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Conozca los problemas que enfrentan los más de 11 mil indígenas que viven en Cali

En Cali existen 11.598 indígenas y hay seis cabildos establecidos: Yanacona, Nasa, Misak, Kofán, Inga, Quichua. ¿Dónde están? ¿De dónde vienen? ¿Cómo viven? Informe.

2 de junio de 2013 Por: Santiago Cruz Hoyos | Reportero de El País

En Cali existen 11.598 indígenas y hay seis cabildos establecidos: Yanacona, Nasa, Misak, Kofán, Inga, Quichua. ¿Dónde están? ¿De dónde vienen? ¿Cómo viven? Informe.

Cali, también, es una ciudad indígena. De hecho, su nombre es indígena. Cali, en quechua, significa ‘caribes’. En lengua Nasa, ‘tejido trenzado sin agujas’. Todos los días utilizamos palabras indígenas y sin embargo lo ignoramos. chipichape es una palabra indígena, lo mismo que imbanaco, guala, jamundí, yumbo, tuluá, buga, quilichao, pichindé, petecuy. A veces, también, jugamos juegos indígenas y lo desconocemos. El profesor Jimmy Sevilla, del pueblo Yanacona, recuerda que la lleva es indígena, el tejo también. Los mismos indígenas, como su lengua y la influencia de su cultura en la ciudad, están invisibilizados, no tenemos idea de cómo o dónde viven. Y no son pocos. En Cali, según el Dane, hay 11,598 indígenas. En la ciudad son seis los cabildos que se han establecido. Adriana Menza, funcionaria de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Bienestar Social, los enumera sin titubear: Yanacona, Misak, Kofán, Inga, Quichua, Nasa, aunque también hay indígenas pertenecientes a otros pueblos que apenas están en el proceso de establecer su cabildo. El término, a algunos, los confunde. Pensamos que cabildo es un territorio, un resguardo, suponemos entonces que los indios habitan en zonas específicas de Cali. No es así. Resguardo efectivamente significa territorio indígena, cabildo, en cambio, es gobierno, “los encargados del buen vivir”: gobernador, tesorero, fiscal, secretarios. Saber qué es lo uno y qué es lo otro no es minucia. Adriana Menza explica que por ese desconocimiento los cabildos de Cali han tenido una dificultad monumental que explica su precaria situación social: algunos funcionarios del Estado, como ignoran los términos, no les reconocen sus derechos porque aseguran que la ley cobija a los que viven en los resguardos. Es como si alguien que naciera en una ciudad perdiera sus derechos por salir de ella. Una de las tareas de los cabildos en Cali es dar el debate sobre la interpretación de las leyes que los involucran. Los indígenas están dispersos en toda la ciudad, viven en casas en arriendo o inquilinatos e incluso en invasiones. Sin embargo, hay pistas para encontrarlos. Los Inga, por ejemplo, que se dedican a vender plantas y productos medicinales, habitan, algunos, en el centro, barrios Santa Rosa, San Juan Bosco y El Calvario. Se trata de personas que llegaron en los años 50 provenientes de Santiago, Putumayo, huyendo de la violencia.Hay otros Inga que llegaron desde Mocoa, también Putumayo, y estos se ubican más fácilmente en el barrio Brisas de los Álamos, mientras que los que llegaron de Aponte, Nariño, se encuentran en Meléndez y Alto Nápoles. También hay Ingas ubicados en el oriente de la ciudad, comunas 13, 14, 15, 16 y 21. Los datos son del ‘Estudio etnológico de las comunidades indígenas ubicadas en Cali’, de la Fundación Universidad del Valle y la Alcaldía.Los Misak, también conocidos como guambianos, se han ubicado en las comunas 18 y 21; los Quichua, llamados etnia diáspora - han migrado a países como Bolivia, Perú, Venezuela, Chile, Costa Rica, Panamá y a Cali desde los años 50 -se ubican principalmente en el centro, sobre la carrera diez, donde comercializan ropa, mochilas. Los Misak son expertos en tejidos. Los Yanacona, que vienen del Gran Macizo Colombiano, resguardos Rioblanco, Guachicono, Pancitará, Caquiona y San Sebastián, son los que están más dispersos en la ciudad. Viven en las laderas de las comunas 1, 18 y 20. También en las comunas 14, 16 y 21. Todos están en los estratos 1, 2 y 3.Carlos Imbachí, su gobernador, dice que son varias las razones para haber llegado a Cali desde hace tiempo ya, los años 30. Está la violencia del departamento del Cauca, para empezar. Sucedió también que sus resguardos se quedaron sin tierra ante el crecimiento de la población, migraron para buscar nuevos territorios. Otro ‘atractivo’ de Cali es que ofrece la promesa del estudio y el trabajo. Los Yanacona se emplean, los que lo logran, en servicios domésticos como jardinería, también en construcción, panadería, comercio y oficios técnicos. Carlos Imbachí es electricista. La mayoría de los indígenas empleados en Cali, por cierto, tienen un contrato verbal, les pagan al día o semanal, no tienen prestaciones sociales y los despiden sin aviso. Eso también lo ignoramos, los indígenas de la ciudad están en la línea de la pobreza extrema, algunos aguantan hambre. De los siete días de la semana, muchos comen sólo cuatro. Nancy Charco, gobernadora del Cabildo Quichua, denuncia además que a los ancianos les quitaron los subsidios que les otorgó el gobierno, entonces tienen que trabajar. Su papá, de 83 años, dice, es uno de ellos. Los kofán, que llegaron del resguardo Bocanas de Luzón ubicado en el Bajo Putumayo, son más difíciles de encontrar. Según el estudio la Fundación Universidad del Valle y la Alcaldía, eso se explica porque por lo general son familias flotantes. Los kofán viajan hasta sus resguardos, permanecen por periodos largos, retornan.A Cali, también, llegaron para escapar de la violencia, la guerra entre las Farc y las Autodefensas por el dominio