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Conozca la historia de 'El Clavo', la revista joven más querida por los caleños

Cumple 20 años El Clavo, la revista universitaria de La Javeriana que trascendió como medio de expresión caleño. César López, su fundador, recuerda para EL País cómo han sido esas dos décadas.

18 de julio de 2016 Por: César López Fundador de El Clavo - Especial para El País

Cumple 20 años El Clavo, la revista universitaria de La Javeriana que trascendió como medio de expresión caleño. César López, su fundador, recuerda para EL País cómo han sido esas dos décadas.

En el año 1996, un grupo de jóvenes caleños, estudiantes de la Universidad Javeriana, se reunían en tertulias a cuestionarse por la situación de violencia y desigualdad en Colombia, y por la indiferencia de los universitarios ante las problemáticas sociales del país.

Éstos espacios darían como resultado que seis de ellos decidieran materializar ésas discusiones en una publicación impresa, cuyo nombre significara la necesidad de construir una nueva ciudadanía a través de la generación de espacios reales de participación estudiantil. Este medio de comunicación cumple 20 años y se llama El Clavo.

Hablar de elaborar un medio de comunicación impreso dirigido a estudiantes, que genere reflexión y opinión en el contexto de una sociedad donde ser joven es sinónimo de ligereza, inmediatez y hasta irresponsabilidad, puede ser visto como una quijotada.

Y tal vez esa fue la razón para que cuando los fundadores solicitaran apoyo a la institución de la que eran estudiantes, la respuesta fuera que llegaría cuando publicaran  una tercera o cuarta edición. Y que a partir de ahí esa respuesta  se constituyera en el motor para nacer como un proyecto autosostenible: los fundadores tuvieron (tuvimos) que vender pauta publicitaria, además de realizar la preventa de la primera edición.

Tiempo más adelante los apoyos de la Javeriana llegarían, pero traducidos en publicidad, lo que los haría clientes; de esa forma se garantizó la independencia editorial de la publicación.

Los de El Clavo también organizaban fiestas y conversatorios, producían souvenirs y merchandising, como alternativas para la financiación de la publicación. En esa época había otros medios estudiantiles como La Palabra de la Univalle, Paréntesis de la Santiago de Cali, Vía Libre de la Universidad Libre y Tau de la San Buenaventura. Pero el más similar por su independencia y pluralismo era El Grafito, liderado por el  hoy  gobernador de Nariño, Camilo Romero. En la actualidad solo quedan La Palabra y Vía Libre, y han aparecido otros como Papel de Colgadura de Icesi.

Referirse a El Clavo en el ámbito universitario era hablar de un grupo de jóvenes de diferentes carreras, y también universidades, que tenían posturas políticas y estaban dispuestos a dar debates internos en las instituciones académicas. Su forma de participación siempre fue a través de crítica constructiva, opinando y aportando soluciones, debatiendo con argumentos en el plano de las ideas como en la actualidad lo sigue siendo política editorial de la revista. 

Esta ha sido una muestra de trabajo colaborativo y voluntariado, expresión juvenil a través de una organización que fue creciendo en número a medida que la publicación seguía saliendo. También muchos profesores, escritores y personajes de la vida local y nacional se dejarían seducir por la idea de publicar libremente y manifestar su punto de vista. Profesores como “El Mazo Prado” y Hernando Llano Ángel de la Javeriana; escritores como Alberto Salcedo Ramos, Efraím Medina Reyes, Pirry, Julio César Londoño, Daniel Samper Ospina, y otros líderes de opinión, se pueden contar como cómplices.

El trabajo del medio de comunicación también ha sido el de propiciar debates y construir desde la diferencia. Para el 18 de agosto de 1999, por ejemplo se logró concertar un conversatorio con Jaime Garzón: era una época de mucha violencia, él estaba muy amenazado, y la logística para que un grupo de estudiantes lo trajera era complicada. Pero ya estaba anunciado. Cinco días antes, lo asesinaron. En homenaje, la portada de la edición 38 tendría la foto famosa de Garzón con un pato, tomada por el vallecaucano Carlos Duque. 

El Clavo se ha construido a ensayo y error, desde su estilo editorial hasta las formas para seducir a los clientes para que pauten en un medio que las agencias de publicidad llaman “de nicho”. Pasar por todas las modificaciones que la Dian le ha aplicado al comercio; las dificultades de ser emprendedores.

Luchar para que el papel se impresión se totalmente amigable con el medio ambiente, como el de ahora: libre de cloro elemental y elaborado a partir de biocombustibles

Hemos sido tercos. La terquedad, constancia y disciplina, es lo que nos ha llevado a seguir adelante pese de las dificultades. Es una demostración que sí se puede hacer empresa desde un sector tan complejo como el de las industrias creativa. Un esfuerzo pensando también en varias generaciones de jóvenes caleños que quieren construir y necesitan una primera exposición mediática antes de convertirse en grandes. Así como Chocquibtown, Julio Nava y Herencia de Timbiquí, para citar solo tres ejemplos.

Durante estos 20 años, nuestra labor fue destacada en dos oportunidades con el Premio Nacional de Periodismo Universitario. Uno de los jurados de la última versión fue el director de la Revista Semana, Alejandro Santos Rubino, quién manifestó que El Clavo era ganador por ser un medio que había trascendido el periodismo juvenil, y no había buscado imitar a los medios masivos apostándole a la alternatividad e independencia.

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