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Las obras del maestro que nadie conoce

Colección de pinturas que el maestro Ómar Rayo nunca le mostró a nadie.

29 de enero de 2012 Por: Redacción de El País

Colección de pinturas que el maestro Ómar Rayo nunca le mostró a nadie.

En el Museo Rayo y en la casa de su fundador en Roldanillo, con frecuencia se hacen hallazgos insospechados, tesoros que han estado ocultos durante años y que enriquecen el acervo artístico de la institución.“Todos los días descubrimos obras que desconocíamos y cosas que hacen parte del museo, que nos maravillan”, dice Águeda Pizarro, esposa de Rayo y directora del museo.Por ejemplo, “la exposición que tenemos en este momento, ‘Rayo sin sombra’, está conformada con veinte obras casi desconocidas, que Ómar mostraba una que otra, de vez en cuando”, añade.“También estamos mostrando una obra deslumbrante, muy representativa de su período ‘blanco y negro’, la serie titulada ‘Memoria de H.R.’, por un hermano de Ómar que murió a edad muy temprana”, la cual tampoco era conocida.Águeda, quien vivió al lado del artista durante 40 años y lo acompañó en todos sus emprendimientos, admite que “al ver su obra estoy descubriendo aspectos de su vida en los cuales él no hacía énfasis”.Igual le sucede, desde otra perspectiva, a Juan José Madrid, secretario general, quien lleva 22 años trabajando para el Rayo, por lo cual ya podría ser clasificado como ‘pieza de museo’.“De la exposición actual hay varias obras que yo nunca había visto”, reconoce. “En la colección hay muchas otras obras del maestro que él nunca mostró y que son completamente desconocidas por el gran público y por los estudiosos mismos de la obra de Rayo, porque apenas la está descubriendo Miguel González, quien es el curador del Museo, y se están inventariando”, añade.Además, en la colección del Museo hay obras muy valiosas de otros artistas, entre ellas, de Joan Miró, de Marcel Duchamps, “que va a mostrar Miguel más adelante”, cuenta Madrid.La citada obra llegó a Roldanillo porque “Rayo le dio una obra suya a Duchamps y éste le entregó una propia al maestro”, explica el secretario de la entidad.Entre las curiosidades allí conservadas figura una caricatura del chileno Roberto S. Matta (1911-2002), “que tenía el maestro y que Águeda trajo de Nueva York. La dibujó en una servilleta mientras conversaba con Rayo”, cuenta Madrid.Éste también revela que una de las grandes aficiones de Ómar Rayo fue la fotografía “y le encantaba fotografiarse con mucha gente”. En Roldanillo hay una colección que nunca ha sido exhibida, a pesar de haber sido “curada por el maestro”, titulada ‘Fósil de la memoria’, con fotos en las cuales aparece él con grandes artistas universales, con sus amigos, con políticos y personalidades, en diferentes épocas y lugares. A ella pertenecen las fotos incluidas en estas páginas.“Es una colección tan grande, que para exhibirla ocuparía todo el Museo”, dice Madrid. “Es tal su cantidad, que todavía no sabemos cuántas son”.El Rayo que nadie conocíaOtro tesoro es el del todavía recién inaugurado Museo del Intaglio: “En los inventarios que hicimos el año pasado contamos más de mil y recuperamos 400 planchas o matrices, algunas de las cuales estamos exhibiendo en este momento. Esto es muy llamativo, porque la mayor parte de artistas las destruyen después de hacer la obra. En cambio, el maestro las conservaba”, dice su más cercano asistente. Esa exposición, titulada ‘El oficio del grabar’, “muestra cómo trabajaba las matrices de los intaglios y cómo después sacaba los ejemplares. Con razón un crítico alemán aseguró que Rayo le había insuflado oxígeno a la geometría”, explica Édgar Correal, curador de los intaglios.Otro de los tesoros del museo permite conocer a Ómar Rayo de 17 años, cuando hizo un curso de caricatura por correspondencia con la Escuela Zier de Argentina, en 1946. Siempre conservó los dibujos que hizo durante sus estudios, las notas que le mandaban los profesores y el carné que lo acreditaba como estudiante: “Uno se queda aterrado de ver todo lo que el maestro guardaba”, dice Madrid.También se conservan las primeras caricaturas que hizo de personajes de Roldanillo, “muchas de su época del ‘maderismo’ (finales de los años 40) y también del ‘bejuquismo’ (comienzos de los 50) y otras obras tempranas suyas, de gran valor”, va enumerando el secretario del museo.Por ser tanto lo que hay para mostrar, ya se tiene pensado hacer una exposición con obras de todas las etapas pictóricas de Rayo.A juicio de Madrid, otras de las joyas del Museo Rayo son los bocetos de las obras del maestro: “Si él iba a pintar diez cuadros hacía por lo menos cien bocetos, de los cuales escogía los que llevaría al lienzo. Lo valioso es que son trazos suyos a mano, de su puño, en papelitos. Todo eso permite seguir cómo era el proceso de creación”. Casi todos esos dibujos fueron hechos en Nueva York, porque él diseñaba allá y regresaba a pintar en Roldanillo.Por otra parte, de Ómar Rayo poco se conoce su trabajo con la escultura: “En el Museo tenemos todo el registro fotográfico de las que hizo, las cuales en su mayor parte están en el exterior, en México y en Ecuador, algunas monumentales, así como algunos bocetos”, cuenta Juan José Madrid, quien no se cansa de anunciar exposiciones.Por todo ello, como dice Édgar Correal: “Al Museo Rayo hay que regresar una y otra vez, porque siempre se están mostrando cosas nuevas”. Y lo que falta por descubrir y clasificar, porque “el maestro tenía obras en Nueva York, Bogotá y Roldanillo, algunas de las cuales no se han traído. Por eso no hemos podido terminar el inventario.

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