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Un vallecaucano, el más joven en hacerse piloto en Colombia

El palmirano Juan Felipe Ramírez Davila ostenta el récord de hacerse aviador a los 17 años.

13 de diciembre de 2014 Por: Paola Andrea Gómez p. | Jefe de Información de El País.

El palmirano Juan Felipe Ramírez Davila ostenta el récord de hacerse aviador a los 17 años.

Con avioncitos en su cuchara, su mamá le alegraba el día. Ella sabía que no había cosa que más disfrutara que ver y degustar un avión. Su primer regalo para mamá, cuando él tenía tres años, fue un dibujo de una especie de aeronave por un lado y de un helicóptero, en el revés de la hoja. Su programa favorito no podría ser otro: Jay Jay, el avioncito; un clásico de Discovery Kids, que contaba las historias de un grupo de amigos con rostros humanos y cuerpos de aviones y vehículos. La primera vez que se perdió, y la única dice él, fue en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón: se le desapareció del lado a sus abuelos, durante media hora, para irse a los ventanales a ver aterrizar las naves. Y claro, su regalo más querido es aquel que le dio su hermana, cuando él tenía seis años: un simulador de vuelo.Cuando aprendió a leer, descubrió que había tanto que conocer sobre su pasión, que no dudó en devorar libros y libros como ¿Qué pasa con la aviación? Eso, además de que ya no había cosa que disfrutara más que pasar las horas frente a su computador, planeando mil aventuras y conociendo el mundo de las alturas, sin despegar los pies de la tierra.Juan Felipe Ramírez Dávila es eso, un piloto precoz. Tan precoz que hoy se le reconoce como el colombiano más joven en graduarse como piloto comercial y obtener ambas licencias: la colombiana y la americana. Un piloto vallecaucano, nacido en Palmira, que hoy concursa en un estricto proceso para hacer parte de una reconocida aerolínea latina. “De niño, yo veía esos monstruos de naves, escuchaba el sonido de los motores y era algo único. Montarme en un avión para ir de paseo era un sueño. Siempre supe que quería ser esto. Y el contar con todo el apoyo de mi familia ha sido fundamental, porque esta es una carrera muy costosa y elitista, que exige muchos sacrificios”, cuenta Juan Felipe, quien recibió su grado en la Panamerican Airway International Fly Academy, Panam, con sede en Orlando, Florida.La lucha familiarHipotecar la casa, vender el carro, hacer préstamos, buscar patrocinios, tocar puertas, insistir, creer, no desfallecer. Esa ha sido la constante de Óscar Eduardo Ramírez y Esneda Dávila, los papás de Juan Felipe. “Su estudio ha requerido un impulso más allá de lo normal. Desde pequeño ya leía temas de aviación, paralelo a sus quehaceres escolares. Y nosotros adquiríamos libros y materiales que necesitara con un esfuerzo extra, pero con el mayor gusto, ya que estábamos seguros de cuánto deseaba ser piloto”, recuerda doña Esneda, quien en ocasiones también oficia de manager de su hijo.Juan Felipe cuenta que aún están endeudados. “Incluso, cuando tenía 15 años, pensamos que no íbamos a poder. Pero luego pude irme a estudiar inglés a New Yersey y más adelante me fui a hacer mi carrera a Orlando”.De Guillermo, su padre que trabaja en la Registraduría, aprendió a programarse, a planear, a ser ordenado y a tener una dirección en la vida. De Esneda, su madre, la serenidad, la paz. Y a su hermana Ana María, la reconoce como su guía. “Por nuestro hijos hay que dar un paso más allá. Hay que tener certeza de que si bien en algún momento el camino pueda verse difícil, cumplir el sueño de su hijo es darle alas al avión para sobrevolar las dificultades. El futuro es de aquellos que se atreven a perseguir sus sueños, visualizando las cosas no como son actualmente, sino como pueden llegar a ser”, asegura doña Esneda, con su filosofía de madre. El graduado

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