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Mike Farmer, el norteamericano que llegó a Cali a cazar meteoritos

Este texano visitó tierras caleñas hace seis años, cuando un meteorito rompió el cielo vallecaucano. Pagó millonarias sumas a quienes encontraron fragmentos de la roca espacial. Crónica.

15 de febrero de 2013 Por: Andrés Felipe Álvarez H. | Reportero de Elpaís.com.co

Este texano visitó tierras caleñas hace seis años, cuando un meteorito rompió el cielo vallecaucano. Pagó millonarias sumas a quienes encontraron fragmentos de la roca espacial. Crónica.

Cuando llegó al aeropuerto Bonilla Aragón, Mike Farmer olvidó por un momento en que idioma debía hablarle al joven que le ayudó con su equipaje.En su mente se mezcló el inglés con el francés y hasta el alemán, pero recordó que estaba en Colombia y sólo atinó a decir un “muchas gracias” al maletero que dejó su valija en la bodega del taxi.Y es que son tantos los viajes que a sus 36 años ha realizado Mike, tantos los idiomas que ha escuchado, tantos los aeropuertos que ha pisado y tantas las propinas que ha dado, que de vez en cuando, y sin querer, de su boca salen frases en varios idiomas.Es un ‘gringo’ alto, de ojos azules, de rostro colorado y cabello rubio. Como los de las películas. Al aterrizar en el Valle vestía pantalones cortos y zapatillas, al estilo de los aventureros de Discovery Channel. A su 'profesión' le debe conocer más de 60 países, hablar, además de su idioma, español, alemán, francés, árabe y portugués. Mike es un cazador de meteoritos.En su ciudad natal, Tucson, Arizona, se realiza anualmente la feria más grande del mundo de exposición, compra y venta de piedras de cualquier tipo. Trece años atrás, en uno de estos eventos, la atención de este ex militar norteamericano, que trabajó en Colombia y Panamá, no se la robó el brillo de los diamantes, ni las esmeraldas de miles de dólares.“En esa feria estaba el mayor vendedor de meteoritos del mundo. Yo le compré uno pequeño por 70 dólares y, desde que tuve en mis manos ese fragmento que estuvo vagando en el espacio por millones de años, quedé ‘enganchado’ a esos objetos”, relata Farmer al contar el inicio de su pasión.Pasión fuertemente criticada por su familia, y que con el tiempo se convirtió en una adicción que le ha costado cientos de miles de dólares.Toneladas de rocas celestes están por los rincones de su casa. Estantes, vitrinas, cajas y bolsas llenas de bólidos hacen que su vivienda sea el lugar en la tierra más parecido al espacio.“Mi esposa vive furiosa porque muchas veces no podemos ni caminar de tantos meteoritos que hay en nuestra ‘casa museo’. Yo le digo que eso es una inversión para el futuro”, dice Mike, entre risas.Estando en Suecia, en busca de nuevos meteoros para su colección, Farmer fue avisado por un amigo de los hallazgos que se hicieron en Cali.Inmediatamente el ‘Meteorite hunter’, como dicen las camisetas que usa en su cacería, revisó el ‘Google Alert’, una herramienta tecnológica a la que Mike está suscrito, y por la que recibe todas las noticias que se publican en la Internet y que tengan la palabra clave que él desee: meteoro, luna o planeta.“Cuando ingresé a la red, vi una noticia publicada en el diario sobre la posible caída de bólidos en Colombia. Regresé a Tucson, cogí nuevamente mi valija y me vine para Cali, aseguró el norteamericano.Mike recuerda, como si fuera hoy, el día en el que hizo su primera excursión en busca de meteoritos a Marruecos, país en el que ya ha estado 39 veces.Por recomendación de un coleccionista, este trotamundos gastó todos sus ahorros en el viaje al África, al que llevó unas pequeñas muestras para que los nativos conocieran los objetos que él estaba buscando.Ofreció dinero al que encontrara rocas como las que llevó y prometió regresar en un mes en busca de más.“Cuando volví a Marruecos, me encontré con que tenían toneladas de meteoros, muy valiosos porque, según los cálculos, cayeron hace miles de años. En ese entonces, iba al África cada dos semanas”, dice el cazameteoritos.Una aventura lucrativaFarmer no sólo colecciona los fragmentos de los bólidos por los que tanto viaja. Él es uno de los comerciantes de rocas espaciales más reconocido del mundo. Vende sus meteoros al mejor postor, y a veces los valores de las transacciones alcanzan precios exorbitantes.Aunque Mike Farmer dice que es una exageración, los medios especializados afirman que él realizó la que es quizás la venta de un meteorito más lucrativa de la historia.Según informaciones que aparecen en la Internet, este cazameteoritos llegó a vender un fragmento lunar de un kilo encontrado cerca de Agadir, en Marruecos, por 1,5 millones de dólares, dinero con el cual construyó su casa en Tucson.Sin embargo, él asegura que sólo le tocaron US$300.000, pues otros de sus colegas también tenían participación en este ‘tesoro’. Este trotamundos espera quedarse en el país una semana y llevarse consigo los bólidos que cayeron en Cali el 6 de julio. De ahí empacará su maleta plateada, tapizada con calcomanías multicolores de las banderas de los países a los que ha ido, y partirá rumbo a Suecia, y de ahí a otro país, y después a otro y a otro. Hasta que, como dice, se llegue el momento de disfrutar en su casa de la “inversión a largo plazo” que está haciendo, con su esposa y los hijos que algún día quiere tener.

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