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Diez claves para saber si en su casa hay un 'micromachista'

Reconozca las actitudes y situaciones cotidianas que revelan la presencia del micromachismo. Cuando la agresión a la mujer se disfraza sutilmente.

16 de octubre de 2016 Por: Redacción de El País

Reconozca las actitudes y situaciones cotidianas que revelan la presencia del micromachismo. Cuando la agresión a la mujer se disfraza sutilmente.

Las llaman  pequeñas tiranías,  terrorismo íntimo, violencia blanda  o sexismo benévolo, pero de fondo todos son nombres asociados al llamado micromachismo. 

El término fue acuñado por el psicoterapeuta argentino Luis Bonino, director del Centro de Estudios de la Condición Másculina; quien en 199o aseguró que ‘micromachismo’ se refiere a los pequeños controles, imposiciones o abusos de poder de los varones en las relaciones de pareja

Para Viviam Unás, jefe del departamento de pedagogía y participante del Seminario de Estudios de Género de la Universidad Icesi, con él “nombramos las actitudes, creencias, comportamientos machistas que suceden en los ámbitos más íntimos, cotidianos y por el hecho de ser rutinarios, los asumimos como normales. A veces por su sutileza no los percibimos  como violentos y  a veces hasta parece que nos beneficiaran porque se muestran como elogios”.

El término “micromachismo” también ha sido criticado, pues decirle “micro” podría hacer pensar que no importa o que no es grave, pero lo cierto es que se usa para alertar sobre  comportamientos machistas sutiles.  

Lita Lara, de la Escuela de Sabiduría Femenina,  afirma que se puede hacer una reinvención desde lo masculino y lo femenino.  “Y entrenarse en nuevas formas de socializar que contengan el respeto y la igualdad. Estamos atrapados en estereotipos que no honran nuestra verdadera esencia”.

1. “Nada le quedagrande”

Aferrarse a la idea de que las mujeres tienen la capacidad de atender múltiples tareas y salir siempre airosas es, en opinión de la profesora Unás, una sutil dominación que cada día toma más fuerza en varios contextos: “Detrás de esta idea hay una invitación al múltiple trabajo”. ¿Y es que acaso los hombres solo pueden hacer una tarea?  

2. “Él me conquistó con...”

Las revistas femeninas y algunos libros de superación insisten en ratificar la figura clásica de que la conquista debe partir del hombre y que a cambio ellas deben hacerse las difíciles y hasta indiferentes. ¿Por qué dejarle la tarea completa al hombre cuando una pareja es la comunión de dos personas? No sea machista y deje que ella también lo sorprenda.    

3. “¿Y te vas a ir sola?”

Aunque suene a preocupación, es una estrategia de control con la que el hombre busca tener la  tranquilidad de que ella no está haciendo algo indebido. Detrás de la pregunta siempre hay sugerencias “¿Por qué no te le dices a tu mamá que te acompañe?. ¿O le digo a mi mamá?”.

4. “Esas son cosas de mujeres”

Pensar que asuntos como la decoración de la casa atañen netamente a las mujeres, también es una manera de exclusión. Recuerde que no hay asuntos solo de hombres o solo de mujeres; y menos cuando ambos comparten un espacio común. En este caso todos los deberes y responsabilidades son compartidas para lograr el bien común.

5. “Estoy de niñera” 

Cuidar de los hijos se ha implantado como un responsabilidad exclusiva de ellas, pero recordemos que un hijo nace del amor de dos personas. Y antes de quejarse, aproveche que aún puede compartir y disfrutar de sus hijos.

6. “Tú lo haces mejor”

”Tu pasta es mucho mejor que la mía, deberías hacerla más a menudo”. “¿Será que vas y pagas las cuentas? Yo siempre me enredo”. En opinión del psicólogo Luis Bonino, este es un micromachismo utilitario: “Son estrategias de imposición de sobrecarga por evitación de responsabilidades, se delegan tareas en la mujer y esta pierde su energía”. 

7. “Bellas y generadoras de vida”

“La manera como las mujeres somos elogiadas en fechas especiales, como el Día de la Mujer, cuando se exaltan la belleza, la capacidad de ser madre, la dulzura y la suavidad, oculta sutiles formas de control. Solo a nosotras se nos insiste en la necesidad de ser bellas y cuidar nuestro cuerpo porque tenemos que dar vida y en ello se basa buena parte de nuestro valor social. Pero, en cambio, a los varones no les dicen que deben cuidarse para ser padres ni que deben ser suaves o dulces. Los valores con los que celebramos la masculinidad los hacen muy fuertes socialmente, competitivos, pero a nosotras nos sacan de la competencia”, cuestiona Viviam Unás, de Icesi. Todas estas características son humanas, no solo femeninas.

8. “No estás para esas cosas”

Así la frase se cuele en una situación y parezca un sano consejo para que la mujer no se desgaste inútilmente, haciendo ciertas funciones; del otro lado de la moneda es una forma de hacer a la mujer a un lado, de condicionarla, de ponerle límites y menospreciar su capacidad de acción. Es como si a usted hoy le dijeran: “Confórmate con ganar el año, así sea raspando”.

9. Es control, no amor

Siempre has creído que él te cuida, pero, ¿no será que lo que hace es controlarte? ”Forman parte de la  violencia machista: querer controlar el dinero de la mujer, delegarle la maternidad y sus funciones solo a ella. Usar expresiones como  "No sabes manejar el dinero",  "qué parte no entiendes", "estás loca", "no es para tanto", "exageras", "eres  melodramática",  "yo ya hago bastante", entre otras.  Y aunque pareciera que pasan desapercibidas, no es así, pues a niveles inconscientes van tomando cuerpo  en forma de malestar, enfermedad, depresión, ansiedad, aburrimiento sin saber por qué ni de que y así es como también las relaciones empiezan a deteriorarse. Muchas de esas frases son coercitivas y esconden el deseo de dominio, de privar de libertad o disminuir el saber de la mujer”, explica Lita Lara.  

10. El reinado del ‘macho alfa’

El macho alfa siente que le deben rendir pleitesía por el simple hecho de ser hombre, y casi que siente que no debe esforzarse igual en el trabajo, ni en la relación de pareja,  porque al fin y al cabo es hombre y las “honra” a ellas con el  “privilegio” de su presencia. El macho alfa típico siente que no necesita trabajar tanto, ni amar tanto, ni ser tan buen padre, es decir, es un mediocre emocional.    La escritora y motivadora Lita Lara cree que urge  un nuevo equilibrio entre la energía femenina y la masculina.

”Es prioritario el  encuentro con una masculinidad auténtica, hombres  con la valentía para entrar a su corazón y resignificar su manera de ejercer esa masculinidad, y esto implica que se atrevan a validar lo femenino y lo integren a sus vidas. Que transformen su antiguo modelo de ser hombre”.

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