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Una presunta estafa ‘engordó’ premio de la Lotería del Valle

La Beneficencia del Valle tuvo que pagar, a principios de este año, un premio ‘Gordo’ vendido hace ocho años en el barrio La Floresta de Cali y cuyo billete, según la Fiscalía, habría sido falsificado.

18 de diciembre de 2010 Por: Ricardo Pérez Vargas I Reportero de El País

La Beneficencia del Valle tuvo que pagar, a principios de este año, un premio ‘Gordo’ vendido hace ocho años en el barrio La Floresta de Cali y cuyo billete, según la Fiscalía, habría sido falsificado.

La Beneficencia del Valle tuvo que pagar, a principios de este año, un premio ‘Gordo’ vendido hace ocho años en el barrio La Floresta de Cali y cuyo billete, según la Fiscalía, habría sido falsificado.Así quedó consignado en el proceso por tentativa de estafa que cursó en la Fiscalía 74 de Patrimonio Económico de Cali, en el que tanto la empresa fabricante de los billetes de la Lotería (Fesa), como Medicina Legal, certificaron que el documento era falso. A pesar de esa demostración, este proceso terminó en un auto inhibitorio, el 19 de octubre del 2005. Pero además de que la investigación no prosperó, un juez civil de la República le ordenó a la Beneficencia pagar una millonaria suma a Esaú Burgos Mafla, quien fue el ‘afortunado’ ganador y se presentó a reclamar el premio un año después del sorteo.Precisamente, contra este hombre que dice ser campesino de Villagorgona, en Candelaria, recayó la denuncia penal entablada por la Beneficencia, por la supuesta tentativa de estafa. Sin embargo, el implicado logró demostrar que lo que falsificaron fue su firma, la cual estampó en el billete ganador al momento de reclamar los $700 millones del premio y por eso el ente investigador decidió encauzar la estafa contra el funcionario de la entidad estatal que lo recibió.Este enredo se remonta a las 3:30 p.m. del 12 de agosto del 2003, cuando Burgos Mafla se presentó al edificio de la Calle 9 (otrora ‘Calle del Pecado’) en Cali, con dos fracciones del billete rotulado con el No. 2368 de la serie 50, a la postre ganador del sorteo No. 3615 efectuado el 8 de agosto del 2002.La primera suspicacia que sale a flote en este caso es por qué Burgos esperó un año y cuatro días, luego de efectuado el sorteo, para cobrar el premio millonario. Lo cierto es que hasta ese día nadie lo había reclamado, como tampoco nadie lo ha hecho hasta ahora, fuera de él.En su declaración Burgos argumentó que se había ausentado del país y al regresar fue su lotero habitual quien le hizo saber de su golpe de suerte. Sólo que éste se repitió porque logró encontrar las fracciones ganadoras refundidas entre papeles viejos. Incluso el lotero ya había recibido los casi cinco millones de pesos con los que la Lotería del Valle estimula a quien venda el ‘Gordo’.Para cobrar su premio Burgos tuvo que endosar con su firma los dos ‘quintos’ ante Luis Delio Valencia Marín, el funcionario de la Beneficencia del Valle que oficialmente recibe las fracciones ganadoras e inicia el trámite de rigor para el pago. La entidad le expidió un acta en la que se comprometió a pagarle como máximo en un mes. Pero al verificar la autenticidad del billete ganador, en un trámite que duró una semana, se encontró que presentaba adulteraciones que lo invalidaban, por lo que se denunció a Burgos Mafla por tentativa de estafa.Arrancaron así dos litigios, uno penal y otro civil, a los que cuatro gerentes sucesivos de la Lotería, durante cinco años, al parecer les sacaron el cuerpo.Con el penal, la Beneficencia buscaba mandar a la cárcel a quien presuntamente quería estafarla. Mediante el civil, Burgos reclamaba su premio. El desenlace de este último ocurrió este año con la cancelación de más del doble de la plata que le correspondía, puesto que descontando los impuestos de ley, al ganador sólo le quedarían $464 millones.Empero, sumando los intereses, costos y arandelas del proceso, las pretensiones del reclamante llegaron a fines del año pasado a casi $1.500 millones, tras siete años de litigio. Situación facilitada porque “su abogado embargó las cuentas de la Beneficencia del Valle”, razón que argumenta Carlos Andrés Londoño Zabala –gerente hasta hace tres meses de la entidad- para justificar la búsqueda de un acuerdo que desenredara el proceso, pues “las finanzas del organismo estaban bloqueadas”.Finalmente, el 18 de diciembre del 2009, último día antes de que se iniciara la vacancia judicial, Londoño Zabala logró un acuerdo y reconoció el pago de $880 millones. Ese mismo día el Juzgado 15 Civil del Circuito dio por terminado el proceso por la reclamación, cuyo pago se hizo efectivo el 27 de enero del 2010.La juez Luxandra Escobar que llevó la causa confirmó a El País que el acta que suscribió la Beneficencia, cuando Burgos apareció reclamando su premio en el 2003, adquirió la característica de compromiso de pago y como tal el de título ejecutivo, por lo que la autenticidad de las fracciones quedó por fuera de este proceso.La que no llegó a ninguna parte fue la denuncia