¿Sabe usted qué hace la Asamblea del Valle?
La Corporación, desde hace más de una década, no se hace sentir. El reto de nuevos diputados es que sea protagonista.
La Corporación, desde hace más de una década, no se hace sentir. El reto de nuevos diputados es que sea protagonista.
Las paredes del vetusto edificio San Luis, la sede donde funciona la Asamblea Departamental, son un reflejo de la decadencia en que hace más de una década cayó esa Corporación. Lea también: Asamblea del Valle arrancó sesiones. El estado de deterioro del antiguo claustro estudiantil que hoy parece no importarle a nadie se asimila al de la Duma, que tampoco le importa mucho a los vallecaucanos. Tanto así que en un sondeo realizado en la página web de El País, el 84 % de los lectores que lo respondieron ni siquiera conoce ni sabe cuáles son sus funciones. Es tan poco el peso de la Asamblea, que el Valle estuvo medio mes sin ella, pues por una demanda que cursaba en el Consejo Nacional Electoral, CNE, los diputados no podían posesionarse, y nadie, más allá de los mismos asambleístas y sectores políticos, pareció percatarse. Y es que la Corporación, cuya historia quedó marcada por el secuestro de 12 de sus 25 diputados el 11 de abril del 2002, tras ese hecho comenzó a bajar de estatus, ya que para exdiputados, varios de los que reemplazaron a los plagiados tenían muy bajos perfiles y no estaban lo suficientemente preparados. A eso se sumó que, con la llegada de Angelino Garzón a la Gobernación, la nueva Asamblea, que en 2003 se redujo a 21 diputados, sufrió un duro golpe, pues el Mandatario, al decir de diputados de la época, no le dio mayor importancia. Garzón instaló la Constituyente Social a través de la cual planteaba temas sin tener en cuenta a la Duma y esta prácticamente pasó al ostracismo. Situación que se agravó con la crisis institucional que vivió el Valle con la destitución de dos gobernadores, Juan Carlos Abadía, que venía de ser diputado, y Héctor Fabio Useche. El hecho de que un gobernador que había ocupado una curul en la Asamblea fuera destituido, de alguna manera también tocó a la institución, que entró en una crisis de desprestigio y total anonimato, asegura un exfuncionario de esa institución que pidió reserva. El trabajo de la Corporación, cuyo presupuesto para este año es de $7596 millones, se limita hoy a aprobar el Presupuesto del Departamento cada año, el Plan de Desarrollo, a elegir el Contralor del Valle cada 4 años y a avalar los proyectos de ordenanza que presente el Gobernador, pues la función primordial de ejercer control político se aplica en escasas ocasiones. Precisamente la falta de ese ejercicio de control es para exdiputados, dirigentes políticos y analistas, lo que llevó a la Asamblea al olvido. Hoy no hay un verdadero control político y la gente no cree en él. Los grandes debates desaparecieron. Muchos diputados se plegan al Gobernador de turno, que los compra con dádivas burocráticas. Antes se podía apoyar al Mandatario, pero se ejercía control porque los que llegaban a la Asamblea eran jefes políticos, que luego se iban al Congreso y ahora muchos son subalternos de congresistas y estos no dejan hacer esos debates, asegura Jorge Homero Giraldo, quien fue diputado antes del secuestro y dio el salto a la Cámara de Representantes. Un informe del Observatorio Cali Visible de la Universidad Javeriana, que hace seguimiento al trabajo de la entidad desde el 2014, revela que hubo 22 debates de control político, pero la mayoría (73 %) versaron sobre la gestión financiera de las vigencias futuras aprobadas, la ejecución del presupuesto y los avances hacia la recategorización del Departamento. En el 27 % de las sesiones restantes, los debates de control político se realizaron extemporáneamente cuando la situación o el tema abordado se encontraba en estado crítico, dice el Observatorio, que pone como ejemplo la crisis del HUV, trámite de pasaportes o la política para el adulto mayor. Pero dichos debates no trascendieron. Giraldo sostiene