de la coca. Pero hay otros motivos. Las petroleras cambiaron las reglas de vida en su tierra y eso los hizo huir. Además los kofán son especialistas en yagé, bebida sagrada y misteriosa. Eso los impulsó a ir a diferentes ciudades de Colombia para ofrecerla, vivir de lo que pagan por las tomas. Los kofán son distinguidos médicos tradicionales.Los Nasa, por su parte, llegaron a Cali por desastres naturales como la avalancha del río Paéz, ocurrida el 6 de junio de 1984. También, como todos, llegaron para huir de la guerra. En Cali hay indígenas Nasa en toda la ciudad menos en barrios estrato 5 ó 6. Casi la mitad del cabildo, el 43.5% exactamente, son nacidos en Cali.Adriana Menza, que justamente hace parte del pueblo Nasa, dice que la Cali indígena siempre ha existido. Pueda que muchos pueblos hayan migrado, pero también desde los tiempos anteriores a la Conquista han vivido indios en este territorio. Se sospecha, incluso, que lo que es Cali hoy fue un resguardo indígena disuelto. Quizá los que a la larga migraron fueron otros.En todo caso, la Cali indígena invisibilizada, ignorada, desconocida, ahora pretende resurgir, reinvindicarse. Los seis cabildos urbanos, a pesar de sus diferentes creencias, sus diferentes formas de ver el mundo, se unieron, elaboraron una sola política, una sola voz, unos objetivos comunes. Trabajan, por ejemplo, para recuperar la tierra. Como no tienen vivienda propia, le han solicitado al Estado respaldo para tener una gran reserva natural en la que puedan vivir, levantar sus casas. Recuperar la tierra, dice el gobernador Inga Francisco Jacanamijoy, es recuperar la dignidad. Apenas 16 familias Inga, de las 144 que hay en Cali, explica, tienen un rancho propio. Los otros deambulan por ahí, los humillan. Más que empleo, además, necesitan capacitación y recursos para hacer crecer sus unidades productivas, los negocios. Su visión del trabajo es distinta a los de “los occidentales”. Los indígenas hablan de labores que los hacen felices como cultivar la tierra, como tejer, como la medicina natural, no de empleos y horarios. El indígena quizá no tiene dinero pero es dueño de su tiempo. También requieren que en las escuelas se implemente la etnoeducación. Más que química, aspiran que sus muchachos reciban las clases en la huerta, aprendan a cultivar la tierra, no olviden su idioma. En salud, dicen, aunque el decreto 1811 de 1991 estableció que tenían derecho a la atención gratis, en los hospitales y centros de salud pocos conocen ese decreto, no los atienden. La Cali indígena invisibilizada demanda, entonces, que por fin la empecemos a ver.Una escuela indígena para reconocerseLos cabildos indígenas establecidos en Cali han creado mesas de concertación con las alcaldías de la ciudad y ahí, de manera callada, silenciosa, han logrado avances importantes. En los años 2002, 2003, por ejemplo, tenían una problemática. La educación que se les ofrecía estaba muy alejada de la realidad y las necesidades indígenas. Además, los colegios “occidentales” les resultaban costosos, no tenían cómo pagar las mensualidades, lo que generaba deserción. El tema, tratado en las mesas de concertación, empezó a tener, en parte, una salida. En 2004 surgió la Escuela Integral Indígena, ubicada en la Loma de la Cruz y manejada por el colegio Santa Librada. Allí, 105 niños indígenas de los seis cabildos aprenden sus propios idiomas, aprenden a cultivar la tierra en una huerta, conocen la historia de sus antepasados, conocen la propia organización de su pueblo. En la Escuela, por ejemplo, hay una guardia indígena infantil. La meta con aquel trabajo es que los niños se reconozcan como indígenas. Solo así pueden defender sus derechos. ¿Porque cómo reclamar lo que uno no siente como propio? En ello, también, se han logrado avances. El profesor Jimmy Sevilla recuerda que a algunos de los estudiantes les daba pena montarse en los buses que tenían carteles con el nombre del cabildo, la ruta. Les daba vergüenza que les identificaran como indígenas. Ahora, asegura el profesor, los niños se suben, tranquilos.Sus propios objetivos del milenioEn el año 2000, 189 países, miembros de Naciones Unidas, elaboraron un documento en el que acordaron lograr ocho propósitos, ocho grandes problemáticas que deben ser superadas, para 2015. Se trata del documento conocido como los ‘Objetivos de Desarrollo del Milenio, (ODM), en el que se incluye, por ejemplo, erradicar la pobreza extrema, lograr la equidad de género, combatir el Sida, reducir la mortalidad infantil, fomentar una asociación mundial para el desarrollo.Para los indígenas de Colombia, sin embargo, esos objetivos están alejados de su realidad, de sus propias necesidades y ambiciones, por ellos elaboraron y presentaron sus propios Objetivos del Milenio. Son cinco. Está, en primer lugar, la protección y defensa del territorio indígena. Que se les reconozca su tierra como sagrada, que se les reconozca su posesión sobre la misma. Está, también, que se les reconozca su propio gobierno, su propia justicia. El tercer objetivo es lograr el rediseño institucional del Estado que permita una conversación más fluida con las comunidades indígenas. El cuarto es el buen vivir de las comunidades con el que se busca llamar la atención sobre el cuidado de la naturaleza, el respeto de sus cosmovisiones. Y el quinto objetivo es garantizar el respeto a la consulta previa, que todo lo que el Estado realice en su territorio sea consultado previamente.Conozca aquí la segunda parte de este informe sobre las comunidades indígenas que habitan en Cali.

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