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“Los autores de los crímenes en Buenaventura deben tener su merecido”: Obispo Epalza

Monseñor Héctor Epalza, el obispo de Buenaventura, se refirió a la violencia que afecta al Puerto, a las muertes, a la zozobra de la ciudad.

3 de noviembre de 2012 Por: Redacción de El País Buenaventura

Monseñor Héctor Epalza, el obispo de Buenaventura, se refirió a la violencia que afecta al Puerto, a las muertes, a la zozobra de la ciudad.

Héctor Epalza Quintero es el pastor de la iglesia católica de Buenaventura, que siempre ha elevado su voz de protesta ante los hechos de violencia que han azotado al puerto.Sus denuncias, en muchas ocasiones, han levantado ‘ampollas’ en algunos sectores, entonces le han significado amenazas veladas o directas. En este nuevo ciclo de sangre y miedo que atraviesa la ciudad, su voz se escucha otra vez fuera del púlpito, del templo, más allá de las celebraciones eucarísticas que preside. Surge como una plegaria por la paz, por esa esquiva tranquilidad que desde el 6 de octubre abandonó a los bonaverenses.Desde ese día, una nueva guerra se desató en la ciudad. Y esta, desafortunadamente, es ya una ciudad acostumbrada a las guerras. Pero esta vez pareciera distinto: cuerpos desmembrados, cadáveres enterrados en la mitad de un barrio, gente que huye de sus casas al interior del mismo Puerto. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? ¿Cómo entender?Las autoridades hablan de una confrontación entre bandas criminales. Dicen que Los Urabeños llegaron a Buenaventura para enfrentarse con una oficina de cobro bajo influencia de Los Rastrojos, conocida como La Empresa. Que esa es la razón de los muertos. De la sangre que corre por las calles. De los descuartizamientos. De la Barbarie. Al menos de esta que aterra a la ciudad en los últimos días.Mientras se encontraba en Bogotá, Monseñor habló un poco de todo esto. De los días violentos, del dolor de la gente, del suyo propio al ver esta guerra estallando en las calles. También se refirió a los desaparecidos, el otro drama que, en silencio, también desangra lentamente a la ciudad. Monseñor, como líder de la comunidad católica en Buenaventura, ¿cuál es la sensación ante los hechos de sangre que están ocurriendo en la ciudad?Un inmenso dolor y preocupación por toda esta falsa civilización de la muerte que quiere mandar en Buenaventura.Ante esta situación ¿cuál es la posición de la Iglesia ?Yo hago un llamado a la cordura, al respeto, a la vida, tenemos que promover entre nuestras familias esa cultura por la vida.Una contradicción, aunque necesaria, en medio de estos crímenes terribles... Sí estos crímenes son muy atroces, de desmembrar a las personas, eso es salvajismo, eso es no respetar la vida.¿Qué se le puede decir a la gente, sobre todo si se trata de las víctimas de una guerra que seguramente no es la suya directamente ?Lo primero es nuestra voz de condolencia. Lo segundo, que colaboremos con las autoridades para que cesen estos crímenes; lo peor que nos puede pasar es la indiferencia. Colaboremos para que los autores de estos crímenes tengan su merecido.¿Usted ha hablado con la Policía y el alcalde sobre estos temas?No he tenido la oportunidad.En la ciudad se habla de la guerra entre Urabeños y La Empresa... Eso no es de mi competencia. ¿Qué actores armados están detrás de todo esto? Para eso son las autoridades. Y que los autores, tanto intelectuales como materiales, sean puestos a buen recaudo. En esto que está pasando debe haber autores intelectuales.¿Qué ha podido palpar en los barrios con los sacerdotes en sus parroquias?Los sacerdotes están muy preocupados. Por ese miedo ha disminuido la participación de la comunidad, especialmente en la misa de los domingos, sobre todo en los barrios que están tocados por la violencia, donde la gente se encierra a la seis de la tarde. El número de fieles ha disminuido mucho.Pero, entonces qué está pasando, ¿por que el silencio de las autoridades?Hay que hacer algo. Con todo el respeto de las autoridades, pero hay que exigirles que nos digan qué está pasando. Esto no puede seguir así, no se puede seguir señalando que son hechos aislados, tiene que saberse la verdad, toda la verdad. Pero además de esa ola de violencia en el Puerto, de todo lo que ha pasado estos días, están también los desaparecidos...No dejaré de protestar, no dejare de rechazar ni de alzar mi voz de protesta para que todas estas arbitrariedades contra la vida humana se acaben en Buenaventura.¿Cómo califica esa situación de los desaparecidos? Porque no es nueva pero medio de esta guerra, de esta violencia que ha llegado a estos niveles, es un asunto, si se quiere, mucho más doloroso Se lo dije al Papa en mi reciente visita a Roma, es el drama más doloroso de Buenaventura: el drama de los desaparecidos. Sus familias sobreviven en esa angustia de saber si existen, dónde están, qué les ha pasado.Hay que señalar cifras reales, no maquillar las cifras verdaderas, el drama real de estos desaparecidos, una dura realidad que está sufriendo Buenaventura.

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