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¿Qué está pasando con las ayudas para los damnificados del invierno?

Pese al esfuerzo oficial para mitigar los efectos del invierno, los auxilios no han llegado a todos. Se teme que algunos hagan política con ellos.

24 de abril de 2011 Por: Redacción de El País

Pese al esfuerzo oficial para mitigar los efectos del invierno, los auxilios no han llegado a todos. Se teme que algunos hagan política con ellos.

Nicolás Antonio Barco dejó de extraer arena en el río La Vieja para dedicarse a montar llantas. Lleva varios meses sentado en el frente de su casa, mirando las empalizadas del río, esperando que baje el nivel del afluente para volver a su trabajo de arenero. De eso viven la mayoría de los hombres de Piedras de Moler, un corregimiento de Cartago azotado por las inundaciones.Para no morirse de hambre decidió improvisar un montallantas en su vivienda, pero eso no le da mucho. Dice que desde febrero pasado a Piedras de Moler no llega ayuda del Estado. “Aquí estuvieron pendientes y el mercado que trajeron este año fue bueno; sin embargo no alcanzó para todos los damnificados porque hubo gente que no estaba registrada en el censo, entonces las personas que sí recibimos decidimos compartirlo con los vecinos, pero después de febrero por aquí no hemos recibido nada, tuvimos que bajar hasta el Coliseo de Cartago hace 20 días para la entrega de unas cobijas, sólo eso”.En el mismo sector, pero en una pequeña casa que no tiene luz eléctrica, vive Fidelina Rodríguez, de 80 años de edad. Con tono de resignación habla de las ayudas oficiales que no llegan, porque pese a su edad, y a que su casa quedó en ruinas en el invierno anterior, no está incluida en el censo de damnificados.“Mi hijo se rebusca la plata ayudando en los negocios de por aquí porque como trabaja en el río ahora no se puede meter por lo crecido que está, entonces toca así porque el corregidor de aquí no ha hecho el deber de conseguirnos mercado ni ayudas de ningún tipo”, dice Fidelina.A 40 minutos del caserío de Piedras de Moler y transitando una carretera destapada que empeoró su estado a causa de las lluvias está el corregimiento de Coloradas. Allí sus habitantes no viven del río sino de la agricultura, pero los sembrados también fueron inundados por las lluvias. Los cafetales no florecieron y no hubo cosecha el año pasado.Así que con su economía en receso y sin mucho por hacer pasan los días los moradores de Coloradas, a la espera de que un censo y una mano oficial los tenga en cuenta para las ayudas humanitarias.Esa es la esperanza de Alba Lucía Virgen Vásquez, una ama de casa que aunque hace parte del censo de damnificados por el invierno del año pasado, sólo recibió un mercado y luego tuvo que ir a buscar cobijas a Cartago para abrigarse. “Las ayudas han sido pocas y en esta época es extraño que ni siquiera los políticos hayan llegado a buscar votos”, se lamenta.Ni el río ni la agricultura le están dando de comer a los campesinos del norte del Valle, asentados a orillas de los ríos Cauca y La Vieja. Por eso a Jhon Fabio González, le ha tocado ponerse a quemar madera para obtener carbón y mantener con esa venta a su madre y a su esposa que está en embarazo.¿Ayudas para politiqueros?La situación es crítica para estas y muchas otras familias más. Sin embargo, el pasado sábado 16 de abril, el CTI de la Fiscalía y la Contraloría encontraron 332 cajas que contenían harina para buñuelos y mantequilla batida en una residencia del barrio Los Sauces de Cartago. Algunas estaban vencidas y tenían el sello de Colombia Humanitaria, entidad que coordina las ayudas a los damnificados del invierno en el país.Según fuentes del Clopad, los productos habían sido enviados de Cali a Cartago el pasado 9 de febrero en horas de la noche. Fueron llevados a una bodega de Carlos Alberto Sánchez, corregidor del caserío Coloradas, precisamente allí donde Alba Lucía Virgen Vásquez pasa trabajos cada día para conseguir un bocado de comida.La historia de las cajas no es muy clara. Según información del coordinador del Clopad en Cartago, Carlos Arturo Gómez Mejía, las cajas fueron entregadas a Sánchez y despachadas el 1 