Autoridades deberán controlar el exceso de ruido en Sebastián de Belalcázar

El Dagma y la Policía tendrán que ejercer control, especialmente, los fines de semana. La medida beneficiará a 200 familias del barrio Arboledas.

El Juzgado Trece Administrativo de Cali ordenó al Municipio de Santiago de Cali y a la Policía Metropolitana a que adopten las medidas para solucionar definitivamente la contaminación auditiva y la invasión del espacio público que se presenta en el sector aledaño a la estatua de Sebastián de Belalcázar. Esta medida beneficiaria a cerca de 200 familias del barrio Arboledas, en el oeste de Cali, que desde hace varios años vienen interponiendo tutelas y acciones legales para dar solución al problema. La sentencia se da luego de que Ana Milena González Botero, residente del edificio Punta de Oeste, interpusiera una acción popular exigiendo la protección en el goce del espacio público y un medio ambiente sano.“Es una lucha que venimos dando desde hace varios años y sólo hasta ahora tenemos solución. Hemos enviado cartas al Dagma, la Policía y el Tránsito y sólo hemos tenido soluciones temporales. Por ejemplo, cuando está el CAI móvil en el sector se reduce el ruido, pero se va y la situación vuelve a lo mismo”, precisó Ana Milena González Botero. La mujer agregó que los principales generadores de ruido del sector son las personas, que en estado de alicoramiento, se estacionan en sus automóviles a escuchar música con altos niveles de volumen hasta la madrugada.Según la sentencia, las medidas correctivas tendrán que realizarse dentro de los cinco días siguientes a la notificación. Asimismo, se ordenó que las acciones se apliquen especialmente entre los días jueves a domingo en horario comprendido entre las 9:00 p.m. y 7:00 a.m.“Nosotros entendemos que la estatua de Sebastián de Belalcázar es un icono turístico de Cali y como tal es muy visitado. Pero la generación de ruido hasta altas horas de la noche provocada por personas que llegan con los radios de sus carros a todo volumen es impresionante”, manifestó Evelio Zuluaga, vecino del monumento.Zuluaga agregó que no sólo es el problema de ruido, si no también el de la inseguridad, las ventas ambulantes y el caos vehicular.“Los automóviles de los visitantes se estacionan en zonas prohibidas o frente a nuestros garajes, situación que en muchos casos está manejada por particulares que hacen de esto un negocio y no acatan las leyes de tránsito, es un total alboroto, sobretodo los fines de semana cuando llegan más visitantes que superan el promedio normal”, dijo. Las autoridades respondenEn los informes rendidos por las autoridades dentro del proceso la Policía Metropolitana informó que ha desarrollado actividades de control en la zona diseñando un plan estratégico que arroja resultados positivos. Por su parte, el Dagma en un comunicado notificó que ha realizado operativos de control a la zona, encontrando recurrentemente la situación de ruido que corresponde al estacionamiento de vehículos particulares, los cuales impactan con música a altos volúmenes; vendedores ambulantes de comida; personas que hacen presentaciones lúdicas de manera informal y ciudadanos usando el espacio de manera recreativa. “El Dagma no posee legalmente competencias para ejercer acciones frente a la situación pues su sistema de sanción no cobija fuentes móviles, solo fuentes fijas”, dice en uno de sus apartes el documento.