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Ernesto Samper, expresidente de Colombia.

FARC

"Viene un período difícil para implementación de la paz": Ernesto Samper

El expresidente afirma que la Corte Constitucional debe entender que, frente a la paz, no es una convidada de piedra.

5 de junio de 2017 Por: Olga Lucía Criollo / Reportera de El País

Me da cierta vergüenza ajena decir que los incumplimientos más importantes no han venido ni siquiera de parte del Gobierno sino de parte del Estado colombiano”, dice el expresidente Ernesto Samper, al hacer un balance de los seis primeros meses de implementación de los acuerdos de paz entre Gobierno y Farc.

Tras entregar la presidencia de Unasur a comienzos de año y dedicado ahora a impulsar ‘La Iniciativa, unión por la paz’ -que agrupa ciudadanos y empresarios que respaldan los Acuerdos- el exmandatario participó de la conmemoración del aniversario 53 de las Farc en la zona veredal de La Elvira, Cauca.

Allí, desde lo que calificó como “un remanso de paz en un área que era epicentro de la violencia regional hace apenas cinco o seis años”, Samper no solo habló de paz con El País, sino también de Venezuela, de la que cree que la solución a su crisis seguramente pasará por la Celac.

¿Qué experiencia le dejó su paso por Unasur?

Fue como un encuentro con la región. Contra todos los vaticinios, creo que de las regiones que pueden sacar la cara hoy en día en el mundo es la región suramericana. En primer lugar, porque por lo menos hasta hace dos años tenía unos niveles de comportamiento económico que estaban muy por encima del promedio mundial. Segundo, porque es una zona de paz en un mundo abrumado por las guerras étnicas, conflictos religiosos, problemas propios de la Guerra Fría. No deja de ser una buena noticia que en esta región se sigan solucionando las diferencias sin recurrir a la lucha armada. Y en tercer lugar, porque todo esto lo hemos conseguido en democracia. Es una región donde, a pesar de todas las dificultades, la gente sigue votando y siguen escogiendo sus proyectos políticos.

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¿Y ahora, qué está haciendo?

Estoy ayudando en los temas de la paz. Durante muchos años fui una de las personas que más buscó la paz y ahora que no es que la hayamos conseguido, sino que vamos a empezar a construirla, que es distinto, creo que es importante que todos aportemos nuestro granito de arena porque no es una responsabilidad exclusivamente del Gobierno ni de la guerrilla ni de la comunidad internacional, sino que la tenemos que conseguir todos los colombianos.

Primero hablemos de Venezuela. ¿Qué hacer para encontrarle salidas a la crisis que vive ese país?

Las salidas de Venezuela pasan por dos acuerdos fundamentales: uno para preservar la gobernabilidad en democracia, que tiene que ver con la fijación de un calendario electoral, con la habilitación de los actores políticos para que puedan competir y finalmente reconocer las competencias de la Asamblea, y el otro, un programa de ajuste y equilibrio social que el Gobierno está intentando bajo unos parámetros que también ayudó a fijar Unasur.

¿Cree que el nivel de tensión interna de allá pueda derivar en un conflicto grave con Colombia?


Espero que no, entre otras cosas porque hay muchos colombianos que viven en Venezuela, así la mayor parte de los que están ingresando a Colombia sean colombianos que regresan a su país, pero también porque hay mucha relación fronteriza que es necesario cuidar, así que espero que los temas de Colombia y Venezuela se sigan manejando, a pesar de todas las dificultades, mediante consensos que tienen que empezar por los presidentes de cada país.

¿Y cómo analiza la manera como el presidente Santos ha manejado la situación hasta ahora?

No estoy para dar consejos. Puedo hablar de lo que fue mi experiencia y es que, habiendo vivido momentos igualmente difíciles, siempre tuvimos la oportunidad con el presidente Caldera de sentarnos a encontrar salidas aun para temas que eran aparentemente insolubles, como la muerte de varios guardias venezolanos a manos de la guerrilla colombiana.

¿Está de acuerdo en que Maduro se quedó solo en el continente?


Yo pienso que él ha hecho una apelación latinoamericana. Hasta el momento ha obtenido un respaldo para esta vía del diálogo y espero que él mantenga su voluntad de dialogar. Sin eso, los designios para Venezuela no son buenos.

¿Será la OEA la llamada a solucionar la crisis del vecino país o cree que tiene más posibilidades una tercería de países?

