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Los zanjones de Palmira, ‘ríos’ de agua contaminada

Los zanjones, ligados a la historia agrícola de la ciudad, podrían aprovecharse para la recreación y el esparcimiento, pero la falta de conciencia ciudadana los tiene contaminados.

27 de abril de 2015 Por: Redacción El País l Palmira

Los zanjones, ligados a la historia agrícola de la ciudad, podrían aprovecharse para la recreación y el esparcimiento, pero la falta de conciencia ciudadana los tiene contaminados.

Los zanjones en la Villa de las Palmas tienen una  historia interesante, pues casi ninguna otra ciudad los tiene, y porque  están estrechamente ligados a la vocación agrícola de la ciudad.

Infortunadamente,  con el crecimiento anormal de la ciudad,  muchos inmuebles se asentaron en las zonas de protección de estos cauces, provocando que se usaran como sitios de  vertimientos de residuos sólidos y líquidos, mientras   todos los efluentes de riego fueron a parar a ellos. Esto provocó  un altísimo deterioro ambiental  de los mismos, hasta  convertirlos  prácticamente en unas cloacas,  con  olores  nauseabundos y gran  proliferación de animales como zancudos, moscas y roedores.

Una de las soluciones que se encontró en su momento fue taparlos como pasó con el río Palmira, que se  entamboró en un gran tramo.

Esto, de acuerdo con la docente de la Universidad Nacional de Palmira, Luz Stella Cadavid, es una verdadera lástima, porque los zanjones se pueden aprovechar para incrementar y conservar los ecosistemas de la ciudad.

“Palmira no tiene muchos parques, ni zonas verdes y los zanjones bien manejados podrían generar corredores para que la gente pueda caminar  y disfrutar del recurso agua”, expresó la docente al  recalcar que para lograrlo se requiere un trabajo integral que involucre todas las entidades relacionadas con el manejo de los mismos como son la CVC, el municipio, Aquaoccidente, la comunidad que es la mayor  contaminante y las universidades.

Interceptores sanitarios

Para tratar de frenar esta problemática, el ingeniero Joaquín García, gerente técnico de Aquaoccidente,  empresa  prestadora del servicio de acueducto y alcantarillado, explicó que se han venido  construyendo unos interceptores sanitarios, que son unas tuberías que recogen las aguas residuales  y las conducen fuera del perímetro urbano, hasta el río Guachal que  desemboca en el río Cauca. 

Sin embargo, aclaró que a futuro, la idea es que es estas aguas sean tratadas en la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, Ptar.

Adicionalmente, adelantan labores de   mantenimiento  para quitar la vegetación que obstaculiza el flujo de las aguas lluvias y mejorar así su drenaje. Sin embargo, enfatizó que el manejo de los canales,  o de cualquier cauce abierto, es responsabilidad de la autoridad ambiental, es decir, la CVC.

“Tenemos interceptores en el de Zamorano y también en Mirriñao, a ambos lados. En el río Palmira se construyó por dentro un tabique  para recoger las aguas residuales, pero aún nos falta la parte alta, en la zona rural, para garantizar que al agua del río llegue limpia a la ciudad, y hay otro en el Sesqui”, sostuvo García quien señaló que durante un recorrido a estos cauces encontraron contaminación en todos los sentidos: basuras, colchones, animales muertos, etc. 

Es el zanjón Romero, al oriente de la ciudad, uno de los que más sufre con estos malos manejos por la presencia de  porquerizas, escombros y todo tipo de descargas contaminantes, incluso lavan ropa en su cauce.

 Alejandra Zapata, presidenta de la JAC de El Retiro, por donde cruza el canal, dijo que no hay ningún control ambiental sobre este.

 “Aquí tenemos nacimientos, es un privilegio, pero falta mucha educación, conciencia ciudadana y sentido de pertenencia. La gente no entiende el daño ambiental que provoca, después se quejan porque se les  inundan las casas”, subrayó tras manifestar que una solución sería sancionar drásticamente a los responsables.

Asimismo, en La Cosecha y Monteclaro,  en el zanjón Zamorano, la comunidad se queja que cuando llueve se inundan las casas.

Al respecto, Ramón Elías López, dijo que enviaron un derecho de petición a la CVC y Aquaoccidente pero no ha habido una solución.

“Al zanjón se le hizo un trabajo para canalizar las aguas residuales, pero  esas tuberías no dan abasto y las aguas  se devuelven a las casas y los olores son insoportables. Hay que ampliar la sección del canal, pero la CVC dice que eso es responsabilidad del municipio”, sostuvo López.

Por su parte, Carlos Ayala, presidente de la JAC del Sesquicentenario, anotó que el zanjón que lleva el mismo nombre está enmontado y no le han hecho mantenimiento, lo que genera  problemas de seguridad en el sector. También se queja de los malos olores.

No obstante, reconoció que la gente ha venido sembrando árboles y ya no arroja basuras, a excepción del sector conocido como La Italia, en inmediaciones del cementerio nuevo,  donde los olores son nauseabundos.

Conciencia

Edwin Benavides, ingeniero ambiental de la CVC, aseguró que el papel de la corporación con respecto a los zanjones es evaluar los diseños presentados por Aquaoccidente o el municipio, con los cuales se espera colectar o evacuar las aguas lluvias, con el fin de que  cumplan con los determinantes ambientales.

Sin embargo, indicó que sí adelantan trabajos puntuales con las comunidades que  tienen más influencia en los cauces.  

De otro lado, el ingeniero, GermánRamírez, de la Oficina de Gestión del Riesgo, al resaltar la importancia de los zanjones, dijo que se han endurecido las normas para evitar que sigan construyendo sobre las áreas de protección.

Afirmó  que no le parece una utopía que algún día, un mandatario, como sucedió en Japón, recupere el río Palmira para el disfrute de la comunidad.  “Yo veo con agrado como Medellín está destapando sus ríos y nosotros estamos a tiempo de hacerlo con el nuestro”, puntualizó.

UtopíaUna de las bellezas y patrimonio más grande de la ciudad, el río Palmira, se encuentra taponado, cuando podría convertirse en un área ambiental de innumerable valor para el municipio, aseguró Germán Ramírez, ingeniero ambiental de la Oficina de Gestión del Riesgo quien insistió que hay que “pensar en grande cuando se habla de los zanjones”. Sin embargo, dijo que falta más mantenimiento de la empresa Aquaoccidente y que la CVC también tiene gran ingerencia, y “así se lo dijimos a su directora”. “Hay que trabajar en equipo para que las personas que están ocasionado daños sean castigadas, quitar las porquerizas y ganaderías, sin olvidar los ingenios que invaden la zona de protección. En todo esto debe actuar la CVC como autoridad ambiental”, reiteró. 

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