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30 niños con cáncer buscan ayuda para su hogar en Cali, ¿cómo ayudarlos?

El hogar de paso La Divina Providencia es otro de esos lugares de la ciudad donde se hacen milagros en silencio. Acoge a niños de todo el Suroccidente que se recuperan en Cali. Usted puede darles una mano este viernes.

2 de junio de 2011 Por: Redacción de El País

El hogar de paso La Divina Providencia es otro de esos lugares de la ciudad donde se hacen milagros en silencio. Acoge a niños de todo el Suroccidente que se recuperan en Cali. Usted puede darles una mano este viernes.

Como si tener un hijo enfermo no fuera suficiente, a veces pasa que el médico y el tratamiento están a 18 horas de camino en bus. Una amalgama entre tozudez de madre y costumbre hacen que Martha diga que ya no es tan horrible semejante paseo desde el Caquetá. Lleva siete años haciéndolo, tiempo durante el cual Diego Alejandro ha sido sometido a tantas cirugías para corregir su malformaciones que ella no lleva bien la cuenta.Sus días en Cali son felices pese todo, a la lejanía de la familia, al dolor de las operaciones, a la angustia de la recuperación.Ambos llegan siempre a una casa color crema de enorme ante un jardín que queda cerca al Parque del Perro. Se llama hogar de paso La Divina Providencia, un lugar donde apenas se abre la puerta empiezan a cruzarse en el camino chiquitines de cabezas rapadas o algunos con brazos o piernas vendadas.Esta fundación acoge desde hace quince años a niños enfermos de cáncer o que padecen males infectocontagiosos y deben trasladarse a Cali con sus familiares para el tratamiento, pero no tienen donde llegar.La casa color crema es un sueño que se hizo realidad hace un año, cuando por fin la fundación tuvo la sede propia de anhelaba. Luce recién pintada, es luminosa, los cubrelechos de los camarotes son coloridos y allí descansan docenas de muñecos de peluche bien organizados en fila.Una de las camas con más juguetes es la de Marcela. Hace poco le operaron la pierna izquierda y ya casi no le quedarán señas de aquella deformidad que le impedía caminar. Esta pequeña de 7 años cuenta que es de Guapi, un pueblo del que ya no se acuerda, pues fue llevada a La Divina Providencia cuando tenía dos años y desde entonces esta ha sido su casa. No ahorra ni una sola sonrisa, las gasta todas, al tiempo que guía a los visitantes el su tour por la fundación. Andando a toda velocidad en sus muletas llega al cuarto de Carol Dayana, la huésped más joven en este momento. Se trata de una bebé de dos meses, que ya ha sido operada dos veces. Martha, la mamá de Diego Alejandro, la carga mientras tanto y vigila el oxígeno y el monitor cardiaco. “Los médicos dicen que sólo le funciona medio corazón”, explica.La mayoría de quienes llegan aquí lo hacen porque son remitidos por hospitales que conocen de este hogar de paso. No pagan un sólo peso y obtienen alojamiento, comidas y la posibilidad de que el paciente se recupere en un ambiente agradable, viendo televisión en la sala de entretenimiento, jugando con otros niños o leyendo un cuento de la biblioteca.Pilar Carbonel, directora de la fundación, explica que tienen capacidad para 33 niños y que reciben desde recién nacidos hasta chicos de 15 años. Es común que el grueso de los visitantes provenga de pueblos del Cauca, aunque también se acercan muchos de regiones vecinas a Cali.

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