de abril en una camioneta propiedad de Alonso Castaño, dueño de la casa donde fueron encontradas tras un allanamiento de la Fiscalía y el contralor delegado para la participación ciudadana, Carlos Felipe Córdoba.El Clopad señaló que esas cajas debían ser repartidas el viernes 1 de abril (cuando ya habían pasado 50 días de su remisión a Cartago) en los corregimientos de Piedras de Moler y Coloradas. Pero, según Sánchez, él decidió guardarlas la noche de ese viernes en la casa de su amigo Alonso Castaño porque a esa hora era muy difícil viajar a la zona rural del municipio. Sin embargo, tampoco se entregaron en los días siguientes y pasaron catorce días más sin que las ayudas llegaran a los damnificados que las esperaban con urgencia.El senador Alexánder López sostuvo que con esas ayudas se estaba haciendo política. Que se usaban por el candidato a la Alcaldía de Cartago, Jesús Villamil -de la cuerda del actual Alcalde-, para distribuirlas en reuniones de su campaña política. Éste desmiente la acusación.Tras conocerse este hecho, el director de Colombia Humanitaria, Jorge Londoño, dijo que eso “sería un crimen muy grave porque tomar ayudas para damnificados de una catástrofe para hacer campañas políticas es serio. Hay que aplicar las sanciones consecuentes hasta donde sea necesario”.No obstante, aclaró que el hecho hay que mirarlo en su debida proporción porque “eso no demuestra que el sistema de distribución de alimentos sea corrupto”. Londoño precisó que en esa primera etapa se actuaba en emergencia y se distribuía con sistemas que no eran bien elaborados. “Hoy tenemos un sistema mejor en el sentido de que los gobernadores tienen operadores independientes, cajas de compensación, Cruz Roja y Defensa Civil y hay más facilidad de hacer control de distribución adecuada”.Rodrigo Zamorano, secretario de Gobierno del Valle, sostiene que las ayudas se han enviado a los municipios para 26.914 familias damnificadas, pero reconoce que hay quejas de alguna gente que dice que no les han llegado, por lo cual le ha pedido a la Fiscalía que ayude a esclarecer esas situaciones.Algunos quejosos dicen que en los censos de beneficiarios se han incluido personas que no han sufrido los embates del invierno y hasta funcionarios. Melba Ávila, coordinadora del Comité Regional de Prevención y Atención de Desastres, Crepad, precisó que en la asignación de las ayudas a los municipios “partimos de la buena fe de los Clopad” y precisó que el Dane y Colombia Humanitaria están depurando los censos para detectar inconsistencias. Y, sobre todo, para que los auxilios lleguen a todos los que tienen que llegar.Cali ayuda pero no se ayuda En el caso de Cali, la distribución de ayudas para 1.200 damnificados de la invasión Nuevo Amanecer y otros vecinos del jarillón ha corrido por cuenta del Departamento y la Cruz Roja, porque el Municipio no lo ha hecho, pese a que dice haber recogido más de 500 toneladas de ayudas en la pasada feria de Cali. Esas ayudas, paradójicamente, se fueron a otros municipios. La ayuda de la Nación tampoco ha llegado a esta capital porque la Alcaldía de Cali debió hacer un encargo fiduciario para recibirlas y no lo hizo a tiempo. Y en cuanto al censo de damnificados, el Municipio no fue hasta el terreno a recoger la información, sino que hizo una convocatoria en una oficina de Desepaz para que quien se sintiera afectado lo dijera. Ahí se presentaron 3.241 personas, pese a que los damnificados, según el Crepad, no son más de 1.200. Incluso hoy el Municipio le ha pedido al Dane 7.000 formularios más para censar afectados, los cuales no se sabe bien dónde están.La secretaria de Gobierno de Cali, Eliana Salamanca dijo que en esas primeras ayudas hubo algunos retrasos porque primero se tuvieron que capacitar algunos funcionarios para diligencias los formularios.Indicó que las ayudas del Municipio se canalizaron a través de la Cruz Roja y dijo que las mismas se entregarán ahora a otras 650 familias que suman alrededor de tres mil personas. Y precisó que el encargo fiduciario para recibir las ayudas nacionales se demoró por los protocolos y trámites que se deben seguir.

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