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Así culminó la marcha en Pradera por el asesinato de Daniela Zúñiga

Más de tres mil personas se volcaron este jueves a las calles de Pradera para echazar la ola de violencia que azota a la localidad.

6 de enero de 2012 Por: Redacción de El País Palmira

Más de tres mil personas se volcaron este jueves a las calles de Pradera para echazar la ola de violencia que azota a la localidad.

Más de tres mil personas se volcaron este jueves a las calles de Pradera para acompañar el sepelio de Daniela Zúñiga Barbosa, de 8 años, tras la explosión de una granada y rechazar la ola de violencia que azota a la localidad. A las 2:30 de la tarde la gente comenzó a llegar. Vestidos de blanco y con banderas del mismo color, mujeres, hombres y niños se apostaron en el atrio de la iglesia para esperar la llegada de los restos fúnebres de Daniela Zúñiga Barbosa, la menor de 8 años de edad que se suma a la lista de víctimas inocentes que deja la guerra que libran dos bandas en este municipio. No importó el implacable sol que a esa hora del día caía abrasador sobre todos los presentes.Sentimientos de dolor mezclado con rabia e impotencia se leían en los rostros de los que puntualmente llegaron a la cita convocada por la Administración Municipal. Sully Marulanda, quien también perdió a su hermana en la confrontación que libran desde hace un año las pandillas de los barrios Berlín y Comuneros, señaló que es “muy doloroso” lo que está pasando en la población. “Yo también soy víctima de esta guerra absurda. Mi hermano murió de un tiro en la cabeza. Dicen que la lucha es por el territorio, pero también tenemos una situación peor y es la delincuencia común que roba y mata y pide vacuna. Esta guerra no es de ahora ya llevamos un año así”, indicó la joven. Entre tanto, a la iglesia la Inmaculada Concepción llegaba el féretro de Daniela precedido por sus padres, Luzdineth y Bolívar, sus hermanos, familiares, amigos, compañeros de la institución educativa San Juan Bosco donde terminó segundo de primaria y miles de pradereños que no soportan más la violencia que se lleva a sus seres queridos y a sus niños. A las 3:20 de la tarde, el padre Semei Lucumí dio inicio a los oficios religiosos. Con una voz que tronaba desde el altar, el clérigo hizo un fuerte llamado a la comunidad para que se solidarice y salga de su pasividad. “La muerte violenta de Daniela demuestra el grado de descomposición en el que se ha caído. Es una provocación para que toda Pradera se levante de su pasividad y se muestre fuerte frente a unos pocos desadaptados”, señaló el cura párroco quien anotó que se debe pedir a Dios que por medio de la muerte de Daniela sea exorcizado Pradera de tanto mal. Insistió que la situación que afronta el municipio es debido a “la falta de solidaridad, de fe y esperanza” de sus pobladores. Por último, el sacerdote afirmó que “los que matan son los más desgraciados que hay en la tierra y que Dios se apiade de sus almas”, tras condenar la muerte de la menor. Al término de la misa, tanto el concejo como la Administración Local expidieron sendos decretos en los que lamentaban la muerte de Daniela Zúñiga Barbosa. El alcalde de Pradera, Adolfo León Escobar, dijo ante los fieles que “tuvo que morir un ángel, una niña para que las autoridades tanto civiles como militares y de policía nos comprometiéramos y tomáramos decisiones encaminadas a recuperar la tranquilidad de Pradera”. El padre de la pequeña, Bolívar Zúñiga, pidió a los violentos que cesaran las confrontaciones pues según dijo “hoy somos nosotros mañana será otra familia”. A la salida de la iglesia la multitud era impresionante. Una caravana de motos precedida por la máquina del Cuerpo de Bomberos formó una calle de honor para darle el último adiós a Daniela.Al tiempo más de dos mil personas a pie con pancartas y banderas blancas lanzaban un grito silencioso de repudio. En uno de los carteles se podía leer una frase que resume lo que debe ser la vida de un niño: “Que nuestros niños sean atacados con cosquillas; que estén muertos…pero de la risa; y que lloren sólo de alegría”. Así, hacia las 5:30 de la tarde, en el cementerio central de Pradera fue sepultada Daniela, una niña que soñaba con ser modelo, alegre y superinteligente. Un ángel, como aseguran quienes la conocieron.

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