El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Salud

Artículo

La historia de los médicos de Cali que batallan contra el VIH en niños

En Cali son cientos los casos de niños portadores del VIH desde que nacieron. Un grupo de profesionales de la Clínica VIH Pediátrica trabaja sin descanso por ellos. Conózcalos.

4 de diciembre de 2016 Por: Anderson Zapata R, reportero del País

En Cali son cientos los casos de niños portadores del VIH desde que nacieron. Un grupo de profesionales de la Clínica VIH Pediátrica trabaja sin descanso por ellos. Conózcalos.

Cuando era pequeño tenía unos soldaditos de juguetes y mi  mamá me decía que las pastas que yo me tomaba eran como ellos: los encargados de  ir a matar al enemigo, recuerda Christopherl*, un joven caleño de 17 años que aún sigue luchando contra ese  contrincante que ya logró, desafortunadamente, arrebatarle a su madre en septiembre del 2014.

El virus del VIH-Sida es el enemigo invisible con el que los ‘soldaditos’  de Christopher tienen  que  enfrentarse cada día.  Ha tenido que combatirlo sin tregua alguna.

Christopher adquirió el VIH después de que fuera amamantado por su madre, pero solo fue hasta cuando él comenzó a enfermarse que los especialistas se enteraron de que su mamá y él eran portadores del virus.

A esta batalla que Christopher afronta desde niño se han ido sumando refuerzos, como el de Pío López, especialista en  infectología pediátrica quien se entrenó en el Hospital Infantil de México. Allí aprendió todo sobre infectología pediátrica y conoció ampliamente  sobre la patología del VIH. “Cuando llegué de nuevo a Colombia encontré que había varios niños diagnosticados con VIH, pero todos estaban dispersos y nadie los atendía de forma organizada desde el punto de vista médico”, comenta el doctor López.

Debido a esto comenzó sus trabajos en el Hospital Universitario del Valle atendiendo a los pequeños en consultas, pero  poco tiempo después se dio cuenta de que esta no era la solución, pues  el acompañamiento de los padres no era el adecuado. En  ese momento  vio la necesidad de fundar la Clínica del VIH Pediátrica.

Este espacio funciona desde el 2011 en el barrio San Fernando. Allí el manejo que se le da a los pequeños es interdisciplinario, debido a que  esta es la única forma que un niño portador del virus pueda llevar una vida completamente normal.

El primer apoyo que  se brinda en la clínica consiste en atender a los pequeños pacientes con pediatras que los ayudan en su crecimiento y desarrollo.

Los chicos también son acompañados por expertos en VIH, y trabajadores sociales que visitan sus hogares sorpresivamente para observar cómo es el ambiente familiar y social  en el que vive y crece el menor.

En cada visita a la clínica los niños son vistos por especialistas del Departamento de   Psicología, y adicionalmente, reciben terapias de lenguaje y fisiatría. Las consultas de gastroenterología también son muy importantes para descartar en los pequeños complicaciones en el  aparato digestivo y órganos asociados.

El doctor Pío López sostiene que  “los niños visitan la clínica dependiendo de las características de cada uno, por eso pueden asistir para recibir estas ayudas cada 15 días o cada mes. Todo depende cómo se encuentren de salud”.

Fue gracias a esta Clínica que Christopher ha logrado superar las dificultades, porque como él bien lo reconoce, “solo no hubiese podido”. Su llegada a la entidad se dio gracias a  la psicóloga Laura Valderrama, quien se contactó con su mamá y le contó sobre la labor que se venía haciendo en el centro de atención. De inmediato su madre no dudó en realizar los trámites para  vincularlo al centro médico.

“Christopher tuvo una infancia bastante difícil porque su mamá lo protegía mucho, pero algunas veces no le daba los medicamentos. Fue muy complicada su adherencia al tratamiento”, comenta la psicóloga Laura Valderrama.

Desde que la Clínica del VIH Pediátrica funcionaba en el Hospital Universitario del Valle han atendido cerca de 1.000 niños portadores de VIH.

Laura fue la encargada de confirmarle la noticia que él desde pequeño presentía. Una tarea nada fácil. “Yo lo sospechaba porque mi mamá me hacía recomendaciones para cuando ella faltara. Cuando pequeño  yo mismo me preguntaba por qué tomaba tantos jarabes”, recuerda Christopher. 

Ya han pasado varios años desde aquel día. Las visitas constantes a la clínica le han servido  para darse cuenta de que otros muchachos de su generación y de otras, padecen la enfermedad. Como Juliana*, de 19 años, con la que se conoció gracias a los encuentros que hace el grupo de apoyo  ‘Gira+’ y hoy es su mejor amiga. La vida para ella tampoco ha sido fácil.

 Para el 2016 se ha reportado un aumento del 15 % de casos nuevos de personas infectadas con el VIH en Colombia.

“Mi papá contagió a mi mamá con el VIH, ella no lo sabía y cuando yo nací me dio leche materna y a los 14 meses se dieron cuenta de que   había adquirido el virus”, explica Juliana.

Algunas personas del barrio sabían de la enfermedad de la joven y  no dejaban que sus hijos jugaran con ella ni que le hablaran. Al ver esto, su mamá sufría recaídas y muchas veces  no le daba los medicamentos. “Mi mamá me decía que si ella se moría que yo muriera con ella, para no dejarme a la deriva, pues mi papá ya había muerto”. Su madre falleció hace 13 años, 3 días antes del cumpleaños de Juliana.

A pesar de las dificultades Juliana y Christopher hoy ya están en el camino universitario. Ella es  técnica en salud pública y él quiere estudiar psicología infantil, también quiere ser jugador de fútbol e irse a vivr a España.

Apadrinando a los más pequeñosJuliana y Christopher ahora son los encargados de realizar el acompañamiento a los niños más pequeños que visitan la clínica y el grupo ‘Gira+’.

“Siempre les debemos explicar cómo se deben cuidar y les contamos que nosotros también vivimos con la enfermedad”, comenta Christopher,y agrega que algunos les  preguntan por qué están allí y se cuestionan por tener la enfermedad.

Nombres cambiados por petición de las fuentes. ?

AHORA EN Salud