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Vinos artesanales le ponen sabor al Valle

Cava Rozo, Santa Solera y Don José son algunas de las marcas que se producen en el departamento. En poblaciones como Bolívar, Rozo, Santa Elena (en El Cerrito) y Ginebra se fabrican vinos artesanales que hacen parte de una tradición ancestral que se remonta a más de 60 años.

18 de agosto de 2010 Por: Yaira Arroyave Monsalve, reportera de El País.

Cava Rozo, Santa Solera y Don José son algunas de las marcas que se producen en el departamento. En poblaciones como Bolívar, Rozo, Santa Elena (en El Cerrito) y Ginebra se fabrican vinos artesanales que hacen parte de una tradición ancestral que se remonta a más de 60 años.

Convertir el vino artesanal en un producto típico del Valle del Cauca es el objetivo de pequeños productores de la región que han empezado a posicionar sus bebidas en el contexto nacional.En poblaciones como Bolívar, Rozo, Santa Elena (en El Cerrito) y Ginebra se fabrican vinos artesanales que hacen parte de una tradición ancestral que se remonta a más de 60 años cuando empezaron a darse los primeros cultivos de uva en el Valle del Cauca.Hoy los microempresarios del vino reciben apoyo de entidades como el Sena, que los capacita para que el producto cumpla con las condiciones necesarias para ser comercializado y para que el sector funcione como una industria generadora de empleos y de ingresos. Onofre Benitez fue líder de la industria vinícola del Departamento. Por más de 50 años produjo en el municipio de Bolívar un vino que ha sido degustado por visitantes de Inglaterra, Estados Unidos, España, Chile y Venezuela, entre otros países.Después de su muerte, su hijo, llamado también Onofre trabaja por seguir con la tradición, aunque la empresa ha sufrido algunos cambios de administración. Su marca es Vino Don José. “Trabajamos sólo con uvas cultivadas en la región y tenemos vino blanco, tinto y rosado, cuya botella se vende entre $10.000 y $12.000”, cuenta Onofre Benitez.También dice que en este momento está en los trámites para abrir nuevos puntos de venta y poder empezar a exportar.Por otra parte, en el corregimiento de Santa Elena, en El Cerrito, el más vinícola de la región, se produce desde hace casi 10 años el vino Santa Solera. Julia Jaramillo, su creadora, decidió formar empresa gracias a la tradición familiar de producir uva y a una capacitación que recibió de Corpoginebra.“Al principio hacíamos 100 botellas al mes, ahora producimos 2.000 y estamos en proceso de adaptación de la planta para llegar a una meta inicial de 15.000 botellas al mes”, explica Julia, quien también cuenta que su hija se ha vinculado con la empresa de lleno y realizó todo su proyecto de tesis con la formalización de Santa Solera.Para el proceso de desgrane de la uva, Julia contrata unas 20 personas y al mismo tiempo espera crecer su nómina para fortalecer la comercialización en ciudades como Cali y Bogotá.Esta mujer, que asegura que dos copas pequeñas al día son ideales para disfrutar de las bondades medicinales que ofrece el vino artesanal, hace parte del grupo de productores que está recibiendo capacitación del Sena para mejorar sus procesos.Jairo Portilla, normalizador de la Mesa Sectorial de Producción de Bebidas del Sena explica que actualmente “se está trabajando en un programa de gestión y desarrollo empresarial alrededor de los vinos rústicos obtenidos bajo condiciones artesanales en esta zona”.El programa ha logrado que se determinen las etapas del proceso productivo del vino con sus correspondientes características, hasta alcanzar uniformidad en el producto terminado para posicionarse como productores de un vino regional con unidad de especificaciones y atributos para la oferta al mercado.Según Portilla, unas 16 personas están involucradas en este proceso que se está llevando a cabo con productores de Santa Elena. “El programa tiene enfocados a los participantes como un equipo que ha de exportar estos productos una vez se logren adelantar todos los requisitos que establece Invima”, explica.Una pasión por el vinoCava Rozo es seguramente uno de los más nuevos participantes formales de este sector empresarial en el Valle. El ingeniero Industrial Javier Ríos decidió crear empresa uniendo sus conocimientos profesionales con su más grande pasión: los vinos.Fue así como en julio del año pasado se conformó jurídica y comercialmente Cava Rozo, una empresa que utiliza para su producción uvas de La Unión, Santa Elena y Ginebra y tiene una capacidad instalada para unas 10.000 botellas mensuales.Raúl Ramírez, el enólogo de Cava Rozo reafirma el carácter tradicional de los vinos, pues se ha formado empíricamente. “Es un arte que aprendí por mi familia, desde que tengo 12 años fabrico vino y hoy tengo 37”, recuerda.A su turno, Javier Ríos, propietario de la empresa, asegura que el objetivo es trabajar por consolidar esta industria en el Valle. “El vino debe convertirse en un producto típico de la región, no queremos competir con las marcas internacionales porque las condiciones de nuestras uvas son completamente diferentes a las de ellos. Además, nosotros no usamos ningún tipo de químico para la fabricación y eso nos hace especiales”, cuenta.Cava Rozo también generar empleo a mujeres cabeza de hogar de la zona, a quienes les compra los empaques artesanales y de lujo de los vinos que son hechos con hoja de plátano.El sueño de estos microempresarios es que sus productos sean vendidos en las grandes cadenas de supermercados, abrir sus propios puntos de venta y empezar a exportar. Para esto necesitan recibir más apoyo de las entidades gubernamentales y de investigación que les permita seguir consolidando al Valle del Cauca como una región productiva e industrial.

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