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Para los indígenas Emberá Siapidará las artesanías trascienden el plano de lo natural: es una conexión con sus ancestros. | Foto: Foto: El País

CALI

Valores vallecaucanos: El hombre que preserva la tradición indígena en la Loma de la Cruz

José Flamedes es líder indígena desplazado por la violencia vive en el barrio San Bosco. Con el tiempo se ha convertido en un aclamado artesano de la Loma de la Cruz.

17 de diciembre de 2017 Por: Redacción de El País

En el Parque Artesanal de la Loma de la Cruz, José Flamedes, un líder indígena que llegó a Cali desplazado por la violencia, se ha ido sobreponiendo a esos golpes a través de la delicadeza de sus manos.

Durante los últimos años, poniendo en práctica todo su conocimiento de herencia ancestral, se transformó en un artesano aplaudido: la diseñadora Sámara Wells, por ejemplo, acaba de convertirse en su clienta, incorporando varias de sus creaciones en la colección que ella hizo especialmente para la Pasarela de la Inclusión de la Gobernación del Valle, llevada a cabo los pasados 29 y 30 de noviembre.

Mucho antes de la artesanía, los días del hombre habían empezado en el Bajo Naya, corregimiento de Puerto Merizalde, zona rural y selvática de Buenaventura.

Fue allá donde se asentó el linaje que sobresale en sus facciones de ojos rasgados y cabello duro como espigas de trigo: los Embera Siapidará. Fue allá donde empezó la travesía de su vida, cuando en abril de 2001, cuatrocientos paramilitares del Bloque Calima perpetraron una matanza en quince veredas y caseríos limitantes entre Valle y Cauca, que provocó el desplazamiento de al menos tres mil personas que lograron huir de la estampida sangrienta que desde entonces se conoció como ‘la masacre del Naya’.

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Entre los sobrevivientes están contados los 180 miembros del resguardo de José, que al enterarse de la incursión armada, empacaron lo que pudieron y viajaron por el río hasta desembocar cuatro horas lejos, en un playón de Buenaventura.

Prácticamente desde ese momento el liderazgo del hombre se enfocó a la formación en derechos humanos y legislación indígena, con el propósito de ayudar a preservar de esa manera, y con esas nuevas herramientas en sus manos, a su gente. Sentado en la escalera de piedra caliza que hay en la parte baja del Parque Artesanal Loma de la Cruz, con el rostro vestido de chivera, bigote y sosiego, va contando que con el paso del tiempo aquella ruta lo llevó a convertirse en tallerista de la Asociación de Cabildos Indígenas del Valle del Cauca, llegando a ser nombrado vicepresidente.

Y así fue como impulsó la creación de ‘Chimía del Pacífico’, una emisora comunitaria que aún al aire, promueve la legislación indígena en el AM de Buenaventura.

En el 2008, sin embargo, con la necesidad de conseguir recursos para mantener a su familia de siete hijos, comenzó a pensar en las otras herramientas de las que podía valerse: “Lo único que yo sabía hacer era trabajar la artesanía”, dice, mientras se mira las palmas de las manos.

Tantos años después de deambular por mundos ajenos al río y el canto de las aves, la naturaleza de su etnia seguía ahí, viva y palpitante como una señal; de modo que emprendió camino desempolvando la magia entre sus dedos.

Desde el 2010 José tiene un local en el Parque Artesanal Loma de la Cruz llamado ‘Quirryma’, que en lenguaje Embera straduce shakira, y que en su cotidianidad traduce el material con el que fabrica collares, pectorales, pulseras, anillos y tobilleras.

Fue en ese material que hizo los apliques que la diseñadora Sámara Wells le encargó hace poco para incluir en algunas piezas de la celebrada colección que mostró en las antiguas bodegas de la Licorera del Valle.

José y los caminos de sus manos que no se detienen… Ahora, dice, tiene pendiente la escritura de un libro sobre la historia de los Emberá Siapidará y sus artesanías, su legado, su lucha, su resistencia, tejida pacientemente.

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