento, pero la idea realmente es que aprendan habilidades para la vida”.

Por ello, a través de la Orquesta, además de formación musical, son organizados talleres reflexivos sobre temáticas específicas: “Trabajamos todos los temas que aporten para que ellos tengan un crecimiento integral”, cuenta Mayra.

Todas las semanas, los chicos vinculados al proyecto reciben clases de música y acompañamiento sicosocial, de lunes a viernes, de dos a cinco de la tarde. Y así poco a poco la magia va ocurriendo: el 90% de los chicos, han desarrollado actitudes y comportamientos orientados a la prevención de las violencias y la promoción de la convivencia. Vidas mejor ‘afinadas’. La nueva música que baja de Siloé. La música que abre nuevos mundos.

Hace un año, es el caso, Sebastián Camilo Cardona, o Chachán y su viola, llegaron hasta Italia. Tocó en el Festival La Via Dei Concerti: “Lo que más aprendí es que para la música no hay idiomas. Todo el mundo la puede hablar, a pesar que sean de diferente nacionalidad”.

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