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Baila tango, baby

La caleña Paula Andrea Sánchez es la bailarina de tango más joven del mundo. A los 3 años aprendió a bailar mientras observaba los sensuales movimientos que les enseñaban a otros alumnos. Hoy, a los cuatro, ya se presenta en escenarios como el teatro Jorge Isaacs.

20 de diciembre de 2010 Por: Katherine Arredondo | Elpais.com.co

La caleña Paula Andrea Sánchez es la bailarina de tango más joven del mundo. A los 3 años aprendió a bailar mientras observaba los sensuales movimientos que les enseñaban a otros alumnos. Hoy, a los cuatro, ya se presenta en escenarios como el teatro Jorge Isaacs.

“¡La Escuela Tango Vivo & Salsa Viva tiene el gusto de presentar a ‘Los Pequeños Tangueros’: Paula Andrea y Julio César!”… dice, o mejor grita, Yomar Sánchez. Su mano va a la boca como si tuviera un micrófono. En realidad no tiene nada.Enseguida se escuchan aplausos. Son de cuatro espectadores, aunque aplauden tan fuerte que pareciera que esas palmas chocando una y otra vez son las de toda una multitud. Los artistas, después del anuncio, caminan hacia el ‘escenario’. Ella está vestida de rosado. Él lleva camiseta negra, jeans y tenis del mismo color. Frente al escaso público unen sus frentes y sus mejillas, estrechan sus manos, conectan sus miradas. Van a bailar ‘El Choclo’, un popular tango estrenado en 1903 y considerado en algún tiempo como himno de Argentina. Comienza la canción. Él abre las piernas en diagonal. Ella pasa una pierna en la apertura de su compañero. Es un ‘gancho’, uno de los pasos del tango. La escena transcurre en un lugar poco común para una presentación: hay un comedor, un bifé, un sofá, dos mesas, un cuadro y un computador portátil. Se trata de la sala de un apartamento ubicado en el norte de Cali, frente a la Terminal del Transportes.Allí vive la bailarina de tango más joven del mundo. Se llama Paula Andrea Sánchez, tiene cuatro años y mide un metro y 22 centímetros. El tango ‘El Choclo’ termina. Paula Andrea y su compañero, Julio César Caicedo, de 7 años, hacen una venia antes de marcharse, mientras el público, conformado por sus papás, Yomar Sánchez y Johana Castro, su tía Martha y su abuela Dora, se pone de pie para despedirlos con otra descarga de aplausos. ¿Milagro de la música o de la genética?Paula Andrea Sánchez nació el 23 de mayo de 2006 en Cali. Durante el embarazo, sus padres practicaron la estimulación intrauterina, un proceso que promueve el aprendizaje en los bebés aún en el útero, para optimizar su desarrollo mental y sensorial. Desde los tres meses de gestación, cada vez que Johana llegaba a su casa de trabajar, se acostaba y Yomar le ponía un discman en el vientre con las sinfonías de Mozart. Paula Andrea se movía. Quizá ya bailaba. Sin embargo, algunas teorías aseguran que ‘el genio de la música’ poco tuvo que ver con las destrezas artísticas de la bailarina. El médico Jhon Jairo Gómez, neonatólogo del Centro Médico Imbanaco afirma que las melodías no alcanzan a atravesar las estructuras necesarias para originar estímulos en el bebé. Para que un niño nazca con la pasión por la música, no requiere de melodías que le pongan durante la gestación, sino sólo de predisposición genética, insiste el especialista. Pero la música hace milagros. Se sabe de vacas que producen más leche cuando escuchan a Mozart. O melodías de Bach que hacen que un hombre con miedo se tranquilice. Sea obra de la genética o de la música, ¿qué importa? lo cierto es que Paula Andrea, la bailarina de tango más joven del mundo, nació amando el baile y la música y eso que en su familia nadie lleva esa afición.“En todo momento Paula está escuchando, bailando o cantando algo”, comenta Martha Castro, su tía. Pero la verdadera pasión por el tango Paula la descubrió hace un año y medio. Todo se dio cuando sus padres, quién lo iba a creer, la inscribieron en talleres de natación, primero. Después de dibujo. Después de plastilina. Querían que la niña se relacionara con otros niños. El problema es que ninguno de esos talleres le gustó. Al final intentaron con la música. Yomar y Johana tocaron las puertas de dos importantes escuelas de baile de la ciudad. Pero fue difícil. Les dijeron que no la recibían porque estaba muy pequeña. Pero la madre insistió. La Escuela Tango Vivo & Salsa Viva por fin decidió aceptar a la pequeña.Lina María Valencia, directora de la academia, todavía recuerda la insistencia de Johana. “Me decía que su hija era súper pila, que le encantaba bailar, que escuchaba música y comenzaba a moverse... Al final le dije que la trajera a ver cómo se comportaba”. Paula, con 3 años, entró a la clase de ‘Pequeños Artistas’, que es de niños de 4 a 6 años. Su primo Julio