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"Cambiar cultura de la pólvora es muy complejo": secretaria de Salud del Valle

Hasta el martes iban 104 quemados. Cristina Lesmes, secretaria de Salud del Valle, dice que se debe reforzar la pedagogía con los niños.

4 de enero de 2017 Por: Zulma Lucía Cuervo Plazas | Reportera de El País

Hasta el martes iban 104 quemados. Cristina Lesmes, secretaria de Salud del Valle, dice que se debe reforzar la pedagogía con los niños.

Seguir trabajando con los niños el mensaje de que la manipulación de la pólvora es peligrosa, será la consigna para este año, dice la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes Duque. Lea también: Cifra de quemados con pólvora en el Valle en diciembre de 2016 superó la del 2015

Según la funcionaria, esta será la única forma en que se puedan cambiar los comportamientos, pero los resultados, reconoce, se verán en el futuro. “Con los adultos nos cuesta trabajo erradicar la cultura de la fiesta asociada al licor y la pólvora”. 

También habló de la delicada situación del HUV. 

A pesar de las campañas, muchas con los niños, este año aumentó el número de quemados por pólvora. ¿Qué pasó, por qué no funcionó la pedagogía?

Trabajamos todo el año con los estudiantes, ellos hicieron las piezas comunicacionales de prevención. Creo que gracias a eso tenemos 25 municipios con cero quemados. En los otros, no lo logramos, como en Cali, Buenaventura, Buga, Tuluá, Yumbo y Florida. Hubo mucha quema y venta, yo vi como vendían chispitas  en los semáforos. Lo que pasa es que siempre habrá lesionados y no todos se pueden contar,  la cifra es superior porque los estamos contando más y además hacemos seguimiento. Lo que sí hemos identificado es que no están llevando a los niños a los servicios de salud porque los padres  tendrían que rendir cuentas en el Bienestar Familiar. Tuvimos unos quemados el 7 de diciembre y los detectamos el 31, cuando  consultaron porque la quemadura se infectó, lógico que la gente evita el regaño. 

 En nuestra cultura tenemos impregnado que fiesta es sinónimo de licor y de pólvora, que la Navidad sin chispita no existe, que el 31 sin voladores no existe, y la mezcla es explosiva, es muy complejo cambiar ese imaginario. En las fiestas patronales  también la hay.

   Además hay una contradicción, el Gobierno Nacional permite la fabricación y la importación, es lógico que los que tienen ese negocio la vendan. En los grandes países la pólvora es muy costosa y lo que se hace es una gran celebración municipal, como en Sydney. Incluso en Francia están trabajando para que la pólvora no tenga ruido, porque también genera malestar a los animales.

 Pero mucha pólvora que le gusta a la gente no es de la que ilumina, sino de la  que hace ruido...

Es que tenemos una pólvora artesanal, la ruidosa,  de alta peligrosidad (las petacas, los tumbarranchos, totes, tronantes) y esa gusta mucho porque truena duro, les parece divertido. 

De todas formas hay que hacer algo para tratar de reducir su manipulación...

Vamos a reunirnos con las autoridades de Salud y de Gestión del Riesgo. Y el 22 de enero, que tenemos la primera reunión con los docentes, ese será un tema que trataremos. Pero modificar esta cultura necesitará de un cambio generacional, hay que trabajar mucho con los niños, inculcarle que la pólvora no debe hacer parte de la fiesta, porque con los adultos nos cuesta mucho trabajo. La labor comienza ya, con los niños vamos a mostrar las estadísticas de personas quemadas, los casos,  el impacto en la naturaleza. Ese es el camino que estamos pensando tomar. La semana entrante vamos a hacer un balance de cierre y de proyección de la campaña de este año. Pienso que hay que trabajar en generación de otros oficios para los polvoreros artesanales, ese será un tema con Desarrollo Empresarial. También voy a proponer que los municipios hagan un show, para que la gente más bien asista a ver una quema controlada, en vez de hacerlo en sus casas, así como lo hizo el alcalde anterior de Cali.