penal entablada por la Beneficencia contra Burgos. El 19 de octubre del 2005 el Fiscal 74 dictó resolución inhibitoria por considerar que él no cometió el delito, lo que habría demostrado comprobando que la firma que aparecía en las fracciones cuestionadas no era la suya.Surgió entonces una nueva presunción que le dio un giro al proceso: que el billete firmado no habría sido el mismo que después apareció como falso.Según un alto funcionario judicial que participó en la investigación y pidió reserva de su identidad, al parecer en este caso se presentó lo que se conoce como ‘cambiazo’, jugada mediante la cual se habría trocado el billete bueno por el falso. El propósito tras ese supuesto movimiento nunca se determinó. Como presunto responsable de ese ‘cambiazo’ la Fiscalía 74 señaló a Luis Delio Valencia Marín, el funcionario de la Beneficencia encargado de recibir las fracciones ganadoras e iniciar el trámite de rigor para el pago. Contra él, ese despacho abrió instrucción por el delito de tentativa de estafa.El 16 de noviembre del 2005, Valencia Marín es indagado. En su defensa alegó que sólo tuvo en su poder el billete ganador por unos minutos y ni siquiera en su oficina, sino en la Dirección Comercial, donde fue atendido Burgos Mafla el día en que apareció cobrando el premio. Cuando iban a cumplirse dos años de esta diligencia, el 12 de junio del 2007, el proceso fue precluido por el Fiscal, debido a que Valencia Marín tuvo el billete ganador máximo 20 minutos y además ninguno de los testigos se refirió a su actuación.Tras la preclusión, el caso sigue en el limbo, pues la justicia nunca determinó a los responsables del presunto delito y la Fiscalía 74 fue suprimida por reestructuración.María del Pilar Carvajal, directora Jurídica de la Beneficencia, confirmó que no hay ninguna anotación en la hoja de vida de Valencia Marín, quien sigue ejerciendo el mismo cargo en la entidad oficial.Tampoco se procedió a realizar investigación disciplinaria interna, según confirmó el actual gerente Herney Rojas, puesto que el hecho se resolvió en ambos procesos judiciales.Como tampoco ameritó una investigación, ni penal ni disciplinaria, la declaración de Burgos en la indagatoria acerca de que, luego de un regateo, había llegado a un arreglo económico por tres millones de pesos con la funcionaria de la Beneficencia Leonor Abadía, para que le fuera pagado el premio en forma expedita. Al respecto, Claudia Cardona, la gerente de la Beneficencia que asumió el reclamo en el 2003, precisó esta semana que “es la primera mención que tengo de esa situación”.También confirmó que Leonor Abadía se desempeñaba como Tesorera en la época en la que ocurrieron los hechos. A pesar de los sucesivos mensajes, la señora Abadía no respondió los requerimientos de este diario.Con respecto a las razones que la llevaron a rechazar el pago del premio, la ex gerente precisó: “Fue evidente la adulteración, luego del peritazgo a que fue sometido el billete” y aclaró que “no sé si las condiciones cambiaron, con ese precedente no lo pagué, por eso denunciamos al señor Burgos”.En cuanto al nuevo millonario, éste se encuentra en el exterior, al parecer por amenazas de muerte, según explicó a El País su madre, la señora Bertha Mafla. Esta anciana convaleciente puede soportar con más facilidad la penuria de una diálisis que día de por medio debe realizarse en Cali, gracias a que con parte del premio “mi hijo me regaló un carro para que pudiera trasladarme desde Villagorgona”.A través de ella, El País buscó contactar a Burgos Mafla para aclarar este enredo, pero sostiene que su paradero es desconocido. Tampoco Mercedes, su hermana mayor, dio cuenta de su ubicación, indicando que para comunicarse con él deben hacerlo por interpuesta persona en España. Sólo comentó que se encuentra en Paraguay.Y así como Burgos Mafla desapareció para eludir una supuesta amenaza, también se esfumó el delito de tentativa de estafa que rodeó el cobro de este ‘Gordo’, que en el 2010 le terminó costando a la Beneficencia el doble del valor del premio sorteado hace casi una década.Correctivos en la BeneficienciaVarios ajustes se han implementado por las administraciones de la Beneficencia del Valle desde que se presentó ese inusitado cobro de un premio mayor de la Lotería del Valle, hace siete años.Además de haber adoptado la norma ISO 9001 en todos sus procesos administrativos, financieros y comerciales, se implementó un Sistema de Gestión de Calidad, SIG.Adicionalmente, se diseñó y puso en marcha un modelo estándar de control interno. En la mayoría de los casos, mensualmente se revisa una matriz de calidad.Con relación a los procedimientos cambiados en el sorteo propiamente dicho, la Norma ISO 9001 cobijó la comercialización, realización y pago de premios. Además, el control y recaudo de las apuestas permanentes.En cuanto a seguridad del billete de la Lotería, éste cuenta con varias, entre ellas la tinta térmica, que cambia de color al aplicarle calor, y lo recupera al volver a la temperatura normal.

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