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“Acá no se han metido porque Dios es muy grande”

El Hospital Isaías Duarte Cansino está ubicado en medio de dos invasiones: La colonia Nariñense y ‘Los de Mojica’.

17 de julio de 2011 Por:

El Hospital Isaías Duarte Cansino está ubicado en medio de dos invasiones: La colonia Nariñense y ‘Los de Mojica’.

El Hospital Isaías Duarte Cansino está ubicado en medio de dos invasiones: La colonia Nariñense y ‘Los de Mojica’. Pero la institución jamás ha sido protagonista de tragedias.Las balaceras, los robos, los asesinatos ocurren de la avenida para afuera. El personal de seguridad teme que pronto se rompa el silencio que caracterizó durante casi diez años el hospital: En menos de un mes allí se empezarán a recibir todas las urgencias médicas y por causas violentas que ocurran en el oriente de la capital del Valle.La idea es descongestionar el Hospital Carlos Holmes Trujillo para iniciar con su remodelación.González, uno de los vigilantes, muestra dónde se levantará el muro que buscará contener los posibles ataques de familiares rabiosos, las mallas que se tenderán para restringir el paso a la zona de hospitalización. También, la garita que tiene vidrios blindados. Como si se prepararán para la guerra.El hombre cuenta que todas las noches, afuera, se escuchan tiroteos. Que en dos oportunidades han intentado meterse los ladrones, “pero no han podido porque Dios es muy grande”.Javier Arévalo, director del Carlos Holmes, señala que se van a invertir $200 millones en las obras de protección. Y que la Policía también se concentrará en la zona.Una enfermera ya experimentada que habla mientras se dirige a la puerta de salida dice que “adentro todo es muy calmado, pero afuera la cosa es a otro precio”. A los familiares de los internos se les pide que hagan el cambio de turno de compañía antes de las cinco de la tarde, cuando todavía está la luz del día.“Después ya es un lío entrar o salir. Los taxis no vienen mucho a esta zona y a los que no les alcanza para el pasaje se exponen a que los roben en el camino”, explica otro de los vigilantes.Es noche de miércoles, en total hay cinco hombres y mujeres prestando el servicio de seguridad. Ven un partido de la Copa América mientras alternan con las labores propias de su oficio. Esperan que la calma no sea sólo un recuerdo.

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