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Deterioro y polvo tienen en crisis al Teatro Municipal Enrique Buenaventura

Más allá de que el comején se traga los palcos y la concha acústica se pudrió, el Teatro Municipal olvidó lo que era: un icono de las artes escénicas de Cali. Esa, la raíz de su crisis.

25 de noviembre de 2012 Por: Elpais.com.co

Más allá de que el comején se traga los palcos y la concha acústica se pudrió, el Teatro Municipal olvidó lo que era: un icono de las artes escénicas de Cali. Esa, la raíz de su crisis.

Es como una casa. Una que está vacía, inhabitada. Se va cayendo. Es curioso, dice Martha Márquez, dramaturga, que pase eso. Que las casas solas pierdan la vida. A lo mejor ese puede ser el argumento para una obra. Es lo que le está pasando al Teatro Municipal de Cali. Parece una casa sin habitantes que se deteriora. No sé en qué consistirá eso, pero cuando un sitio está lleno de personas cobra vida, su deterioro no se vuelve tan drástico. Lo que necesita el Municipal es que se llene otra vez de vida, de teatro. Para rescatarlo, habría que diseñar una programación permanente. Pero el Teatro Municipal está lejos de nosotros. Sucede que esta casa tiene una particularidad: los que deberían ser sus húespedes naturales, los artistas de la ciudad, no tienen llaves, no tienen cómo entrar. Ni siquiera Martha, que se ganó el Premio Nacional de Dramaturgia. En parte por eso, el Municipal cada vez se queda más solo, se deteriora. - Pensar en cómo alquilarlo para poder ensayar, pensar en cómo alquilarlo para montar una obra y convocar al público, es un problema. Los costos para utilizar el Municipal son muy altos para los artistas. Para los que deberían estar cerca, en realidad está muy lejos. El maestro Alejandro Buenaventura, delegado del Alcalde Rodrigo Guerrero y presidente de la Junta Administrativa del Teatro, sonríe con ironía mientras, a propósito, revela un dato aún más absurdo: ni siquiera la Compañía Municipal de Teatro que creó la Secretaría de Cultura de la ciudad, tiene una fecha disponible para presentarse en el Municipal.- Por simple fenómeno de relación debería ser su casa, su razón de ser y la Compañía, a su vez, debería ser uno de los elementos fundamentales de relación con el público caleño, de maduración de ese público, de educación de ese público.Entonces, dice el maestro, más allá de lo que denunció esta semana Mario Fernando Prado en una columna de opinión, más allá de las goteras que abrieron boquetes en los techos donde ensayan los músicos, de que la concha acústica se pudrió y que por eso el tradicional concierto de diciembre de la Orquesta Filarmónica no se podrá hacer esta vez en el Municipal, la problemática del Teatro que lleva el nombre de su hermano, Enrique Buenaventura, es mucho más profunda.- Lo que más me preocupa es la parte espiritual del Teatro. Se ha ido corrigiendo lo físico como terrazas, techos, muchos problemas que tenía. Quedan algunos que se van a ir arreglando. Pero lo que más me preocupa es que el Teatro no tiene ideología, filosofía, carácter. El Teatro Municipal ya no sabe qué es. Alejandro Buenaventura se refiere a una especie de círculo vicioso en el que se ha caído. Para mantenerse, porque la plata que le da el gobierno no le alcanza (de $1.500 millones requeridos en 2012 apenas se aprobaron $369 por ejemplo) el Teatro se alquila para cualquier certamen, “no importa su calidad”. Y eso, dice Buenaventura, explica parte de la decadencia: se perdió el respeto por el Municipal.“Se ha llegado a la desastrosa conclusión, al absoluto convencimiento - escribió- de que el arrendamiento del edificio para cualquier actividad que produzca beneficios económicos es válido y justificado. Esta situación ha ido minando el prestigio, la dignidad y el concepto que el público caleño tiene de nuestro máximo centro de expresión de las artes escénicas y claro, lo ha ido distanciando. Ese es el resultado más negativo de la actual política. Por un lado se sostiene el edificio y su nómina y del otro perdemos el verdadero público, el público para el cual existe. En esas condiciones cabría preguntarse: ¿Para qué lo sostenemos? ¿Para qué lo mantenemos abierto? La justificación se plantea con algunos espectáculos de mediano y en contadas oportunidades, alto nivel artístico, programados cada cierto tiempo y que podríamos atrevernos a afirmar, no cobijan más del veinte