Dicen los padres que tienen sus niños quemados por pólvora que no son ellos los que se la suministran, sino que directamente el menor la compra sin problema...

En los adolescentes puede ser cierto, pero no en los niños pequeños. La chispita la compran en la casa. Claro que tenemos casos donde hubo niños lesionados sin que los padres fueran responsables, como el de la niña de Zarzal que estaba sentada en la calle, al lado de un circo, y desde una moto tiran un explosivo y lamentablemente pierde el ojo. También está el caso en Buenaventura de la niña que va caminando y le cae algo en su ropa, la prende y se quema. Pero recuerde que la pólvora no solo afectó a niños, hay un número importante de adultos quemados porque son unos irresponsables, el problema es que seguimos teniendo la cultura del macho.

 Siempre  dicen que  van a sancionar a los padres que permiten que sus hijos manipulen pólvora, pero hasta ahora no hay el primero...

Es cierto que es complicado, yo no conozco sanciones. Es que el padre dice que se la dio el vecino y es difícil probar que haya sido en la misma casa donde la facilitaron.

No es muy complicado cambiar el mensaje de “no a la pólvora” cuando es el mismo padre el que se la suministra al hijo.

Claro que es difícil, pero debemos intentar hacer el cambio de cultura a pesar de lo que se ve en la casa. Es lo que pasa con el tema de la violencia, a los niños se les enseña que a la mamá no se toca y sin embargo ven en sus hogares que el papá trapea el piso con la mamá. Sin embargo empiezan a entender que esa conducta del papá no está bien, porque además ven a su mamá sufrir. Con la pólvora vamos a trabajar mostrando los riesgos, mostrando ejemplos, creemos que así podemos modificar los imaginarios.

La gente dice que la chispita es inofensiva...

No es cierto. La chispita es un alambre con un contenido de pólvora, cuando se quema queda incandescente, cuando usted lo toca estando caliente se quema, la chispa también prende tela o daña un ojo. No es tan inofensiva como parece. 

A hoy (martes), ¿cuál es la cifra de quemados por pólvora en el Valle?

Son 104 personas. Hay una cosa que ha mejorado, las heridas son más leves, tenemos cuatro personas que perdieron falanges (de los dedos de la mano), una niña que perdió el ojo, hay varias lesiones de córnea, un quemado en cara. Las quemaduras no alcanza a llegar a grado tres, esa es una ventaja.

 ¿No cree que faltó más control de la Policía? Usted misma  vio venta en los semáforos...

El ejercicio no es tan efectivo. Tuvimos una denuncia de una persona que dijo donde estaban vendiendo pólvora, la Policía llegó, revisó el bulto y se fue. Lo ideal es que nadie la manipule, que se acabe la quema familiar, porque es muy difícil ponerle un policía a cada persona.

Usted habla de 25  municipios con cero heridos. ¿Van a analizar qué pasó allí, si el mensaje realmente funcionó y no se quemó pólvora o fue más bien que no se llevaron los quemados a los hospitales?

Trabajamos mucho en Vijes, Caicedonia y otros municipios que ahora no recuerdo. La pregunta es si hubo quema  o si simplemente no reportaron los quemados, lo que llamamos silencio epidemiológico. Pero sí vamos a analizar esos lugares.

Es  muy curioso que en municipios donde hacen la pólvora artesanal, como La Cumbre o Roldanillo, no haya quemados...

Yo quisiera saber qué sucedió. La respuesta no la tengo y es parte del trabajo que se va a hacer con el comité de pólvora.

Cambiando de tema, en la posesión de la nueva junta directiva de la Asamblea, usted dijo que le preocupa el futuro del Hospital Universitario del Valle por dos aspectos: el reingreso de personal por tutelas y la baja ocupación en diciembre, lo que significó menos facturación. Con este panorama, ¿el HUV se va de liquidación?

