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Autoridades alertan sobre aumento de tráfico de fauna silvestre en el Valle

En el 2011, solo en el norte del Valle las autoridades se incautaron de 76 animales silvestres, en su mayoría aves y primates. El tráfico de estas especies es un delito que contempla hasta nueve años de cárcel y multas superiores a $100 millones. Conozca cuáles no debe comprar.

11 de marzo de 2012 Por: Redacción de El País Cartago

En el 2011, solo en el norte del Valle las autoridades se incautaron de 76 animales silvestres, en su mayoría aves y primates. El tráfico de estas especies es un delito que contempla hasta nueve años de cárcel y multas superiores a $100 millones. Conozca cuáles no debe comprar.

Desde 1911 las imágenes de los patos pico de oro, pico azul y zambullidor cira dejaron de aparecer en los libros de ciencias naturales, pues la caza y el tráfico ilegal los llevó a la extinción.Hoy en día se teme que loros, guacamayas, primates pequeños, tortugas, diversas especies de aves, armadillos y otros animales corran la misma suerte, debido a esos males y a lo que algunos llaman ‘mitos’ sobre remedios hechos con plumas y caparazones de algunas especies silvestres.Y es que solo en Cartago en el 2011 las autoridades se incautaron de 76 animales, mientras que este año van 14, entre ellos perros de monte, una boa, un ibis y un tucán. Pero hasta osos hormigueros hacen parte del inventario de fauna rescatada, aunque son las aves, los monos, las iguanas, los armadillos y los guatines los más traficados.No aplicaEl tráfico de fauna silvestre es considerado el tercer negocio ilegal más lucrativo del mundo, luego del narcotráfico y el comercio ilegal de armas, de acuerdo con la Interpol.En Colombia, en junio del 2011 se expidió la Ley 1453, en la cual se contempla como delito la explotación, la introducción, el transporte, el mantenimiento, el tráfico y la exploración de los especímenes fáunicos silvestres.José Guillermo López, director de la Dar Norte de la CVC, recordó que, según esta nueva norma, quienes incurran en este delito pagarán prisión de entre cuatro y nueve años o multas que superan los $100 millones.No obstante, en la Villa de Robledo no se ha impuesto ninguna sanción por esa causa hasta el momento.Según el estudio ‘Comercio de fauna silvestre en Colombia’, la Procuraduría General de la Nación, entre 1996 y el 2004, registró “1.639 investigaciones, frente a los 251.776 animales decomisados; 45 de ellas concluyeron en multa y 263 en sanción diferente... es decir, las sanciones alcanzan sólo el 18,79% de las investigaciones iniciadas”.El intendente de la Policía Ambiental Jorge Castañeda reconoció que hay dificultades en la aplicación de la ley y que las incautaciones se registran como entregas voluntarias, porque para sacar los animales de las viviendas se requiere de una orden de allanamiento “que es difícil de obtener”.Agregó que si bien no se han identificado redes para el tráfico de estas especies, el problema radica en que las personas van y “botan” los animales en los parques de la Salud o Bolívar, cuando ya están grandes o enfermos.Difícil recuperaciónMagola es una lora a la que su dueña saca todas las mañanas a tomar el sol en la puerta de su casa. Hace varios años comparte con esta familia que la adoptó como mascota, luego de que la recibieran como regalo.La situación de Magola no dista mucho de la que viven cientos de animales que las autoridades denominan ‘improntados’, es decir, especies que se han habituado a vivir con el hombre y por ello su recuperación es a veces imposible.Néstor Varela, veterinario del zoológico Matecaña, de Pereira, reveló que allí reciben un promedio de cien especies al mes provenientes del Valle y Risaralda.Algunas llegan en buen estado, pero otras evidencian alteraciones en el comportamiento por haber vivido con humanos durante mucho tiempo y que “así es muy difícil recuperarlas”.Sin embargo, más allá de estos problemas, señaló Varela, los animales y las personas que conviven con ellos están expuestos a enfermedades provocadas por agentes infecciosos que se potencializan por las condiciones insalubres del transporte de éstos o “muchas enfermedades del hombre también se pueden trasmitir a los animales y eso dificulta su recuperación”. Tal es el caso de parásitos de la piel que en un humano o un perro no causan mayor problema, pero que a un mono lo pueden dejar calvo.Amenaza constanteTener fauna silvestre como mascota o comercializarla no son las únicas amenazas que enfrentan. César Antonio Franco, director de la Corporación Serraniagua, señaló que la caza y los ‘mitos’ son otras de las causas que afectan ecosistemas como la Serranía de los Paraguas y la de Tatamá, que ellos conservan.Según él, allí hay registro de osos de anteojos, jaguares y pumas que se ven amenazados por la caza, así como muchas aves propias de esta zona como el compás, el gallito de roca y las pavas, que están muriendo a manos del hombre.“Lo que hay que cambiar es la cultura, hay muchas especies que las sacan porque sirven para remedios, que el gurre sirve para el asma y otros para la potencia sexual, eso no es cierto, son falsas creencias”, puntualizó.Según registros de la CVC, la mayoría de especies incautadas en la Villa de Robledo provienen de la parte alta de la Serranía de los Paraguas, el Parque Natural Tatamá u otras regiones del país como la Costa, de donde son originarias las tortugas morrocoy. Así pues, ambientalistas y autoridades hacen un llamado a la comunidad para que se abstenga de extraer de su medio natural o comprar fauna silvestre para no causarle un daño irreparable a la naturaleza.

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