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Conozca cómo los vecinos del Gran Limonar se organizaron para alejar a los rumberos

Desde hace tres meses, trece personas asumieron la misión de evitar que quienes se divierten en los bares cercanos parqueen sus vehículos frente a las viviendas del barrio El Limonar.

10 de noviembre de 2011 Por: Karen Ferrin | Reportera de Vivir Limonar

Desde hace tres meses, trece personas asumieron la misión de evitar que quienes se divierten en los bares cercanos parqueen sus vehículos frente a las viviendas del barrio El Limonar.

Jueves, 8:30 p.m. Horacio González sale de su casa hacia la Carrera 66 con Calle 11 para encontrarse con algunos de sus vecinos. Con silla en mano y vestido para soportar el frío de la noche, se dispone a cubrir el turno de más de cinco horas con el que “garantizará la tranquilidad de las calles del Gran Limonar ”. Entre tanto, Juan Guillermo López recorre en su Nuevo Mazda 3 las calles que lo separan de su casa, en el barrio El Ingenio, de su bar predilecto de la Carrera 66 con Calle 12. Sentados bajo la sombra de un frondoso árbol y formando un círculo, Antonia, Camilo, Carlos Andrés, Fabián, Luisa, María del Carmen, Horacio, Gerardo, Felipe, Eduardo, Gustavo, Javier y César permanecen vigilantes ante el arribo de quienes se disponen a divertirse en la nueva zona rosa del sur de Cali. (*) “El trabajo más fuerte se realiza en las fiestas especiales o en las quincenas, porque la gente sale más y esto se pone bastante pesado”, afirma un hombre que suma 29 años de edad.Él y sus acompañantes hacen parte del grupo de 'guardas de andenes' que se formó el 3 de agosto y que ha iniciado “una guerra pacífica en contra de la bulla que no deja dormir a los vecinos del Gran Limonar”.9:20 p.m. Juan Guillermo llega a la zona vigilada e intenta ubicar su carro frente a la casa de Gerardo, pero las trece personas se ecercan a él para explican por qué no puede hacerlo, con palabras suaves, sin discutir.“Esta labor nació por la necesidad de tener una noche tranquila, pues el ruido de los carros, las alarmas y los borrachos no dejaban dormir”, señala otro de ellos.“Además, los pasillos se habían convertido en un orinal y un basurero. Por ello nos reunimos, no para ir en contra de los propietarios de los bares, sino para evitar que nos parqueen carros en frente de nuestras viviendas”, continuó.De acuerdo con los líderes de esta cruzada, lo que se busca es que los cuidadores de carros entiendan que el suyo es un barrio residencial cuyos moradores sólo quieren descansar en las noches, “sobre todo porque es un sector donde la mayoría de los vecinos son adultos mayores”, explica otra de las líderes. “Una vida de tormentos”Los parques de la Carrera 67 con Calle 11 y la Carrera 66A con Calle 12, frente a la Iglesia Santa María del Camino, dejaron de ser, por mucho tiempo, una zona de recreación para adultos y jóvenes, porque en ellos abundaban los borrachos dormidos y los preservativos utilizados en los alrededores.“Una vez sorprendí a una pareja teniendo sexo en la puerta de la iglesia, ¿qué es eso? Ya no tienen ni respeto con los símbolos religiosos”, exclamó, asqueado, uno más. Y añadió que, “los rumberos son tan descarados que montan sus carros en la cancha, abren las puertas y ‘pum pum pum’, el estruendo”.También explicó que “como somos tan poquitos, estamos moviéndonos constantemente para poder cubrir el sector, pues no podemos permitir que la cancha se convierta en un karaoke”. Por su parte, una de las ‘guardas de andenes’, de 66 años y sueño liviano indicó que “con esa pasadera de carros, esa pitadera y esa música a alto volumen no logra dormir nadie”. “Viviendo en un estrato 5 y pagando facturas súper caras, no es justo que nos toque aguantar toda esta gritería”, precisó.El que había hablado antes confiesa que no logra explicarse “por qué en un barrio residencial suceden este tipo de cosas. Mucha gente ha tenido que vender y los compradores no quieren pagar lo que valen las casas precisamente por el problemita éste”.Entre tanto, el propietario de una de las droguerías del barrio, se queja igualmente de la situación: “los andenes ubicados frente al negocio se han ido agrietando con el tiempo por la subidera de los carros allí”.Otra de las vigilantes recordó que “hace un tiempo una ambulancia se metió por esta calle y no pudo pasar ni para adelante ni para atrás y lo mismo le sucedió al carro de la basura. Esto es un caos”.Igualmente cuestiona “por qué Planeación Municipal le niega el uso del suelo a personas que quieren abrir una tienda en el sector, pero sí se lo aprueba a los dueños de estos locales, que sólo generan malestar”.El reloj marca la 1:30 de la madrugada y los guardas se disponen a regresar a sus hogares, no si antes renovar la promesa de no abandonar su labor.“Desde el primer día no hemos parado y no podemos hacerlo, porque entonces sí perdemos no sólo la partida, sino esta guerra que es pacífica, pero guerra al fin de cuentas”.(*)Los nombres fueron cambiados por seguridad.

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