El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Valle

Artículo

Animales Centro de Atención y Valoración San Emigdio de la CVC. | Foto: José Luis Guzmán/ El País

San Emigdio, el 'hogar' donde los animales víctimas de tráfico vuelven a la vida

Un tigrillo huérfano que se convirtió en mascota y un águila a la que le quitaron la oportunidad de volar, algunas de la historias que a diario llegan al CAV.

23 de junio de 2017 Por: Diana Carolina Hernández Ramírez / Reportera de El País 

Deambulando por las calles de Aguaclara, corregimiento de Tuluá, fue encontrado un pequeño tigrillo que no superaba los tres meses de edad. Estaba temeroso de caer de nuevo en las manos humanas, que al parecer días atrás habían acabado con la vida de su madre. Aunque no corrió la misma suerte de su progenitora, este pequeño fue llevado a una casa donde se convertiría en la nueva mascota.

La oportunidad de estar libre en un extenso bosque, cazando y viviendo la vida de un animal silvestre, había acabado. Ahora su hábitat era un pequeño perímetro rodeado de cuatro paredes en el que a diario era ‘manoseado’ por unos cuantos que se dejaban llevar por su ternura y rareza.

Sin embargo, este pequeño ocelote, como también es llamado, tuvo una segunda oportunidad de vida, aunque no igual, sí parecida a la que hubiese tenido en el extenso verde de la zona rural del Valle. El pasado 27 de febrero fue recuperado por la CVC y Policía Ambiental de Tuluá y enviado al que sería su nuevo hogar: el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre San Emigdio (CAV), Palmira.

“El Tigrillo llegó de apenas unos meses de edad. Generalmente estas especies no abandonan sus crías, lo más probable es que la madre haya sido agredida por alguna persona. En este momento está sano, creciendo bien y está bajo cuidado médico para su óptimo desarrollo”, cuenta Carlos Fernando Hernández, médico veterinario y zooctenista del CAV.

La historia de este pequeño tigrillo se repite a diario. Muchas son las especies que son sacadas ilegalmente de su hábitat natural para el tráfico animal o para convertirlas en mascotas. Este año, 81 especies han sido recuperadas por las autoridades ambientales del Valle de las manos delincuentes que intentaban distribuirlas en todo el país. Todos estos animales, junto a 800 especies más, son atendidos en el CAV.

“Este es el centro con el que dispone la CVC para todos los animales que sean víctimas de tráfico ilegal de fauna silvestre en el Valle o que sean reportados como heridos y que necesiten atención médica. Una vez que llegan acá se les valora y se examina la posibilidad de una posible libración o reubicación”, cuenta Hernández.

No todos los animales son aptos para la liberación, por ejemplo los mamíferos. Esto se debe a que son una especie dependiente de los conocimientos de adaptación, defensa y la caza que le transmite su madre en los primeros meses de vida. Por esta razón, si un animal ha tenido contacto con una persona, humaniza muchos comportamientos, y en ese caso sería imposible su supervivencia en el mundo silvestre.

“Para que un animal sea apto de liberación tiene que pasar por las tres valoraciones: médica, técnica y de zootecnia, si en las tres se especifica que el animal está en buenas condiciones, que tiene un comportamiento natural de la especie, que es capaz de comer solo sin ningún tipo de asistencia y no tiene ningún tipo de patología, consideramos que es un animal que puede ser liberado”.

En lo que va corrido de este año, 22 animales en el Valle han contado con la suerte de ser regresados a su hábitat. Cabe resaltar que el pasado 3 de marzo, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Vida Silvestre, siete loras cabeciazules, un ave rapaz de la especie caracara, y una zarigüeya fueron liberadas en el corregimiento de Pance, al sur de Cali; todas ellas habían sido recuperadas en el CAV.

Por otro lado, los que no son liberados son reubicados. Estos animales pasan a lugares que están autorizados para tener fauna, ya sea a universidades que estén realizando algún estudio, zoológicos o personas que están autorizadas por la CVC para albergar fauna silvestre.

En febrero de este año, ocho monos araña que fueron víctimas de tráfico ilegal de fauna silvestre, entraron en el proceso de reubicación y encontraron su nuevo hogar en el Zoológico de Cali.

Los animales que más ingresan al CAV son los loros cabeciamarillas, muy utilizados como mascotas por su capacidad de repetir sonidos; los primates, tortugas como las morrocós y las icoteas y también gran cantidad de osos peresozos bebés. 

Más casos

En Colombia, la ley 1333 de 2009 penaliza la comercialización, movilización y tenencia ilegal de fauna. Las penas para quien incurra en estos actos van desde procesos de aprehensión o mul tas de hasta 5000 salarios mínimos.

A una de las personas que incurrió en este delito, le fue incautada una ardilla que reposa en la zona de cuarentena del CAV. Esta especie que fue recuperada en un barco que llegó al Puerto de Buenaventura, tiene unas coloraciones y tintas en su pelaje que no corresponden a las de esta región. Su procedencia es toda una incógnita para las autoridades ambientales.

“Por provenir de un barco no se sabe exactamente de qué región venga el animal y las personas que lo tenían tampoco dan indicios de dónde lo trajeron, entonces por ese motivo es un animal que no se puede liberar sin saber de dónde viene exactamente”, señalan las autoridades del CAV.

Otra historia similar es la de un mapache adulto, que lleva varios meses en el Centro San Emigdio. Su entrega fue voluntaria. Y aunque se encuentra en buen estado de salud y tiene distribución natural en Colombia, por ser una especie procedente de Brasil no se puede liberar.

Uno de los casos más tristes del CAV es de la Águila Paramuna, a la cual le cortaron las plumas de sus alas y su cola para evitar que volara y así ser vendida como mascota.

“Su distribución natural no es el Valle del Cauca entonces quiere decir que fue víctima de tráfico. Todavía es un polluelo. Cuando se revisó en la evaluación médica nos dimos cuenta que se le había realizado un recorte de plumas en todas las alas y la cola. El proceso de mudanza de plumas es de casi un año. Es un animal que ya no puede volar”, relata Hernández, quien asegura que una liberación de este animal sería casi imposible.

Todas estas historias, en las que un animal tendrá que pasar toda su vida en cautiverio o bajo cuidado humano, son el día a día en nuestro país donde el año pasado más de 20.000 especies silvestre fueron víctimas de tráfico, una cifra alarmante para Colombia, tercer país en el mundo en variedad de especies animales vivas y el primero en aves y anfibios.

El pequeño Tigrillo, al cual le arrebataron la oportunidad de vivir en el mundo silvestre, donde según los expertos ya no tiene posibilidad de subsistir, continuará bajo el cuidado profesional del centro hasta que se le encuentre un lugar apropiado para su reubicación, se espera que sea uno de los zoológicos del país.

Por ahora el CAV continuará su labor de salvar la vida de estas especies.

AHORA EN Valle