Yo creo que el tema va más por el lado de la Celac, que agrupa los intereses latinoamericanos.

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Ahora sí hablando de la paz, ¿está de acuerdo con que se haya recalendarizado el cronograma de la implementación de los acuerdos?

En primer lugar, creo que todas las diferencias se deben superar así, como se hicieron los acuerdos, por un consenso en la mesa de negociación entre las Farc y el Gobierno. No debemos convertir los plazos en algo absolutamente innegociable. Al contrario, si nos demoramos 53 años en encontrar una salida pacífica al conflicto armado, que nos demoremos unas semanas más o inclusive unos meses en que se pongan en marcha estos acuerdos tan complejos, me parece que no es una cuestión de vida o muerte.

Pero la oposición dice que eso demuestra que el Gobierno hace lo que quieran las Farc...

Sí, pero esos son los enemigos de la paz que todos conocemos. Sabemos cuáles son sus intenciones. Pregúntele a los colombianos si quieren que este país hacia adelante viva en paz o si quiere que regrese la guerra y encontrarán una respuesta a lo que están pretendiendo hacer, que es deslegitimizar los acuerdos de paz.

¿Qué es lo que mejor ha funcionado en estos seis meses de implementación y dónde se ha flaqueado?

Yo creo que lo que mejor ha funcionado ha sido la voluntad de las Farc, que aceptaron desplazarse a unas zonas de concentración, donde podrán ser registrados y donde no encontraron todas las facilidades que les habían ofrecido, pero que ellos mismos ayudaron a construirlas. Yo creo que las Farc han cumplido y me da cierta vergüenza ajena decir que los incumplimientos más importantes no han venido ni siquiera de parte del Gobierno sino de parte del Estado colombiano, como sucedió con la interpretación política e ideológica que ha hecho la Corte de un acuerdo tan importante como era la forma cómo se iban a dar cumplimiento a los acuerdos mismos.

¿Y qué le faltaría a la guerrilla?


Creo que la guerrilla está calibrando su disposición, su posibilidad de cumplir. Ahora viene una etapa muy difícil, que es la reincorporación, pero no forzaría las cosas mientras no estemos seguros que los objetivos fundamentales, que son garantizar la seguridad jurídica, económica, y vital de las personas que se han sometido al proceso se pueden cumplir; sin olvidar un tema que lamentablemente se ha dejado para un segundo nivel, que es el de las víctimas. No nos olvidemos que lo que le da fuerza ética a los acuerdos de paz es que el gran referente son las víctimas, hay que seguir en esa dirección.

¿Tras el fallo de la Corte, le preocupan los obstáculos que pueda tener el ‘fast-track’ en la próxima legislatura?

Creo que va a ser un periodo difícil, pero también veo que hay mucha voluntad de quienes participaron apoyando los acuerdos para sostenerlos políticamente. Además, si la Corte entiende que su papel no es ser un convidado de piedra que no tiene nada qué ver con los acuerdos, sino que son acuerdos en los que está involucrado el Estado, creo que vamos a ser capaces de sacarlos.

Han sido cosas muy importantes, temas relacionados con la amnistía, la protección de la vida de los líderes sociales, en fin, hay instrumentos que han sido aprobados allí y otros que ya están en discusión. Yo espero que logremos terminar esto antes de un año, porque el Estado tiene que cumplir. Imagínese lo que pasaría en este país si la gente que hoy ya se ha desmovilizado regresa a la violencia o si se siente defraudada del cumplimiento de la palabra del Estado. Aquí no podemos arriesgar la palabra del Estado.

¿Será que en las próximas elecciones los colombianos van a tener que escoger entre la extrema derecha y la extrema izquierda?


No, yo no llegaría a tanto. Van a tener que escoger entre un país en paz o un país en guerra.

¿Cómo analiza la mesa de Quito con el ELN?

“Está comenzando a calentar motores. Creo que han logrado avances interesantes. Por ejemplo, se pusieron de acuerdo sobre una interpretación del Derecho Internacional Humanitario que los puede llevar a hacer acuerdos o por lo menos a legitimar acciones humanitarias que se están necesitando. Ya hay claridad sobre la participación de la sociedad civil, que supliría un vacío que se encontró en La Habana... Pero creo que las negociaciones deberían ir un poquito más aceleradamente y espero que así sea, en la medida en que las partes se cojan confianza”.

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