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La vida después de la tragedia, la historia de Gonzalo Dussán sobreviviente del vuelo 965

Gonzalo Dussán Monroy, que hoy tiene 56 años, habló con El País sobre los hechos que rodearon ese fatídico 20 de diciembre de 1995 y de su renacer al lado de su nueva familia.

20 de diciembre de 2015 Por: Katerine Mora Hoyos, reportera de Elpaís.com.co

Gonzalo Dussán Monroy, que hoy tiene 56 años, habló con El País sobre los hechos que rodearon ese fatídico 20 de diciembre de 1995 y de su renacer al lado de su nueva familia.

Fortalecido, así se escucha y se ve a Gonzalo Dussán Monroy, uno de los cuatro sobrevivientes del vuelo 965 de American Airlines 20 años después de esa trágica noche, que no solo marcó su vida, sino la de cientos de familias vallecaucanas.

Ese día, dice, no solo tuvo que enfrentar todos sus miedos, sino que vivió uno de los momentos más paradójicos: darle gracias a Dios por su vida y la de su hija Michelle, mientras se enfrentaba el dolor de haber perdido a su esposa y a Gonzalo, su hijo de 13 años.

El camino hacia su recuperación física y mental ha sido largo y doloroso, pero asegura que ya solo le faltan cinco pasos de cien para llegar a la meta.

Desde su casa en Pembroke Pines, en La Florida, Gonzalo, que hoy tiene 56 años, habló con El País sobre los hechos que rodearon ese 20 de diciembre de 1995 y de su renacer al lado de su nueva familia.

¿Cómo ha sido su proceso de recuperación?

Ha sido bastante largo pero creo que yo estoy en un 99,5 % de mi recuperación física y espiritual. Aunque nos acercamos a Dios, a causa de un trauma tan fuerte donde hubo pérdidas de seres queridos muy allegados obviamente es muy duro. Ahora tengo mucha paz y mucho gozo y estoy para servir a Dios en lo espiritual en esta tierra.

¿Se ha preguntado porqué sobrevivió a este accidente?

Cuando uno sobrevive a una tragedia de estas, lo primero que se viene a la mente es: fui escogido por Dios, fui un privilegiado. Entonces automáticamente, como yo hice, uno espera recibir todo lo que se venga de Dios. Yo estaba seguro que él me había guardado la vida con un propósito muy grande, servirle y dar testimonio.

¿Usted era cercano a Dios antes del accidente?

Seis meses antes del accidente estaba padeciendo ataques de pánico por lo que tuve que iniciar un tratamiento psiquiátrico. A causa de esto y de las consecuencias que estaba trayendo ese ‘problemita’ en mi vida, me acerqué a Dios a mi manera. Pienso que eso lo tuvo en cuenta él cuando ocurrió la tragedia.

Venía de afrontar esta enfermedad y justo pasa lo del accidente, ¿cómo lo afronta?

Salgo incluso más fuerte. Lastimosamente sufro porque pierdo a mi esposa y a mi niño mayor de trece años, pero en el fondo de mi corazón siento un agradecimiento profundo por haber quedado vivo. Al despertar después del accidente me doy cuenta que mi hija también está viva y eso me lleva, a pesar del sufrimiento, a ser agradecido con Dios.

Cuando uno se acerca a Dios y entiende cómo él actúa en la vida del ser humano, se da cuenta que las cosas no ocurren por casualidad.

¿Cómo fue ese 20 de diciembre, antes del accidente?

Llevábamos dos días de nevada en el lado noreste de los Estados Unidos. El vuelo desde Nueva Jersey a Miami inicialmente lo habían cancelado, pero después nos llamaron a decirnos que sí volaríamos.

Corrimos nuevamente y cuando íbamos en el carro por la carretera principal al Aeropuerto Newark, el carro patinó y trató de voltearse, pero gracias a Dios no ocurrió ese accidente. Abordamos el avión con mucho estrés, llegamos tarde a Miami y también nos tocó correr para abordar el avión a Cali.

¿Pasó algo inusual en el vuelo a Cali que le hiciera pensar que algo ocurriría?