César también ingresó a la escuela. Ella hacía rondas musicales y bailaba ritmos latinos, pero un día llegó a la casa diciendo que sabía bailar tango.Lina María quedó impresionada cuando vio a Paula salir de su clase y asomarse por una puerta de vidrio a otro salón para repetir, con gran talento, todos los movimientos de tango que les estaban enseñando a los alumnos de 7 a 11 años.La escena se repitió todos los sábados del mes que duró el curso. Paula, cada vez que terminaba su clase, se iba al otro salón e imitaba los pasos de los alumnos mayores. Lo suyo por el tango es una vocación inquebrantable. La hora de las presentacionesLa clausura del curso fue la primera presentación de Paula. Ella y su primo Julio César bailaron el tango ‘La Cumparsita’, escrito a finales de 1915 y considerado el tango más difundido a nivel mundial.Fue en un auditorio de Comfenalco, en agosto de 2009. Le fue tan bien a Paula aquel día, que desde entonces es bailarina oficial de la escuela. Ahora se presenta en los campeonatos y festivales de tango que organizan en el teatro Jorge Isaacs. También en centros comerciales, fiestas privadas, colegios y claro, en el templo del Tango en Cali ‘La Matraca’. Allí la niña es ya un ícono. Pero quizá el sitio más extraño donde ha bailado Paula es una Iglesia. El 31 de octubre, en la misa del quinto piso de La 14 de la Sexta, le dijo a su tía en medio de los Padres Nuestros y del sermón del día, “¿Por qué no nos presentamos aquí?”. El Padre autorizó y todos los fieles se quedaron hasta el final de la eucaristía para ver el show. Paula y Julio bailaron los tangos ‘La Yumba’ y ‘El Choclo’. Aplausos atronadores. Cuando la ve en el escenario, Johana siente que está cumpliendo un sueño. Ella, de niña, quiso ser la bailarina.Un talento innatoLo de Paula es pasión por el tango. Pero también talento, técnica, vocación. Lo dice Julián Chica, su profesor particular en la academia. Paula, aunque es una niña, explica el profesor, es sensual por naturaleza. Hace ganchos, empeines, ochos, sacadas, figuras al aire complejas, variaciones rápidas, caminadas y tiene manejo del torso. Y lo hace como si llevara años encima bailando. Y es que el talento de Paula es reconocido también por los grandes bailarines de tango del continente. Edwin Chica, campeón nacional, asegura que no existe otra persona en el mundo que desde los tres años tenga el nivel de coreografía que tiene Paula. La gran galaAquella noche que bailaba ‘El Choclo’ en la sala de su casa, Paula se preparaba para debutar en el Tercer Festival de Tango ‘Colombia y Argentina 2010’, en el Teatro Jorge Isaacs. Fue una noche memorable. La bailarina más chica del mundo compartió escenario con los campeones internacionales de tango de la compañía caleña Tango Vivo. También con los bailarines de la escuela argentina Che Tango y con la Orquesta Victoria, del mismo país.Las 1.136 sillas del teatro estaban ocupadas. Y la expectativa aumentó cuando Lina y Edwin, los directores de la academia, anunciaron el acto de Paula. “¡Tenemos una coreografía muy especial. Les presentamos a Paula y Julio, los bailarines de tango más pequeños en todo el mundo. Recibámoslos con un fuerte aplauso!”. Luego del enérgico anuncio, todo quedó en penumbras. Eran las 9:17 de la noche. Segundos después, se encendieron varios focos en el escenario y sonó la versión instrumental de ‘El Choclo’. Paula salió por el costado izquierdo de la tarima y Julio por el derecho. Se encontraron en la mitad. Ella se para, le da la espalda. Parece una pequeña estatua de oro. Está estrenando un vestido dorado. También lleva una rosa dorada la cabeza. Julio está vestido de negro, con una corbata y un chaleco dorado. “¡Braaaaaaavo!”, gritan los espectadores. Hay silbidos. Hay histeria. Los asistentes se sorprenden con cada uno de los movimientos que hace la pareja. Alaban el talento. También la valentía. No es fácil para dos niños enfrentar al público. Julio carga a Paula. Ella lo abraza a la altura de la cintura con sus piernas. Dan cuatro vueltas y luego ella arquea la espalda y deja la cabeza a unos pocos centímetros del suelo. Pone los pies en el piso y continúa con el baile. “¡Braaaaaaavo!”.La canción termina tres minutos después. La pareja concluye la coreografía. Hacen una ‘toalla con cambré’. Es un paso en el que Julio debe cargar a Paula, pasarla por detrás de su cuerpo, como secándose con una toalla. Luego la sostiene de la espalda y de las piernas para que ella quede con la cabeza rozando el suelo y con las piernas apuntando hacia arriba. Las ovaciones no paran. La pareja se toma de la mano, hace la venia y sale del escenario. Las luces se apagan, el telón se cierra.

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