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¿Cómo manejar el duelo en la época decembrina?

En la época de fin de año reviven los sentimientos de tristeza y dolor por aquellas personas que ya no están, a continuación lea los siguientes consejos para saber qué hacer en ese caso.

22 de noviembre de 2011 Por: Redacción de El País

En la época de fin de año reviven los sentimientos de tristeza y dolor por aquellas personas que ya no están, a continuación lea los siguientes consejos para saber qué hacer en ese caso.

La Navidad no tiene el mismo sabor cuando la época llega precedida por un duelo, esa reacción emocional que surge cuando se ha perdido algo. La muerte de un ser querido, la pérdida de una parte del cuerpo, la ausencia de la mascota, un divorcio o una quiebra son situaciones que con-llevan a un duelo, el cual genera síntomas orgánicos, emocionales, espirituales y sociales donde el doliente siente que no es capaz de seguir y nada tiene sentido.Y aunque todos estamos acostumbrados a ganar y nunca a perder, vale la pena revisar, de la mano de Patricia Carvajal de Recio, directora de la Clínica del Duelo, cinco pasos claves para prepararnos y afrontar el duelo en medios de las festividades de fin de año:Viva el dueloReconózcalo y acéptelo. Identifique los sentimientos que le genera (dolor, tristeza, rabia, angustia, desesperanza o impotencia) y exteriorícelos para la recuperación emocional. De modo que: si quiere llorar, llore; si quiere estar solo, hágalo; si quiere compartir lo que siente con alguien de su confianza o escribir una carta, puede hacerlo. Muchos dicen: ‘No voy a llorar, tengo que seguir adelante’, y lo único que hacen es enmascarar lo que sienten. ¿Decorar o no decorar?: Cada persona es autónoma. Muchos deciden no poner decoración navideña y es respetable; hay otras que lo hacen en honor de esa persona. Haga lo que su corazón le indique sin hacerse daño, ni hacérselo a los demás.Duelo en Navidad: La persona debe reconocer que el duelo es algo doloroso, más en esta época de fin de año y que necesita rodearse de gente buena. Esto quiere decir que debe buscar personas que sean significativas como amigos y familiares. Ellos constituyen el principal grupo de apoyo para que el doliente no se sienta solo y exprese sus sentimientos. Si la persona llora, déle un abrazo o tómelo de la mano, eso para el doliente tiene un gran valor. Lo más inorportuno es decirle a esa persona “No llores” o decirle el 31 de diciembre “Feliz año”. Eso es como una bofetada. Haga sus rituales: Estos se hacen para expresar un sentimiento. Uno de los más comunes es prender una vela en honor de ese ser querido para que la luz de ese amor que él nos dio físicamente, siga en nuestro corazón. También para que esa luz acompañe a su espíritu, dependiendo del tipo de creencias que tengamos. Además hay que recordar al ser querido en esas fechas. Hablarle, decirle que lo extrañamos. También se puede hacer un brindis en honor de ese ser querido por todo lo que nos dio.A solas, pero unos instantes: En el duelo hay momentos en que el doliente quiere estar solo y es bueno ponerlo de manifiesto, pero deben ser momentos, no días o semanas enteras. Ir al cementerio el 24 ó el 31 de diciembre es una decisión autónoma, así como la manera en que expresan los sentimientos: llevando las mejores flores a la tumba, escribiendo una carta y enterrándola o escribiendo un poeta al que se fue. Todo se vale. Aislarse resulta un atentado porque la persona se queda sola con sus sentimientos.Tome nota Cada duelo es diferente, no podemos compararnos con el otro, cada persona reacciona diferente y no podemos juzgar las reacciones de los demás. Al doliente hay que permitirle que hable y llore. En la recuperación emocional es importante refugiarse en las creencias espirituales, así como acudir a conferencias, leer libros o artículos del tema. Hay que reconocer lo que siente, no reprimirse.Fechas significativas como el cumpleaños, el fin y el principio de año son difíciles, pues sentimos más ese vacío emocional o esa ausencia física.Luego de un duelo, nada vuelve a ser igual porque algo falta. Es normal que la persona no sea la misma, pero ante la adversidad, el doliente decide si se queda en el hueco y se enferma o si se recupera e incorpora nuevas rutinas porque la perdida implica cambios.

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