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El arte que le gana la batalla a la violencia en la ladera de Cali

En la parte trasera de la estación Brisas de Mayo del Miocable, un grupo de niños aprenden a actuar, bailar y a hacer maromas para alejarse de la delincuencia y de las malas compañías. Un expandillero los guía.

26 de noviembre de 2016 Por: Carlos Cubillos - Integrante Semillero UAO - El País

En la parte trasera de la estación Brisas de Mayo del Miocable, un grupo de niños aprenden a actuar, bailar y a hacer maromas para alejarse de la delincuencia y de las malas compañías. Un expandillero los guía.

Sucedió hace tres años. Jhonny Guerrero, habitante del barrio Brisas de Mayo en la ladera de Siloé, creó el grupo ‘Amoralba’, que significa amor al barrio. Empezó con 7 niños, ya hoy son 60: tan solo 4 hombres y el resto mujeres, no mayores de 15 años.

Contrario a algunos de los  jóvenes del sector, estos niños prefirieron hacer malabares, actuar y bailar para ocupar el tiempo libre y no entrar a una pandilla o perderse en el mundo de las drogas. 

Es así, como cada sábado a las tres de la tarde, salen de sus casas hacia la parte trasera de la estación Brisas de Mayo del Miocable, en donde se reúnen con sus demás amigos a actuar. Los martes y jueves a bailar salsa, con la ayuda del instructor Jorge Iván Ariza.

Aunque Jhonny y Jorge Iván no son expertos en teatro, malabares y baile, simplemente buscan ocupar el tiempo libre de estos niños. Les han enseñado a los pequeños a hacer coreografías, pirámides, pararse de manos, y ahora les están enseñando a montar en zancos, construidos por ellos mismos con tubos metálicos, madera y cinta negra,  ya que, aunque cuentan con muchas dificultades económicas, buscan remediarse como puedan. “Nosotros mismos nos rebuscamos cómo construir nuestras cosas”, dice Jhonny mientras ayuda a una niña a pararse de manos.

Cambiando el pasado

[[nid:596901;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/11/siloe-danza-contra-violencia.jpg;left;{Jhonny Guerrero empezó con siete menores y hoy su grupo ‘Amoralba’ cuenta con 60.Foto: Aymer Andrés Álvarez | El País}]]Nadie pensaría que Jhonny, el hombre de 54 años que hoy se dedica a ocupar el tiempo libre de niños por medio del teatro, antes hacía parte de pandillas. Con algo de desconsuelo, cuenta que en su pasado perteneció al grupo de los ‘Chamos’ y posteriormente a la ‘Sobredosis”. Pero fue precisamente ese pasado oscuro el que lo llevó a crear este grupo.“Cuando me volví papá dije no más, voy a cuidar a mi hija y quiero darle el ejemplo de que se puede cambiar”, continúa su relato con optimismo.

A partir de ese momento, los ideales de Jhonny pasaron de robar y consumir drogas a ayudar a los niños a salir de ese mundo. 

Varios de sus “actores”, como él los llama, han logrado encontrar el camino correcto gracias a él, como es el caso de Nicol Castillo, a quien se llevó a vivir a su casa junto con su mamá y hermana porque ya estaban perdidas en el mundo de la drogadicción.

“Si ustedes ven, ella ya no consume, pero todavía tiene secuelas de su adicción”, expresa mientras señala a Nicol, una niña rubia de unos 14 años que yace acostada en el suelo somnolienta y con su mirada fija en el techo.

Y el esfuerzo no ha sido en vano. Aunque los niños manifiestan que constantemente escuchan disparos, les ofrecen drogas y los invitan a formar parte de pandillas, ellos siempre se niegan y tienen claro que “eso es malo porque matan gente y roban”, como sostiene Javier, quien con tan solo 8 años, pero una personalidad arrolladora, ya sabe que quiere ser biólogo y tener un buen futuro.

Actores de esperanza

A pesar de no contar con un gran escenario con telones, sistema de luces y vestuarios, este grupo se reúne con gran entusiasmo en la parte trasera de la estación del Miocable, un pasillo de baldosas grises poco aseado y con escasamente un baño. Sin embargo, la falta de recursos no ha sido obstáculo para hacer realidad sus proyectos. 

El pasado 17 de septiembre presentaron un show de salsa en la estación Cañaveralejo, como parte de la programación de la celebración de un año de funcionamiento del Miocable y próximamente 10 de ellos se unirán a las academias de baile Son de Luz y Fundación de Baile Danza Latina para hacer parte del Salsódromo de la Feria de Cali.

Y se proyectan haciendo muchas más presentaciones, frente a públicos más numerosos. Ellos ven el grupo “creciendo y presentándose en muchas partes”, como manifestó Dayana, de ojos verdes y una voz dulce.

Además de tener sueños en el teatro y el baile, todos los integrantes del grupo asisten al colegio, y aunque tienen que bajar una empinada loma, incluso corriendo por el peligro de las llamadas barreras invisibles, saben que con educación tendrán un mejor futuro. Así como Luis Miguel, quien se sueña siendo policía. O Javier, que se vislumbra como biólogo y Dayana, como doctora. Sus demás compañeros también se proyectan como grandes profesionales.

Pasadas las cinco  de la tarde, los niños terminan sus actividades, pero no se despiden sin antes hacer ‘vaca’ para comprar una gaseosa y compartirla entre todos.

A Jhonny no se le pasa por la cabeza abandonar el grupo, por el contrario, sigue con el mismo entusiasmo de cuando empezó con tan solo siete niños. Hoy, con 60 siguiendo sus ideales y enseñanzas, su lema es “si yo pude salir de las pandillas, cualquiera lo hace”.

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