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‘Creeser’ promueve un mejor futuro para los niños de Cali

Mariana Cobo, una de las líderes de la entidad, invita a apadrinar a menores de edad del sector de Altos de Menga, en el norte de la capital del Valle.

30 de diciembre de 2011 Por: Redacción de El País

Mariana Cobo, una de las líderes de la entidad, invita a apadrinar a menores de edad del sector de Altos de Menga, en el norte de la capital del Valle.

María Victoria Córdoba de Piedrahíta, su abuelita, recibió una carta fechada el pasado 29 de noviembre. La remitente, Claudia Alejandra Ramírez, otrora joven sin futuro promisorio que, gracias a la Fundación Creeser, terminó su bachillerato y hoy sueña con estudiar derecho.“Primero, quiero darles las gracias a usted y a Mariana por abrirnos las puertas hacia los sueños a muchos niños y jóvenes como nosotros. Por quitarnos la ceguera que teníamos pensando que por vivir en un barrio pobre seguiríamos siendo pobres toda la vida. Pero ahora no pienso lo mismo, pienso que si uno es pobre es de mentalidad, cuando tú haces lo posible por alcanzar tus metas uno deja de ser pobre para ser rico en sabiduría y conocimiento y es esto lo que hace a una persona rica, no el dinero, ni sus propiedades ni el barrio donde vive. Esto es algo de lo mucho que he aprendido en Creeser... Las quiero a las dos, muchas gracias por haberme abierto las puertas hacia un futuro mejor”.Mensajes como éstos a través de cartas, tarjetas o de viva voz son, en parte, los que impulsan a Mariana Cobo Piedrahíta a seguir adelante con Creeser, la iniciativa que concretó hace cinco años con el fin de brindarles alimentación, educación, salud básica y recreación a niños de sectores vulnerables para mejorar su calidad de vida y despertar su capacidad de soñar.En este empeño, la caleña, de 22 años, ha contado con la colaboración de empresas y voluntarios, especialmente de su abuelita María Victoria, quien ha estado al frente de la entidad mientras ella cursa sus estudios de economía y de psicología en la Universidad de Virginia, Estados Unidos.Pero desde la lejanía Mariana ha estado al tanto de lo que pasa en la fundación y ahora que está en vacaciones, aprovecha para invitar a los caleños a que se unan a su causa sirviendo como padrinos a estos niños de escasos recursos de Altos de Menga, por sólo $115.000 mensuales.Aun cuando cuenta con el respaldo de la Fundación Clínica Versalles (que acogió desde un comienzo a Creeser como un programa de la entidad) y de la colaboración de los colegios Bolívar y La Colina y de empresas como Alquería, Pan y Queso, BBVA, Totto y la Fundación Telefónica, Mariana sigue tocando puertas para ampliar los cupos de esta organización que presta sus servicios a 150 menores, entre los 6 y 16 años.Los niños y jóvenes, luego de cumplir con sus actividades escolares en colegios públicos de Altos de Menga, principalmente en la Institución Educativa Santa Cecilia, llegan a la sede de Creeser, en el barrio El Bosque. Allí se les brinda almuerzo, hacen sus tareas y reciben refuerzos académicos por parte de docentes pagados por la entidad. Asisten a clases de arte, música, teatro, cómputo, inglés y desarrollo humano. Se les ofrece refrigerio y se marchan a sus hogares entre las 5:00 y 6:00 p.m. Cuentan, además, con un médico de la Clínica Versalles, que vela por su salud. “Necesitamos más padrinos porque hay que contratar otra psicóloga, pues la problemática de estos niños que aguantan hambre o a veces sufren abusos es muy difícil. Nuestro sueño es tener una sede propia para poder expandirnos. Cada día nos llegan a rogar por cupos, pero no podemos recibir un niño más. Sólo llegamos al 6% de los niños de Altos de Menga en edad escolar, porque los recursos no nos alcanzan para más. Sólo tenemos a los que realmente podemos atender bien. Funcionamos mañana y tarde y no damos abasto”, explica Mariana, ex alumna del Colegio Bolívar.De ahí su llamado a los caleños de buen corazón para seguir con su misión y la de su grupo de colaboradores; ampliando además, su radio de acción para llegar a más niños y ayudarlos a proyectarse al mundo con un futuro más halagador. Como siente que lo ha logrado en estos cinco años con los beneficiarios de Creeser.Hemos notado el cambio, comenta Mariana, entusiasmada por esos pequeños detalles que son grandes logros a la vez. “Al principio, eran bullosos, agresivos; después del almuerzo dejaban el reguero; llegaban con los zapatos rotos, con piercing. Hoy son muy disciplinados, se preocupan por llegar con su uniforme bien presentado; luego del almuerzo el lugar queda implecable. No hay una mala palabra ni hay peleas. Hoy en día ninguno está desnutrido, no hay epidemias. De 150 niños sólo 10 perdieron el año escolar. Uno antes les preguntaba qué querían ser cuando grandes y respondían que chofer de bus. Hoy dicen quiero ser médico, ingeniero, técnico en sistemas, abogado. La mentalidad de estos niños y jóvenes ha cambiado, se proyectan con un mejor futuro”, concluye Mariana esbozando una sonrisa.

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