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Toribío también tuvo un día histórico con el anuncio de la paz

Esta población caucana, que ha padecido 743 hostigamientos y ataques de las Farc, vivió ayer un día de fiesta. Esperanza.

24 de junio de 2016 Por: Jessica Villamil Muñoz | Reportera de El País

Esta población caucana, que ha padecido 743 hostigamientos y ataques de las Farc, vivió ayer un día de fiesta. Esperanza.

No era día de mercado, pero los niños corrían en el parque. Había fogón de leña, venta de carne, de sancocho, de artesanías. Música en altoparlantes. Una tarima adornada con bombas rojas y verdes,  se izaron banderas de Colombia, Toribío y la comunidad Nasa.

El pueblo estaba de fiesta. Desde hace quince meses no se escuchan los estruendos de la guerra y ayer el silencio que trae la paz fue ratificado con el acuerdo del Fin del Conflicto en la agenda de negociaciones entre las Farc y el Gobierno.

Mientras el Alcalde del Municipio y el Gobernador indígena le explicaban a la población las bondades del histórico anuncio, Gilberto Cuenú escuchaba atento la transmisión en vivo de la ceremonia desde  La Habana.

Sonreía con la mirada fija en el televisor del único restaurante del parque y repetía en voz baja las frases que le parecían esperanzadoras: “¡Nos llegó la hora de vivir sin guerra!”.

El muchacho tiene 25 años y dice que desde que las Farc decidieron silenciar los fusiles de manera unilateral, sus hijos pueden ir a la calle. Antes, todos los días había un hostigamiento, un ataque. Y lo mismo ocurría en Jambaló, un municipio cercano a Toribío, donde vive su familia.

Lea aquí el acuerdo sobre el cese al fuego

“Esto es increíble”, decía al frotarse los brazos para desprenderse del asombro. Mientras el presidente Juan Manuel Santos y ‘Timochenko’ se daban la mano, Constanza López se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano y recordaba que su segundo hijo nació en el 99, en medio de una toma guerrillera. “¿Cómo no vamos a estar felices? Yo pensé que nunca iba a ver este día”, exclama la mujer que comparte la mesa del restaurante con Gilberto.

Alejandro Banguero perdió parte de su negocio con la chiva-bomba que en 2011 la guerrilla de las Farc dejó rodar por la falda de una montaña hasta la entrada a la estación de Policía. El impacto mató a cuatro personas y dejó a otro centenar herido.

Cuenta que el terror lo invadió dos veces cuando dijeron que iban a acabar con el pueblo y él desocupó despavorido. Con el anuncio de ayer,  también le dio una buena nueva a sus dos trabajadores: en agosto inicia la reconstrucción de la tienda porque está seguro de que los ataques no volverán.

Los policías que custodian el pueblo también están tranquilos, pero no bajan la guardia. Los uniformados ya no se pegan de las paredes para resguardarse de los francotiradores que en 2013 mataron a 21 de sus compañeros. Con chalecos  y cascos antibalas caminan  junto a la guardia indígena o los campesinos y hablan de los retos que traerá la implementación del nuevo Código de Policía.

Uno de ellos admite que todo ha cambiado. Que desde que llegó en comisión, hace cuatro meses, no ha vivido un solo día de terror. La historia que escribe ahora parte en dos los quince años que lleva al servicio de la institución. Su misión  consiste en  solucionar problemas de convivencia, del hombre que hace escándalo con su equipo de sonido, de los señores que se pelean por un asunto personal...

Dice que solo queda esperar si se concreta la paz. Los que no esperan para pronunciarse son los indígenas. Desde la tarima  adornada con bombas recuerdan los 743 ataques y hostigamientos que sufrió Toribío en los últimos 30 años. Indican que habrá que analizar en qué consisten las “zonas veredales transitorias de normalización” adonde serán llevados los guerrilleros desmovilizados.

El alcalde  Alcibiades Escué, con micrófono en mano, sostiene que la comunidad hizo entender a las Farc que el único camino era la paz y que espera que los otros grupos subversivos sigan el sendero porque no soporta que de día tengan el brazalete de las Farc, pero de noche se pongan el del ELN o de cualquier otra banda criminal.

[[nid:549766;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/06/toribio-cese-bilateral.jpg;full;{Desde hace quince meses no se escuchan los estruendos de la guerra en Toribío, uno de los municipios del Cauca más afectado por la guerra. Ayer el silencio que trae la paz fue ratificado con el acuerdo del Fin del Conflicto.Fotos: Bernardo Peña | El País}]]

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