Tenemos una situación doblemente compleja. Para lograr la Ley 550 se hizo un ejercicio económico previendo unos gastos y unos ingresos. En las condiciones actuales y según las estimaciones, era imposible pensar que el HUV podía tener ingresos superiores a $14.000 millones mensuales.  Cuando se empezó a hacer el ejercicio para la reducción de los gastos, nos encontramos que 30 % de la planta era personal con restricción laboral: incapacidades permanentes y temporales y discapacidades. Es decir, de 1000 personas, 300 no trabajan por estas causas, y ni hablar de los retenes sociales. La cifra de ahorro es de $40.000 millones al año y el costo más alto es el recurso humano. Hicimos el ejercicio de sacar al personal que no era productor de servicios de salud y que no tuviera esos retenes sociales o fuero sindical. Salieron 534 personas y nos quedó un personal mayor de edad y con restricciones que no pueden producir servicios. 

De otro lado redujimos el número de camas, pensando en una estructura más funcional. Indiscutiblemente salieron personas que producían, pero que no podían seguir porque la estructura de costo no lo permitía. Lógico, eso generó inconformidad y es humanamente comprensible, pero era eso o liquidar el hospital, dejar a 3000 personas sin trabajo; era eso o dejar al Valle del Cauca sin servicios de nivel tres público.  Nos llega la tutela y no teníamos presupuestado el pago de esos salarios y tenemos ese bache. 

Y el hospital ha bajado su producción, de forma esperada en noviembre, pero no en diciembre. La situación es que mucha gente prefirió no consultar en urgencias del HUV y fue a otros centros, puede ser por lo que se conoce sobre el hospital, que estuvo desocupado, pero hubo sobreconsulta en otros lugares.

¿Del 100 % de la capacidad instalada que funciona, cuánta se ocupó?

Cerca del 65 %. Y esperábamos estar en el 90 % y eso bajó los ingresos.

Con la situación actual, ¿el HUV se liquida?

Es un camino. En este momento estamos en evaluación de lo que hay, tenemos una reunión la otra semana con la Superintendencia de Salud para mirar cuáles son las posibilidades del hospital.

Si se liquida el HUV, ¿dónde se va a prestar los servicios de nivel tres de salud para la población con régimen subsidiado o la que no tiene seguro?

Habría que contratar por prestación de servicios en una institución pública que sea universitaria. Eso no lo tenemos previsto, apenas  empezamos a mirar qué opciones tendríamos, porque vamos a tener que formular un plan B. El plan A, en el que estamos empecinados, es salvar el HUV a pesar de todas las dificultades internas. Pero no puedo negar que debemos pensar en un plan B.

  Se dice que la droguería del HUV está cerrada y que por eso no tienen servicios los enfermos de cáncer que tienen allá...

Tuvimos el problema de que Vallepharma concentró todo el tema de la gestión y compra de insumos. Pero cuando la Fiscalía inicia el proceso penal con algunas personas del HUV y eso incluye al gerente de Vallepharma, se rompe inmediatamente la relación de dependencia casi que absoluta en la primera semana de diciembre. Eso ocasionó que no tuviéramos a quien comprarle los medicamentos y tuvimos un desfase porque no teníamos proveedor ni negociaciones previas. En el caso de los pacientes con cáncer, eso se solucionó esta mañana y les deben reanudar sus tratamientos.

Usted dice que otras entidades lograron atender lo que antes atendía el HUV. ¿Realmente se necesita el hospital?

Claro que se necesita, porque tiene un mercado que nadie ha copado y es la población pobre no asegurada y la de régimen subsidiado.

Las EPS del régimen subsidiado le están pagando al HUV?

No lo que debían, el 50 % del pago de las EPS estuvieron cerca de cumplirlo, con el 48 %. Estuvo mejor, pero no lo hicieron.

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