por ciento de la actividad anual del Teatro.”En este punto surge, entonces, una pregunta: ¿el Presidente de la Junta Administrativa del Municipal no tiene las herramientas para transformar esa política que considera equivocada? El maestro Buenaventura revela otro detalle que dimensiona la soledad del Teatro. - Por lo menos yo lo discuto. Pero la Junta Administrativa está divorciada del Teatro todo el tiempo. Se reúne cada mil años. Y no tiene una real injerencia en lo que pasa. Se reune para firmar una que otra cosa, escuchar unos informes que en realidad no se oyen. Es una junta simbólica, sin participación real. Sus integrantes son personas muy importantes de la ciudad pero que no alcanzan a tener una real participación en la vida del Teatro...Eduardo Alberto Romero Ramos, administrador de empresas, es el director del Teatro Municipal. Al cargo llegó en febrero de 2011 por invitación del alcalde de entonces, Jorge Iván Ospina. Y aquello, justamente, es otro asunto que, se interpreta, también podría estar afectando al Teatro, explicando su deterioro. - Por mi amistad con el exalcalde Jorge Iván Ospina - que es amistad, no filiación política- se han dado varios intentos de cambio en la dirección durante esta Administración. Pero el cambio no es fácil. Por un lado el cargo, por ley, exige un alto perfil: ser administrador de empresas, haber cursado postgrados, tener experiencia en cultura. Pero por otro lado, el salario es muy bajo y los problemas son muchos. Por eso nadie se ha atrevido a aceptar la dirección en el gobierno de Rodrigo Guerrero. Hay que asumir la crisis cultural del Teatro, pero también sostener un edificio que acaba de cumplir 85 años sorteando un déficit presupuestal de casi $700 millones anuales, lo que no permite hacer los mantenimientos requeridos. El comején, por ejemplo, dice el director, es otro problema. Está acabando con la madera de los palcos, la silletería.- Pero este es un Teatro habitable. Aunque hay dificultades, hay que reconocer que en la Alcaldía pasada se invirtieron recursos para recuperarlo. Se adecuaron techos, terrazas, salones. - ¿Sin embargo, qué va a pasar con la concha acústica?- Hablé con el alcalde Rodrigo Guerrero. Se buscará el apoyo de la empresa privada. Una concha acústica cuesta alrededor de $150 millones, instalada.Una propuesta de salvaciónMás allá de seguir lamentando el estado actual del Municipal y continuar añorando su pasado glamuroso de grandes compañías teatrales, grandes bailarines y músicos y montajes como ‘La Celestina’, ‘El sueño de una noche de verano’, y la emblemática ‘A la diestra de Dios Padre’ lo importante ahora es encontrar una manera de recuperar un teatro que es identidad e historia de Cali. Alejandro Buenaventura, justamente, tiene una propuesta.- En primer lugar debe cambiarse radicalmente la filosofía o el concepto con que se ha venido manejando el teatro, pasar de la propuesta simplemente administrativa a una propuesta de Dirección Artística. Es decir que la administración debe encargarse de administrar los recursos, su utilización y su manejo y la Dirección Artística debe encargarse de dar la orientación, el destino y la presencia del teatro entre nuestra gente de Cali, el país y el exterior. Para cambiar esa filosofía es necesario entonces cambiar el concepto de cómo se generan recursos de sostenimiento y logística y es claro que eso es difícil y debe diseñarse toda una estrategia. En primer lugar intentar una programación cultural agresiva y definida.Pero no solo eso. La propuesta incluye hacer un censo de los posibles espectáculos con que la ciudad cuenta, darles continuidad. También, entre otras cosas, apoyar la Compañía Municipal de Teatro, la Orquesta Filarmónica, crear la Compañía Municipal de Danza, “organismos fundamentales para mantener una programación continuada de alto nivel. Y que la Junta Administrativa del Teatro debe ejecutar no solo una labor de fiscalización en el manejo de su economía sino también y principalmente, de fiscalización en el manejo de su proyección artística y cultural. La junta es la verdadera voz de la opinión del público en el manejo del teatro y el teatro se debe a su público”. Mientras eso pasa, sin embargo, el Teatro Municipal estará ahí como un ejemplo de lo que le sucedió a la ciudad. No solo se alejó de la cultura. Se le olvidó, también, qué era.

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