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El Liceo Benalcázar despidió a Gloria Domínguez de Leroy

Ayer se realizó el sepelio de quien fue la rectora del colegio durante 50 años. Egresadas recordaron su legado. “Sus principios eran innegociables”. Perfil.

10 de marzo de 2015 Por: Redacción de El País

Ayer se realizó el sepelio de quien fue la rectora del colegio durante 50 años. Egresadas recordaron su legado. “Sus principios eran innegociables”. Perfil.

Ayer, en el Liceo Benalcázar, se le rindió el último adiós a quien fue su rectora durante 50 años, Gloria Domínguez de Leroy, quien falleció este fin de semana. En el colegio se realizó una misa ofrecida por el padre José González, quien dijo: “la muerte no es el final”.Hilda María Buenaventura, la Directora de Comunicaciones del colegio, retomó aquello en su discurso. “Gloria jamás estará lejos de nosotras. Su legado para tantas vidas no lo permitiría. Su presencia estará viva por siempre porque no podremos dejar de recordar sus palabras, sus enseñanzas, su ejemplo”. Enseguida, las liceístas encendieron una vela y formaron, de pie, un callejón hacia su féretro.IIGloria Domínguez de Leroy nació el 1 de abril de 1925, es decir que estaba a punto de cumplir 90 años. Durante 72 estuvo vinculada al Liceo Benalcázar. De hecho el colegio fue fundado por su madre, Ana López de Domínguez, y por María Perlaza. Ambas hicieron una especie de revolución. El Benalcázar fue el primer colegio de Cali en darle el título de bachiller a la mujer. Es curioso que Gloria haya muerto justo el 8 de marzo, Día de la Mujer. Gloria ingresó al Liceo cuando tenía 11 años y se graduó con la segunda promoción, en 1942. Es decir: fue de las primeras mujeres bachilleres de la ciudad. Soñaba con ser médica y de alguna manera siempre lo fue, dice Luz Elena Ayalde, directora de primaria del Liceo. “Siempre nos recetaba cuando estábamos enfermas”.En la época en que Gloria quería estudiar medicina, sin embargo, no había universidades para mujeres. Aquello puede sonar raro hoy, pero en 1942 una mujer en una universidad era tan extraño como un delfín en una autopista. La liberación femenina en todo caso hizo lo suyo y en Bogotá se abrió la Javeriana Femenina. Gloria estudió allí enfermería, pero aquello no duró mucho. Su madre la llamó de urgencia. María Perlaza tenía peritonitis y alguien debía encargarse del Liceo. Gloria lo hizo durante unos meses. Manejó, sobre todo, el área financiera. Tenía apenas 18.Años después volvió a viajar, esta vez a Estados Unidos, cuando se ganó una beca para estudiar Educación. Regresó a los 22 y fue nombrada profesora de inglés del Benalcázar. Era templada para calificar, dicen. Luego de esa experiencia Gloria viajó a Francia. Viajar la hacía feliz. Por algo también la llaman ‘ciudadana del mundo’. En una parada en España conoció a quien se convertiría en su marido: Jacques Leroy. Los hijos mayores del matrimonio nacieron en París. Después la familia regresaría a Colombia por iniciativa de Jacques y Gloria construiría el mito, asumiría la rectoría del colegio que marcaría la vida de miles de mujeres caleñas. Ayer, durante la misa que se llevó a cabo, por cierto, el Liceo Benalcázar estaba repleto. Desde niñas de diez hasta señoras de 50. Como si las egresadas, de alguna manera, nunca se hubieran ido. IIIGloria Domínguez de Leroy era una especie de madre de sus alumnas y compañeras de trabajo. Cuando debía llamarle la atención a alguien, lo hacía sin agredirlo, sin hacerlo sentir mal, educando. Isabel González Mondragón, contadora del Liceo Benalcázar, cuenta que en una ocasión Gloria le dio un coscorrón suave, afectuoso, tierno. Era una manera de llamarle la atención pero enviando un mensaje: tienes mi apoyo.Luz Elena Ayalde, la directora de primaria, dice además que Gloria era, ante todo, una mujer franca. Fue otra de sus lecciones. Luz Elena recuerda con gracia el día que entró a la oficina de Gloria para contarle que, a los 39 años, estaba embarazada. “¿Usted? ¡Niña! Pero si eso es para jovencitas”, le dijo la rectora sin caer en la cuenta de que en el fondo, le estaba diciendo vieja. Gloria consintió a Luz Elena durante todo el embarazo. Como una hija más. “A Gloria la conocí desde que tenía 5 años. Ahora tengo 55. Marcó mi vida en todos los aspectos. Yo soy egresada del Liceo y empecé a trabajar en él. Seguramente me jubilaré aquí. Gloria era una mujer íntegra, justa. Su principal virtud era la justicia y la franqueza. Era también una mujer humana, solidaria con todas las personas que la rodeaban. Con un sentido social inmenso. Cuando había desastres, no importaba en qué lugar del mundo sucedían, ella siempre organizaba colectas y diferentes actividades para ayudar”, dice Luz Elena.Hilda María Buenaventura evocó además lo que siempre les repetía Gloria a sus estudiantes y compañeras: “sentido común”. “Gloria decía: no bastan los conocimientos, no bastan las apreciaciones, ni los títulos, sino tenemos sentido común. Palabras simples pero certeras, reales y sabias. Gloria Domínguez de Leroy será nuestro norte”.La historiadora de arte Soffy Arboleda recordó además que Gloria Domínguez promovió entre sus alumnas la disciplina. También buscó la manera de que sus estudiantes conocieran qué estaba ocurriendo en el mundo y por qué. Gloria recibió en dos ocasiones la medalla José Joaquín Jaramillo, por cierto. Se le entrega a los rectores y docentes que han alcanzado un alto mérito por su gestión en la educación. “Algo muy relevante de Gloria era su firmeza en los principios. No eran negociables. Eso lo enseñó también a sus alumnas. Aquel modo de educar le ha dado al Liceo un gran reconocimiento. Y era muy discreta. Nunca le contaba a nadie la ayuda que le ofrecía a personas necesitadas. Y si Gloria supiera todo lo que estamos hablando de ella, se mortificaría. No le gustaban los reconocimientos públicos”, agregó Esperanza Tenorio, egresada del Liceo, e hizo silencio. El cuerpo de Gloria Domínguez de Leroy fue sepultado en el cementerio Jardines del Recuerdo.

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