[[nid:492331;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/dussan.jpg;left;{En esta imagen se ve el momento en que es dado de alta Gonzalo Dussan del Hospital Departamental los primeros días de enero.Archivo El País}]]

No hubo ningún inconveniente ni turbulencia fuerte, el vuelo fue tranquilo. De pronto la persona que viaja muy frecuente a Colombia desde Miami sí se dio cuenta del giro tan fuerte que hizo la aeronave cuando los pilotos tratan de corregir el vuelo, pero no se dieron cuenta de la altura que traía el avión y eso es básicamente lo que lleva a que la nave impacte contra la Cordillera.

Mauricio Reyes (otro de los sobrevivientes) me dijo que cuando el avión giró a la izquierda -el vuelo normalmente viene de norte a sur para aterrizar en el Valle- se sorprendió mucho, él estuvo más consciente en estos momentos de pánico tan fuertes que se vivieron antes del impacto.

¿Recuerda los momentos previos al siniestro?

Yo quedo inconsciente y no me doy cuenta sino hasta el otro día cuando abro mis ojos y creo estar en mi cama y mi casa, pero cuando comienzo a sentir dolores, frío y soledad, voy tomando conciencia de que en efecto ha ocurrido un accidente.

Solamente escucho la voz de mi hija y murmullos de gente quejándose alrededor; trato de pedir auxilio porque dentro del fuselaje estaba completamente oscuro. Me acerco al cuerpo de mi hija, la toco y cuando me doy cuenta que tiene fracturas y que no puede pararse, la dejo ahí y trato de salir del avión.

¿Qué pasó cuando logró salir del fuselaje?

Veo la luz del día y escucho los helicópteros que estaban rodeando el lugar tratando de hallar señales de vida. Me motivé mucho, más cuando me di cuenta que mi hijo estaba vivo. Ese fue el momento de más motivación y emoción. Yo no me veía heridas muy protuberantes y eso también me llevaba a tratar de caminar dentro del lugar para tratar de auxiliar a las personas.

¿Cómo fue el momento del rescate?

[[nid:492330;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/photo-1.jpg;left;{El rescatista le hizo llegar esta imagen a Gonzalo Dussan del momento en el que era evacuado de la zona del siniestro el 21 de diciembre de 1995. Especial para El País}]]

Después de que me bajaron, me trasladaron del lugar de la tragedia al helipuerto que habían hecho en el corregimiento de El Placer. Recuerdo que me traían en una camilla y sentía mucho pánico, por eso le dije a un muchacho de la Cruz Roja que yo no me subía en la camilla si el no se subía conmigo y el prácticamente arriesgó su vida. No vengo sino a crear conciencia como dos días después de estar en el hospital que veo a mis hermanos alrededor de mi cama y les pregunto automáticamente que cómo están mis hijos.

Lea también: Así narra Laureano Quintero cómo fue el rescate tras el siniestro del avión de American Airlines

¿Cuándo se da cuenta de cómo murió su hijo?

En el hospital me contaron que él había muerto, pero después de dos o tres años mi madre me dijo que me veía un poco fuerte para decirme lo que había ocurrido. Cuando yo escuché que el niño había quedado colgado de un árbol, quedé impactado y recordé que cuando salí del fuselaje veía los árboles y la naturaleza y él me hablaba cuando escuchaba mi voz, pero yo no podía verlo.

Cuando mi madre me contó, me dolió mucho. La pérdida de un hijo no se lo deseo a nadie, pero cuando una verdad llega, el alma descansa un poco. Eso lo que te puedo explicar con respecto a la verdad que me dijeron del niño mío.

¿Sueña con ese momento?

No. De hecho, nunca he tenido sueños de miedo ni de accidentes a pesar de que los primeros meses me estaban afectando nuevamente los ataques de pánico. No obstante, al haberme acercado a Dios me di cuenta que ese era un espíritu de muerte que estaba atormentándome para llevarme a depresiones, para tratar de acarrear un ataque al corazón o cerebrovascular.

¿Para usted es difícil viajar en avión?

Los primeros años fue muy duro, incluso me demoré casi dos años en poder regresar a Nueva Jersey, que es donde vivía. Yo era muy nervioso, le temía a las alturas, a volar y cuando ocurre este accidente yo no quería saber nada más de aviones. Ahora ya puedo volar normalmente, sin ninguna medicina y sin nigún tipo de anestésico en mi cuerpo.

¿Tras este incidente, valora algo especial de la vida?

El estar con Dios y saber que tengo una nueva familia (su esposa Victoria y sus otros tres hijos). También el saber que Dios ahora me ha bendecido más de lo que lo había hecho antes y eso lo motiva a uno a seguir adelante con su vida.

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