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Dapa, un paraíso turístico amenazado por el abandono de las vías

La carretera está destrozada y los servicios básicos no se prestan bien. El turismo sostiene la zona.

27 de mayo de 2012 Por: Por Luiyith Melo García Reportero de El País

La carretera está destrozada y los servicios básicos no se prestan bien. El turismo sostiene la zona.

La subida es como por entre cráteres. El polvo y el barro envuelven el pavimento que alguna vez existió en la vía que se enrosca como una serpiente buscando el cielo, a lo largo de 14 kilómetros.No hay mucho espacio para maniobras, tal vez tres metros y medio de pavimento sin bermas a los lados, sin señalización que le defina carriles a los vehículos y con regular iluminación en las noches. A un lado hay abismo y, al otro, la pared de la cordillera occidental.Los carros casi que se acarician de frente o de costado al encontrarse en las curvas, saltan o frenan de súbito ante los huecos y trepidan en el pavimento descascarado. Los racimos humanos que a veces cuelgan en los camperos que transportan a la gente por la zona se quieren desgajar. Los accidentes no faltan.Las volquetas llenas de roca muerta, extraída de minas de Dapa, no cesan de pasar. Levantan nubes de polvo en el callejón y hunden cada vez más el suelo que remueven con su pesada carga. Los automóviles circulan con dificultad.Neyla Soto dice que “a esto nadie le pone cuidado, las volquetas son las que más daño hacen”... Está sentada en una banca afuera de su casa viendo pasar, como una película repetida, el drama cotidiano del tráfico por las Pilas de Dapa. Poco más arriba, en el puente sobre el río Arroyohondo hay una curva de casi 180 grados por donde solo cabe un carro. El que sube tiene que esperar que pase el que baja, o viceversa. Debajo del puente, algunos bañistas disfrutan de los charcos. A un lado del puente hay casas casi colgando del barranco y un grupo de niños juega en una bahía y un sendero peatonal que construyó Colombia Humanitaria hace poco, luego de las averías que dejó el invierno. También se hizo un muro de contención para prevenir una tragedia.A partir de allí, los huecos hacen una pausa en la carretera, hasta la iglesia San Francisco. Es un tramo de unos tres kilómetros, al que le hizo mantenimiento Corpodapa, una organización no gubernamental que trabaja por el bienestar de la región y que tiene 250 voluntarios aportantes y empresas privadas que le hacen donaciones para apoyar su labor.Tiene un jardín infantil con 60 niños de estratos 1 y 2 a quienes se les da refrigerios y almuerzos, para que las mamás puedan trabajar en ese lapso de tiempo. E invierte en obras físicas como el mantenimiento de la vía.Después de la iglesia la carretera se vuelve a quebrar. Parece un camino de herradura hasta el crucero del Chicoral, atravesando bellos paisajes, lujosos restaurantes y atractivos sitios turísticos. “Los restaurantes se están acabando porque la gente cada vez viene menos por el mal estado de la carretera”, dice el propietario de uno de ellos. Por eso fue que promovieron, con la comunidad, la protesta del pasado miércoles, que reclamaba atención del Estado para la carretera. Una docena de restaurantes campestres que prenden sus fogones en el suave frío del clima de Dapa son el atractivo turístico de esa región, a diez minutos de Cali.Samuel Patiño, uno de los visitantes de fin de semana, dice que ya no le dan ganas de subir a Dapa, al menos no como antes, porque la carretera está muy mala. “Los primeros cuatro kilómetros y los últimos cuatro son un camino de herradura y siempre hay accidentes”, afirma.Martha Cucalón, directora ejecutiva de Corpodapa, dice que esa entidad y la comunidad han hecho un esfuerzo para hacerle un mantenimiento a un pedazo de la vía, pero la plata no alcanza.LaAlcaldía de Yumbo hizo saber que no invierte en la vía porque es departamental . Y el departamento sostiene que es una vía municipal. Cucalón señala que la Gobernación ofreció $288 millones, como parte de una partida a la que debería concurrir Yumbo, para hacer los estudios y diseños del proyecto. Luego deberá empezar el arreglo desde el Mall Center de la entrada hasta el sector Pilas de Dapa (unos cuatro kilómetros), y posteriormente desde la Iglesia al kilómetro 14 que son los tramos más deteriorados. Se espera que eso se pueda hacer este mismo año.Más problemasPero no sólo la vía es el dolor de cabeza de este ‘paraíso’ emproblemado. Cucalón dice con humor que los habitantes de Dapa sólo se pueden enfermar tres veces a la semana porque únicamente hay consulta de miércoles a viernes en el puesto de salud, sin dotación, ni servicios básicos que hay en Miravalle, una de las trece veredas de Dapa, que a propósito no tiene un poblado o centro de ciudad, sino caseríos irrigados a lado y lado de la carretera principal. Una urgencia médica no es posible atenderla allí, la gente tiene que salir corriendo hasta Cali o Yumbo ante cualquier emergencia.La educación es un poco mejor. Hay 1.200 niños en dos colegios con vocación agropecuaria y turística y en varias escuelitas de primaria. Pero la movilización de los estudiantes y de las demás personas a lo largo de esa loma no es fácil. El transporte es deficiente. Las busetas de la Cooperativa Ciudad de Yumbo no suben hasta arriba si no están llenas, dice Amalia Garzón, una vendedora de arepas a orilla de carretera. Y los camperos que vienen de Cali pasan cada media hora en la ruta Cali – Dapa.Pese a la cantidad de quebradas, ríos y riachuelos que tiene la región, sus más de siete mil habitantes no tienen agua potable. Cada parcelación o vereda ha montado su acueducto, con una red de tubería y mangueras para distribuir el líquido en una determinada población. Hay una decena de acueductos en Dapa y muy pocos le agregan cloro al agua antes de su consumo. La CVC afora el consumo del líquido. El paraíso verde con ráfagas de viento fresco de Dapa también está amenazado. Deyanira Hurtado, líder de la vereda Yumbillo, se quejó de que los mismos campesinos están talando el bosque y están dejando de sembrar alimentos para lotear y vender el terreno o distribuir las propiedades entre la familia.Ni las cabeceras de ríos y quebradas se salvan. Luis Fernando Sánchez, líder de Alto Dapa, advierte que Yumbo no está cumpliendo con la ley ambiental que lo obliga a comprar los predios aledaños a las cuencas hidrográficas para preservar la producción de agua.Y la fauna también está siendo esquilmada. Pavas, armadillos, perros de monte y pajaritos ornamentales están siendo extraídos de los bosques para venderlos en el mercado negro de especies nativas.Dapa sigue siendo un paraíso fresco a diez minutos del calor de Cali. Pero el abandono lo tiene amenazado.

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