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“Ahora a Cali se le mira distinto desde afuera”: Rodrigo Guerrero

El alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero, asegura que aunque “es el pavimento el que atrae mucho”, la gran apuesta de su administración se está dando a nivel social. “Quiero que los colegios oficiales tengan mejor educación que los privados”.

31 de mayo de 2015 Por: Luz Jenny Aguirre | Editora de Cali de El País

El alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero, asegura que aunque “es el pavimento el que atrae mucho”, la gran apuesta de su administración se está dando a nivel social. “Quiero que los colegios oficiales tengan mejor educación que los privados”.

La recuperación de la autoestima, el civismo y la confianza en la ciudad  es para el alcalde Rodrigo Guerrero una de las cosas más importantes que ha pasado en Cali en los últimos años.

Ese amor por la ciudad  y creer que aquí pueden pasar grandes cosas son, a su juicio, el motor más poderoso para hacer de este el mejor de los vivideros.

El mandatario habla de las obras de infraestructura que se han hecho y se harán, pero asegura que las inversiones cruciales están en la educación, lo único que en verdad permite acortar las brechas sociales.

En los municipios la constante es hablar de pobreza y de escasos recursos. Sin embargo, usted dice que Cali ha experimentado un crecimiento en este sentido...

Lo que hay detrás de eso es la recuperación de la soberanía administrativa, luego de dar por terminado el contrato con Sicali, que no nos permitía gestionar nuestros propios ingresos. Eso  marcó la diferencia.  La gente ha vuelto a creer en la administración pública.  La recuperación de la confianza de Cali es la que ha permitido que los ingresos de libre destinación se hayan cuadruplicado. Este año estamos invirtiendo medio billón de pesos, que era una cosa nunca soñada. No obstante, estamos cortos todavía y tenemos que mejorar.

¿Dónde se está invirtiendo esa plata?

En primer lugar, está en infraestructura, incluyendo Valorización.  Allí hay un paquete muy grande. Segundo, está en inversión social, específicamente en los TIOS (Territorios de Inclusión y Oportunidades). Allí hay $100.000 millones este año. Eso es lo que corrige la desigualdad en la ciudad: inversión en agua, educación, vías y salud en las zonas más necesitadas. Eso es lo que va a disminuir la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen.

Por lo regular esas inversiones no son muy visibles. ¿Qué es eso que está pasando en los TÍOS?

La semana pasada estuve en la Comuna 7 y todos los líderes reconocían que por primera vez en la historia estamos invirtiendo recursos importantes allá. Antes era solo el situado fiscal, lo que se arañaba del presupuesto. Hoy en día la plata del situado fiscal son centavos comparados con lo que estamos haciendo. La gente está consciente a ese nivel. Ahora, hay otro sector de la ciudad que no se da cuenta, que se entera  del túnel y otras obras. El pavimento atrae mucho,  pero nosotros estamos haciendo eso que, si bien no se nota, es fundamental para el futuro de la ciudad.

Otra de las prioridades ha sido el Jarillón...

Se está invirtiendo  para reubicar a las personas. Llevamos ya dos mil familias de las 6500 que hay que mover. Esa es una obra de ingeniería social, si se quiere más complicada que la obra de ingeniería física que estamos haciendo, de la prevención de sismos y la tecnología para evitar una inundación por rotura del jarillón.

¿Va a dejar evacuado el dique?

No creo que alcancemos a acabarlo todo, pero creo que tendremos cerca de la mitad, sobre todo las áreas críticas, que según el estudio de los holandeses son siete y hay que darles prioridad. 

La educación pública ha sido la cenicienta de los presupuestos muchas veces y en Cali los reclamos por la mala infraestructura escolar no se han hecho esperar…

La inversión social tiene como componente fundamental la educación y está demostrado que los países que han progresado, como Corea, hicieron revolución en el desarrollo fundamentados en la educación. Invertir en educación es mejorar la oportunidad de una ciudad para disminuir la inequidad.

La inversión no es tanto en los megacolegios, sino en mejorar la infraestructura física, aumentar las aulas, mejorar esas pocilgas que se tenían para que sean espacios adecuados, dotados de tecnología. Es muy importante la conversión a educación digital, que es una estrategia pedagógica considerada modelo a nivel nacional, el proyecto Tit@, cuyos frutos se van a  ver muchos años, capacitando a los profesores para que ellos  sepan cómo funciona la pedagogía. Ese es mi proyecto predilecto y espero que esa sea mi gran contribución al desarrollo de la ciudad, apuntando a la educación oficial, porque que la educación privada sea muy buena no es gracia, a lo que tenemos que darle prioridad es al sector público.

Cuando me gradué del Berchmans, sabían más química y física los del Santa Librada, eso es lo que yo quiero, que los colegios oficiales tengan mejor educación que los privados. Este año de recursos propios han sido $57.000 para este sector.  

¿Qué resultados ha tenido el trabajo por recuperar la confianza inversionista en Cali?

