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El riesgo que viven familias del jarillón no es negociable: Rueda

El secretario de Vivienda, Juan Carlos Rueda, dice que el jarillón es un “gigante Salgar”, razón por lo cual se debe reubicar a la gente.

16 de junio de 2015 Por: Zulma Lucía Cuervo Plazas / El País

El secretario de Vivienda, Juan Carlos Rueda, dice que el jarillón es un “gigante Salgar”, razón por lo cual se debe reubicar a la gente.

El despeje del jarillón estuvo en la agenda noticiosa durante la semana pasada: familias reclamando que los dejen en el lugar, la toma de un grupo de personas a los apartamentos de la Urbanización Río Cauca que luego salieron pacíficamente. 

Y al finalizar la semana pasada, una  decisión  del Consejo de Estado detuvo la salida de las familias y las demoliciones de las viviendas. ¿Cuál es el futuro del proceso de traslado de la gente que vive en el jarillón? El secretario de Vivienda del Municipio, Juan Carlos Rueda,  entiende la resistencia de la gente al cambio, pero es “vital” recuperar el jarillón. “Estamos ante un gigante Salgar”, afirma.

¿Cómo lograron que la gente que ocupó a la fuerza la Urbanización Río Cauca saliera voluntariamente?

Hablamos con el Fondo de Adaptación, con el doctor Germán Arce (gerente), quien en un acto de generosidad entendió el tema y por ello cambiamos la priorización de las familias. Para allí iban las familias de Venecia y Las Vegas, la reubicación de las familias de Brisas de Nuevo Amanecer estaba prevista en noviembre en Charco Azul y El Pondaje, al hacer este cambio vamos a ubicar a todas las familias de Brisas de Nuevo Amanecer al proyecto habitacional Río Cauca, junto a las 250 familias que ya están ahí. Lo vamos a empezar a hacer esta semana en grupos de 20 familias, de manera organizada, viendo que cumplan todos los requisitos para que podamos cerrar ese capítulo.

¿Cuántas son las familias pendientes de Brisas de Nuevo Amanecer?

Tenemos pendiente a 210 familias que están en el censo de verificación, más un listado de 29  postuladas para Altos de Santa Elena. La idea es que todo este grupo va a ser reubicado en Río Cauca, tenemos una disponibilidad de apartamentos, por eso aceptó la decisión el doctor Germán Arce.

 Aceptar que ellos vayan a la Urbanización Río Cauca no dará pie para que otras familias usen  las vías de hecho para lograr lo que buscan...

Hay un análisis muy lógico de lo que estás diciendo, siempre les dijimos a las familias que con las vías de hecho no se consiguen las cosas y por eso les pedimos que salieran.

El viernes que tuvimos una reunión, aceptaron salir por su cuenta, creyeron en la palabra del Alcalde. Estas familias tenían mucho tiempo esperando una reubicación, había mucho desespero, afortunadamente en la administración del doctor Rodrigo Guerrero les hemos cumplido, por eso el reasentar a las 250 familias terminará con una realidad muy difícil.

Si ellos están con subsidio de arrendamiento, ¿por qué no se les consideró reubicarlos rápidamente y con la misma gente de su entorno?

Porque esa decisión no la toma la Alcaldía sino el Fondo de Adaptación. Ellos sí estaban en el cronograma para noviembre en las viviendas de Charco Azul.

¿Cómo evitarán que los otros proyectos en construcción, como Ramalí, no terminen siendo tomados a la fuerza por la gente, que como usted bien dice, está desesperada por solucionar sus problemas?

Hay seguridad privada en Ramalí, lo mismo que había en Río Cauca y también tenemos el apoyo de la Policía que permanentemente nos acompaña. Lo que tenemos que hacer es trabajar para que los procesos se lleven a cabo y confiar en que no vuelvan a suceder estas cosas.  

Y si había seguridad, ¿por qué pudieron invadir los apartamentos?

Es una situación difícil, tampoco la seguridad permite que haya un control total y como hay un sector que ya está entregado, entraron por ese lado, por las familias que conocen. La verdad no se esperaba ese tipo de cosas.

¿Cómo reciben la orden del Consejo de Estado de suspender los traslados y la demolición de las casas que están sobre el jarillón del río Cauca?

Tal vez no es la mejor decisión, pero tenemos que acatar lo que la ley nos dicta en la medida cautelar, no podemos hacer otra cosa que obedecerla y esperamos  hacer la argumentación suficiente en la defensa para demostrar que es necesaria la reubicación con una gestión social adecuada, que permita que las familias salgan de ahí a un mejor sitio. Esperamos que lo que hemos hecho con mucha seriedad hasta ahora pueda continuar.

No le preocupa que esas decisiones judiciales echen para atrás todo lo que han hecho e incluso, que tengan que dejar a las familias viviendo en el jarillón...

El riesgo en el que están las familias que viven allí y toda la ciudad no es negociable y muy seguramente lo va a entender el Consejo de Estado cuando le presentemos la defensa. Esto pasa a un tema que tienen que ver los abogados, nosotros tendremos que esperar, con toda la paciencia, a que las cosas cojan su rumbo.

¿Se van a sentar a esperar?

No, desde la Secretaría de Vivienda seguiremos con el desarrollo de las unidades habitacionales,  proyectando y planificando un buen acuerdo de gestión social. También nos vamos a dedicar a la reubicación de las familias de Brisas de Nuevo Amanecer, ahí vamos a tener un trabajo de por lo menos unas ocho o diez semanas porque es un grupo muy grande. Eso nos mantendrá ocupados mientras se  reinicia el proceso.

