Shottas y Espartanos: una tregua que hoy termina y que Buenaventura necesita que se extienda

En Buenaventura, antes del 18 de julio de 2023, imaginar si quiera en realizar algo tan simple como un partido de fútbol era algo impensable. La guerra urbana a lo largo de las comunas 7, 8, 10, 11 y 12; liderada por las bandas denominadas Shottas y Espartanos, mantenían a sus habitantes sumidos en el miedo, sin ni siquiera poder salir de sus casas después de las 5 de la tarde, como lo describió el Obispo del Puerto, Rubén Darío Jaramillo.

Hoy, todo es diferente. Si bien, siguen existiendo actos delictivos, se siguen conociendo casos de extorsiones y no dejan de presentarse homicidios, lo cierto es que el sueño de realizar un simple partido de fútbol dejó de ser un sueño y en este momento se está realizando un torneo de microfútbol en el que están participando 100 equipos urbanos y 60 equipos rurales, con más de mil jóvenes de los diferentes barrios que en algún momento estuvieron enfrentados.

Esto fue posible gracias a la tregua de paz que mantienen desde septiembre de 2022 las dos bandas criminales más temidas de Buenaventura, tregua que se ha venido prolongando por varios periodos desde el año pasado, pero que hoy llega a su fecha límite. Vale la pena recordar que a mediados de agosto de 2023, quien fuera el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, dio la noticia que dicho pacto de no agresión se extendía hasta el 4 de febrero de 2024.

¿Qué viene entonces ahora?

Esa es la pregunta que desde ya se hace la comunidad que vive en medio de la incertidumbre pensando que algún día esa tensa calma se desvanezca por completo y regresen los días de horror como cuando en el 2021, el pueblo registró 50 desapariciones forzadas, o como cuando en mayo de 2023, estas bandas se enfrentaron en 23 ocasiones en los barrios Juan XXIII, San Luis y Bellavista, tres de los grandes epicentros de la violencia urbana en el puerto.

Para Monseñor Rubén Jaramillo, Obispo de Buenaventura desde el año 2017, lo que se requiere ahora que se está cumpliendo el otro plazo de la tregua, es que el nuevo comisionado para la paz, Otty Patiño, haga presencia en la zona y los oriente para saber que etapa sigue en este proceso.

“Nosotros ya pasamos la etapa de generación de confianza, llevamos dos años trabajando y demostrando que si se puede disminuir la violencia, pero necesitamos avanzar a una etapa de oportunidades. Necesitamos que todo el Estado se vuelque a Buenaventura y que hayan proyectos productivos, porque eso le da base y fundamento a lo que se ha hecho”, dijo Monseñor Jaramillo al diario El País.

En eso coincide Alberto Bejarano, quien hasta el 31 de diciembre hizo parte de la oficina del Alto Comisionado para la Paz, en la instancia socio jurídica de las conversaciones entre Shottas y Espartanos. “El Gobierno no puede desaprovechar este momento y debe llegar con inversión y proyectos de desarrollo a Buenaventura de manera decidida”, dijo.

La posición de los grupos armados

Los actores involucrados con la presencia de los organismos internacionales como testigos, están evaluando los compromisos y el qué tanto se han cumplido las agendas, para de esta forma evaluar si el pacto de no agresión requiere más tiempo o no. Para tranquilidad de la comunidad, tanto Monseñor Jaramillo como Bejarano, creen que hay un buen ambiente y saben de antemano que los líderes de las dos bandas están interesados en continuar con esta tregua.

“Yo siento que hay un buen ambiente, pero realmente esto no lo sabremos sino hasta hoy cuando se tome la decisión en Buenaventura, después de las conversaciones de todos los actores involucrados”, dijo Bejarano.

“Los actores armados han manifestado que quieren continuar el proceso de tregua para seguir generando un ambiente de confianza. Sin embargo, en temas de paz no hay seguridad de nada, no podemos hacer una escritura de que no van a haber más muertos, pero nuestro deseo de trabajar por la paz es continúo”, afirmó por su parte Monseñor.

Afortunadamente entonces, cumpliéndose el término de este compromiso de no agresión entre las temidas bandas, todo parece estar en buenos términos. La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, la cual opera como testigo de estas conversaciones y acompaña algunos espacios para generar confianza entre las partes, ha identificado acciones positivas en el transcurso del proceso.

“Se ha visto un desescalamiento de la violencia y se ha logrado prevenir acciones violentas. También se han logrado acciones de prevención de reclutamiento y de acuerdo con información de la Cámara de Comercio de Buenaventura y de la Policía, se ha reducido el fenómeno de las microextorsiones, lo cual representa un alivio para la comunidad. Es de resaltar que aún en medio de algunas dificultades, hemos visto voluntad entre las partes y eso es primordial en este tipo de ejercicios de diálogo”, afirmó Daniel Luz, Jefe de la Oficina Regional de Cali de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia.

Sin embargo para seguir adelante en este proceso, desde la Misión afirman que “sería importante la construcción de una agenda estructurada a más largo plazo, que incluya un proceso efectivo de participación comunitaria con garantías, para que la sociedad pueda hacer parte de este proceso e involucrarse activamente en la construcción de un modelo de convivencia que responda a sus necesidades e identidad cultural”.

Una tregua que no da espera

No avanzar en este proceso sería dar un retroceso a un proceso que evidentemente ha cumplido su objetivo: reducir la violencia.

En diciembre del 2023, según cifras de la Policía de Buenaventura, se registraron 18 muertes violentas y en enero de 2024, solo 6. En todo el 2023 fueron 134 asesinatos. Sin embargo, hay que mencionar que no todos estos homicidios están relacionados con la guerra entre estas bandas. Algunos fueron por infidelidad, intolerancia, celos y ajustes de cuentas.

“Buenaventura salió de las 50 ciudades más violentas del mundo. Ocupábamos el puesto 7, luego el 13, el 49 y ahora ya no estamos, eso dice mucho de este proceso”, dijo Monseñor. Y con estas cifras, dice Bejarano, Buenaventura está mostrando que el proceso de paz tiene un enorme potencial y que en ese sentido, el Puerto probó ser un excelente laboratorio.

“El problema es que estos diálogos tienen que estar acompañados con generación de oportunidades, que Buenaventura migre de la ilegalidad a la legalidad. Si esas opciones no se generan en el corto plazo, esa cuerda se puede romper”, dijo Bejarano.

Y de romperse, entonces la comunidad volvería a ‘esconderse’ en sus casas, a sus calles volvería la soledad y torneos de fútbol como el que se está desarrollando gracias a la Oficina del Alto Comisionado Para la Paz, Fondo Paz y Comfenalco, no podrían desarrollarse.

Hoy, muchos de esos jóvenes protagonistas del conflicto armado en Buenaventura, están sentados en una misma tribuna haciéndole barra a sus equipos que juegan el torneo, están viéndose la cara frente a frente, están celebrando triunfos y derrotas, pero están viviendo una realidad en paz.

Se espera entonces que este domingo cuando vuelvan a sentarse pero para firmar la continuidad del pacto de no agresión, lo hagan con la misma emoción. Solo hasta ese momento puede sonar el pitazo inicial por un nuevo ‘cotejo’ por la paz, donde la tribuna será la comunidad que aplaudirá una victoria más.