A nivel individual, quien no crea en sus propias capacidades no sale adelante nunca, no tiene autoestima. Esto también ocurre con  las ciudades. Una ciudad que esté convencida que no es capaz de hacer nada, que todo lo que hace está mal, puede conseguir el dinero más grande y hacer las inversiones y la gente no lo aprecia. Una de las cosas que ha cambiado de manera importante en estos tres años y medio es que los caleños hemos recuperado el civismo, la autoestima y la confianza en nosotros mismos. Ya no tenemos que andarnos comparando con Bogotá o Medellín. Ahora la gente de esos sitios viene a ver qué estamos haciendo aquí. El  que hayamos hecho los Juegos Mundiales, que son tres veces los Panamericanos y la cumbre de presidentes del Pacífico es un gran indicador. Cali se mira totalmente distinto ahora desde afuera.

¿Esa confianza en qué se traduce en términos prácticos?

A Cali viene más gente, la escogen para proyectos, programas e inversión. En los tres últimos años se han generado cerca de 160.000 empleos. Se ve en la ocupación hotelera, que ha casi duplicado su oferta de camas.  Las convenciones volvieron a Cali, porque tenemos un encanto especial, el clima, la música, las mujeres, la gastronomía. Está también la llegada de  grandes superficies y los eventos masivos como el Petronio, el Salsódromo de la Feria, son cosas muy positivas de la ciudad que llegan a todos los estratos.

Usted dice que Cali logró las tasas de  homicidios más bajas en muchos años,  pero  muchos siguen manifestando dudas sobre las cifras...

Tenemos cifras confiables, datos ciertos que no se maquillan. Quien muere 28 días después por herida causada en un atraco cuenta como homicidio. Con esa información sabemos que tenemos las tasas de homicidios más bajas de los últimos 20 años, pero son excesivamente altas todavía. Es bueno que las hayamos bajado, pero tenemos la obligación de seguirlas bajando.

¿Cuáles son las claves para esa reducción?

Fortalecer los mecanismos del estado para el manejo de seguridad y justicia, invirtiendo. Por ejemplo, Cali será la ciudad con más cámaras de vigilancia del país, más de 1100. Otro punto es el entorno social, los sitios de mayor pobreza son los de mayor violencia, es donde hay mayores migraciones también. Por eso la estrategia de inversión social debe estar dirigida hacia allá. Educación y transporte público también son importantes para conseguir la igualdad social.

“Ya no tenemos que andarnos comparando con Bogotá o Medellín. Ahora la gente de esos sitios viene a ver qué estamos haciendo aquí”.

Justo sobre ese tema, las quejas sobre el servicio del MÍO son constantes. ¿Por qué los caleños debemos creer que el sistema sí va a ser exitoso y le va a cumplir a Cali?

Porque es una necesidad, en todas partes del mundo tienen que llegar a sistemas de transporte público que le permitan a la gente su desplazamiento. El desplazamiento en carro o moto es altamente ineficiente, peligroso, congestiona y contamina. Difícil lograr que sea un transporte eficiente, sí. Pero ya estamos pasando los 500.000 pasajeros diarios otra vez. 

 Acaban de sacar el Corredor Verde a concurso internacional para sus diseños. ¿Será  realidad este sueño o se seguirá quedando en el papel?

Este proyecto lo queremos terminado para cuando Cali cumpla 500 años. Espero que sí sea una realidad. Logramos que este proyecto quedara dentro del Plan de Desarrollo, con dineros asignados y ya se abrió el concurso mundial para que todos los arquitectos puedan soñar qué hacer allí. Podemos hacerlo por etapas, nos podemos gastar 20 años, yo creo que ya es irreversible. Los caleños no se van a dejar quitar eso.

Uno podría pensar que otros proyectos que pueden quedar en el papel son Ciudad Paraíso y la recuperación del centro...

También son proyectos irreversibles. La Fiscalía está sacando a licitación su edificio, al lado está la estación del MÍO que también ya está adelantada. Eso será el detonante para el proyecto de vivienda. Una de las ideas es revitalizar el centro, que la gente viva en él. Se harán cerca de 16.000 viviendas de interés social.

¿Por qué las empresas privadas esta vez sí decidieron montarse en este proyecto?

Porque lo ven factible y real y hay confianza en la administración. El gran desarrollo, en el modelo económico nuestro, no lo hace el estado. El estado es facilitador y regulador y el esfuerzo privado es el que jalona.

 

Cali es...

¿Cuál es su sueño de ciudad?

Una ciudad densa, con el sistema de transporte público al máximo, que no sea hecha para los carros. Una ciudad que se pueda caminar, de bicicletas. Una ciudad para vivir, amable, tranquila, segura y alegre.

¿Qué tiene que hacer el caleño por su ciudad?

Comprometerse a trabajarla. Los caleños somos dados a autoflagelarnos, no diría que sea genético, pero sí cultural. Magnificamos todo lo malo. Eso se corrige en la medida en que comencemos a afianzarnos en que lo que pasa en Cali también es bueno. Mire, por ejemplo, toda la gente que está regresando a Cali a vivir.

¿Qué es Cali para usted?

Amable, acogedora, alegre, abierta al cambio, sin diferencias sociales, integrada social y culturalmente.

Su sitio favorito de la ciudad..

El río Cali y ahora, el bulevar del río.

Un sabor caleño...

 Sorbete de badea.

El caleño es...

Descomplicado.

El orgullo de la ciudad...

Precursora de la independencia, fiel heraldo de la libertad, como dice el himno. 17 días antes de Bogotá nos independizamos. Precursora de la conciencia social, las fundaciones que se hicieron aquí en los años 80 son ejemplo (FES, Fundación Carvajal, etc).

 

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