que la institución también perdió protagonismo porque antes los diputados podían ejecutar pequeñas obras con el apoyo de los gobernadores, pero eso no se hace hoy porque estos no dan participación como ocurrió con Angelino Garzón, que impuso durante su mandato una dictadura presupuestal. Además, hoy hay pocos recursos para inversión social. El excongresista asegura que ni a los diputados pasados ni a los de hoy los conocen y por eso muchos no votaron porque no saben qué hacen ellos ni la Asamblea. Y al preguntar en la Fan Page de Facebook de El País a los usuarios sobre si conocen a alguno de los nuevos diputados, estos dijeron que no, lo que corrobora la tesis de Jorge Homero Giraldo. Para el congresista y exdiputado Heriberto Sanabria, las instituciones y los cargos los hacen las personas y hoy es claro que la Asamblea no ejerce control político y falta más compromiso. Parece que algunos estaban más pendientes de la mermelada que del control político. Uno se pregunta qué pasó con la Asamblea en la crisis del HUV, de la Licorera. Creo que había gente que tenía otros fines y con la expectativa de hacer historia con una credencial y no trascender por una labor a favor del departamento. Otros la tomaron como un escampadero y no fueron protagonistas y se volvieron apéndices del Gobierno de turno, explica Sanabria. El representante a la Cámara reconoce que hay debilidad institucional de las Asambleas, porque no hay un régimen departamental y el Congreso está en mora de hacer la reforma territorial para fortalecer los departamentos. Buscan resurgir De ahí que ahora las esperanzas de ver un renacer de la Asamblea están cifradas en los 21 diputados que el viernes asumieron sus curules, dado que casi el 80 % de la Corporación se renovó al llegar 14 nuevos profesionales, entre esos 9 mujeres. De los antiguos, que llevan entre 3 y 2 periodos, solo quedaron 7. Esta Asamblea, donde hay 9 mujeres y gente muy joven y preparada puede hacer historia y volver a la Corporación escenario de la democracia y de los grandes debates que hubo en el pasado, asegura Sanabria. Y ese es el propósito y reto que se han impuesto los nuevos diputados, quienes son conscientes de la decandencia que padece la Duma. Por eso Juan Carlos Garcés, quien se estrena como presidente de la Asamblea, tiene como su tarea principal buscar que la Corporación cambie incluso desde sus mismas instalaciones, que, según él, deben ser más dignas. Tenemos que trabajar desde la casa para organizarla y hacer un control político eficiente y acompañar los procesos que sean positivos para sacar al Valle adelante, aseguró Garcés, tras indicar que quiere descentralizar la Duma y hacer presencia en los municipios. El diputado añade que el reto es grande para él y la mayoría de sus compañeros que están empezando en la política, pues es una Asamblea joven y no hay gente que esté de salida o buscando pensionarse. Por eso debemos empezar desde ya el cambio. Con esa premisa coincide la diputada Mariluz Zuluaga, quien asevera que debe primar un control político real porque hay un Departamento en Ley 550 y con un panorama nada alentador y se deben vigilar las actuaciones y priorizar en qué se va a distribuir el presupuesto, pues la inversión social es clave. Esta Asamblea debe jugar un papel protagónico y de responsabilidad con el Valle del Cauca. Todo lo que se haga por el bien del departamento lo aplaudiremos. No seremos convidados de piedra y con lo que no estemos de acuerdo, no se aprobará, dijo Zuluaga, quien agregó que el reto es mostrar que hay diputados que quieren una Asamblea más visible y que recupere su importancia. Lo que usted no sabe 30 salarios mínimos percibirán este año por mes de sesión cada uno de los diputados, debido a que el Valle volvió a categoría especial.Los diputados sesionan 6 meses (periodos de 2 meses) de forma ordinaria y 1 por extras al año.Cada uno tiene 5 salarios mínimos para la Unidad de Apoyo.En la Duma hay 9 funcionarios de planta y 2 de la Gobernación, en comisión.