¿Les ayudará el Fondo de Adaptación a  defender el tema ante el Consejo de Estado?

Sí, ellos tienen toda la voluntad, pero es un tema que se debe defender desde la ciudad porque la medida fue contra la Alcaldía de Cali, pero siempre hemos contado con el apoyo del Gobierno Nacional y del Fondo de Adaptación.

¿Qué va a pasar con el tramo donde alcanzó a salir la gente?

Yo creo que la CVC puede empezar a intervenir ese tramo que tiene agrietamientos. Pero es bueno tener el concepto de los abogados de si se pueden hacer las labores de reforzamiento en esa zona.

¿Cuántos metros alcanzaron a quedar libres?

Se liberaron 120 metros lineales.

¿Qué tan frágil está el jarillón en esa zona?

Necesitamos liberar una franja grande en Las Vegas y Venecia, porque el jarillón tiene unas pequeñas fisuras, que si no se intervienen este año con su reforzamiento, podrían fracturarse más ante una eventual creciente del río Cauca.

Si usted dice que hablan con la comunidad y les explican el riesgo de vivir sobre el jarillón, ¿por qué se da la resistencia a salir de la zona?

 Hay cierto confort en la gente que vive ahí, ellos tienen que gastar poco,  tienen trabajos ahí que les permiten subsistir y la gente tiene temor a cambiar las condiciones, a lo desconocido.

Entonces cuando le decimos que van para un apartamento más pequeño, no quieren, así vivan en  condiciones que no son las mejores.  Aquí hay un tema de fondo y es de educación, de cómo generarles que se puedan integrar al aparato productivo de la ciudad, porque al ser personas con poca formación, es más complicado que puedan conseguir un buen empleo.

Es un trabajo de ingeniería social, hay que explicarles a las familias que el nuevo entorno también les va a servir, que  pueden generar ingresos y mejorar su calidad de vida. Van a pasar de una casa muy grande, pero sin servicios públicos, con problemas de salubridad, a una casa que sí, es pequeña, pero donde son propietarios, donde estarán seguros y donde mejorará su salud porque tendrán un baño, una cocina, un mejor hábitat.

La gente que ha llegado a Llano Verde, a Potrerogrande y a Río Cauca pueden decir con sus propios testimonios que viven mejor porque dejaron de correr el riesgo de tener el río al lado, que si se desborda hará que pierdan todas sus cosas e incluso su vida. Hay que ser claro, el riesgo no es negociable.

Si los reubicados hablan de su cambio de vida, ¿por qué no son ellos los que les explican a los que están en el jarillón que es mejor trasladarse?

Lo vamos a hacer, llevando a las familias a que conozcan Potrerogrande y Llano Verde. Hoy les hemos mostrado los programas de Río Cauca y Ramalí. Creo que es una buena estrategia, pero la resistencia está fundamentada en un problema social.

¿Hay oportunistas en medio de la inconformidad de la gente?

Claro que sí, hay muchos factores que se mezclan: familias que están viviendo ahí por necesidad, pero también hay negocios  establecidos que no son por necesidad, que llevan mucho tiempo,  que explotan unos terrenos del Municipio de manera totalmente informal para tener unas ganancias muy altas.

Los propietarios de las marraneras o de otros negocios les piden a las familias que no se dejen sacar para lograr mantenerse allí, porque en el momento en que se queden los negocios solos son vulnerables a que los traslademos. También es indudable que hay gente tratando de hacer política con la miseria de la gente.

Tal como están las cosas, ¿es posible que la gente se pueda quedar viviendo allí,  con un fallo a la espera del Consejo de Estado?

El riesgo no es negociable. Muy seguramente se le puede decir a las familias que se queden allí, pero cuando el río crezca, el agua no les va a decir que se corran, tenemos muchos ejemplos, el más cercano es el de Salgar, las personas que vivían en el corregimiento de La Margarita al lado de la quebrada La Liboriana convivieron ahí casi 20 años y ellos jamás pensaron que esa quebrada se fuera a desbordar. Hubo más de 60 personas muertas y 300 familias damnificadas.

¿Tenemos un Salgar en el jarillón?

Tenemos un gigante Salgar porque La Liboriana es una quebradita que baja de una montaña, nosotros tenemos al lado uno de los ríos más importantes del país y la gente no quiere entender, dicen que tenemos un negocio en esos predios.

El tema es muy serio y hay muchas familias corriendo un riesgo muy grande y que además están afectando un jarillón que protege a la ciudad de que no se vaya a inundar.

En esa zona está el sistema hidráulico, el agua que tomamos y la planta de tratamiento de aguas residuales.¿Cómo protejo esa infraestructura vital para dos millones y medio de habitantes? Solamente protegiendo el jarillón. 

Nos tomamos en serio que la ciudad hay que asegurarla y que no podemos seguir conviviendo con el riesgo y haciendo de cuenta que este no existe.

Nosotros sabemos que estamos sacando personas y a pesar de que dicen que en los procesos estamos atropellando la gente, nunca hemos llegado sacándolas a la fuerza y rompiendo los ranchos por encima de ellos, como lo han querido mostrar.

Pero la gente se quejó de que el Esmad los atacaba...

Es necesario ir con Policía porque yo tengo que garantizar la seguridad y la vida de los funcionarios que están en la zona. Hay personas que se pusieron agresivas y el Esmad tuvo que controlarlas.

 

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