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¿Cuánto le cuesta el vandalismo al mobiliario público de Cali?

Los delincuentes de la ciudad se roban desde las tapas de las alcantarillas hasta los faroles.

27 de febrero de 2012 Por: Jessica Villamil Muñoz | Reportera de El País

Los delincuentes de la ciudad se roban desde las tapas de las alcantarillas hasta los faroles.

Con los $15.000 millones que ha tenido que invertir Cali en los últimos dos años para reponer el deterioro en el mobiliario público ocasionado por actos vandálicos se podría construir otra ciudadela educativa.También se podrían teraminar las obras que le hacen falta al Estadio Olímpico Pascual Guerrero y sobraría plata. Incluso, esos $15.000 millones servirían para construir una estación intermedia del MÍO como la Julio Rincón, que urge en la troncal de Aguablanca. Pero no. Esos recursos tienen que ser destinados por entidades como Emcali, Planeación Municipal, la Secretaría de Tránsito, Metrocali y Megaproyectos en la reparación de farolas, luminarias, tapas de recámaras de energía, alcantarillas, telefonía, redes, sillas públicas, paraderos, cestas de basura, semáforos, señales de pare...“Esa no es una plata que sale del bolsillo de Megaproyectos, sale de los impuestos que pagan los caleños, por eso nos debería doler el vandalismo que azota a la ciudad y denunciar a quienes lo cometen”, dice Germán Padilla, gerente técnico de la empresa.Sumas y restasDesde $500 hasta $50 millones puede costar un solo daño en algún elemento instalado en las calles por la Secretaría de Tránsito de Cali. El ingeniero Carlos Enrique Panesso, coordinador técnico de la dependencia, explica que el sector más afectado es el cuadrante de las calles 70 y 73, entre carreras 1 y 7. También están la Avenida Ciudad de Cali y la Autopista Simón Bolívar. “Allí más nos demoramos en reinstalar los cables de los semáforos, que éstos en ser robados”, explica.Una vez, agrega, se robaron un kilómetro de cable. Cada metro cuesta $500, el valor en el mercado negro puede ser igual de ínfimo, sin embargo, el daño para la movilidad es incalculable, sostiene Wílmer Tabares, vocero de la Secretaría de Tránsito. Agrega que en muchas oportunidades la dependencia tiene que revisar otros tramos para ver qué cable está sobrando y cortar para reponer donde hubo daño porque “el presupuesto es reducido”, reconoce.Los verdugos de la movilidad —en este caso— suelen ser los habitantes de la calle que golpean los semáforos hasta que bloquean el sistema y éstos pierden su luz. “Ellos se paran en las intersecciones más importantes para asumir el papel de reguladores y por eso piden monedas”, señala el ingeniero Carlos Enrique Panesso.También hay quienes se han llevado los controladores de los semáforos. Un equipo de esos puede tener un precio de $50 millones.Además, las señalizaciones muchas veces son pintadas con aerosol y otras, que tienen base en aluminio y hierro, son arrancadas para ofertarlas en el comercio ilegal. Al mes se roban cerca de 30 de estos elementos y cada uno tiene un costo promedio —con instalación incluida— de $3 millones.Pero la movilidad no es la única afectada con el accionar de los vándalos. También padecen los usuarios de las comunicaciones, generalmente en los sectores industriales y comerciales de Cali.El Área de Mantenimiento de Telecomunicaciones de Emcali revela que en el 2011 se destinaron $1.500 millones a la reposición de cable. Los sectores donde más ocurren los hurtos son Guabito, el centro, Colón y Alfonso López.Laureano Ávila, jefe de la dependencia, explica que la empresa está perfeccionando sus sistemas y que las tapas de las recámaras se están haciendo en fibra de vidrio porque las de concreto requieren hierro y eso las hace atractivas para los delincuentes.Igual ocurre con las tapas de las recámaras de acueducto y alcantarillado. A diario Emcali tiene que reponer entre 25 y 30. Y aunque para los vándalos el hierro que se extrae puede representar entre $5.000 y $10.000 por cada tapa, a la empresa hacer una sola reposición le cuesta hasta $330.000.“El centro y las calles 25 y 26 son las más afectadas. La mayoría de los 2.234 habitantes de la calle que tiene la ciudad están asentados en esa zona y ellos levantan las tapas y luego las muelen hasta que sacan el hierro”, precisa Efraín Torres, jefe del Departamento de Recolección de Aguas Residuales.Misión imposibleNada parece suficiente para frenar el accionar de los delincuentes. Eso es lo que dice Germán Padilla, gerente técnico de Megaproyectos.Explica que la empresa ha construido postes de 6 metros de altura, soldado las luminarias por dentro y por fuera, puesto coronas de seguridad, instalado bombillas de un color especial para diferenciarlas y evitar que las vendan en otras ciudades, pero nada es suficiente.“Desafortunadamente, los ladrones se saltan la seguridad. Es triste que una lámpara que nos cuesta $300.000 ellos la destruyan y la vendan a $10.000”, agrega.Indica que sólo en la Comuna 17 (El Caney, Valle del Lili, El Ingenio y El Limonar) se invirtieron el año pasado $130 millones en reposiciones.María Fernanda Penilla, subdirectora de Control Urbanístico de Cali, dice que el Municipio ha adelantado muchos programas cívicos para hacerle entender a la comunidad los costos de no cuidar el mobiliario. Sin embargo, los daños en sillas públicas, canecas de basura, parques y puentes, el año pasado le costó a la Administración Municipal más de $87.000 millones.

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